Puede que algunos les sorprenda, pero a la hora de hacer estrategia electoral se miran números. Esto no es una colección de clichés y frases hechas obtenidas de un libro de coaching motivacional (aunque algunos quieran convertir la estrategia y la comunicación política precisamente en eso). Los números pueden estar equivocados, pero son una guía muy útil a la hora de elaborar e implementar estrategias electorales ganadoras.
Desde que el viernes conocimos (gracias a una filtración) que el EBB iba a prescindir del actual Lehendakari, Iñigo Urkullu, mi cerebro de politólogo solo podía hacerse una pregunta: ¿Qué ha empujado al PNV a tomar una decisión de tanto impacto?
Lógicamente la primera respuesta es la obvia. La crisis de resultados electorales empuja a una renovación de sus caras más visibles y en esta tesitura el relevo del Lehendakari se puede antojar oportuno, salvo por un pequeño detalle. Si nos vamos a los números, lo que estos nos dicen es que la crisis electoral del PNV en municipales y generales no es debido a su máximo representante institucional. El desgaste es de la marca porque da igual el candidato que hayan presentado. En la mayoría de municipios, el PNV perdía una cantidad significativa de votos independientemente del candidato. Ni el tan adulado y admirado Aitor Esteban (uno de los políticos más laureados en todo el Estado Español) levantaba unos malos resultados en las generales.
El desgaste es de la marca porque da igual el candidato que hayan presentado
Pero vamos a centrarnos en Urkullu y sus números para sostener la hipótesis del titular del presente artículo (que la sustitución de Urkullu es un error). Antes de empezar: no voy a comentar nada de Imanol Pradales (sustituto de Urkullu). No tengo datos suficientes sobre él como para hacer un análisis justo.
Para atender a los números estratégicos de un candidato tenemos que prestar atención a tres variables: 1) el conocimiento (porcentaje de votantes encuestados que afirman conocer al candidato); 2) la aprobación (porcentaje de votantes que valora con más de 5 sobre 10 a un candidato) y 3) La valoración (nota media que dan los votantes a un candidato). Los números de Urkullu son excepcionalmente buenos según el Sociómetro de mayo de 2023. Tiene un conocimiento de 94%, una aprobación del 68% y una valoración de 5,7 (pocas veces llega al 5 con un conocimiento tan alto).
Tiene un conocimiento de 94%, una aprobación del 68% y una valoración de 5,7
Para que nos hagamos una idea de la dimensión de estos números. Según la tabla de popularidad de líderes internacionales publicada por la Asociación de Comunicación Política (ACOP), si Euskadi fuese un país independiente, Urkullu sería el segundo líder mejor valorado del mundo solo por detrás del presidente de un régimen autocrático como Vladimir Putin.
Pero no es aquí donde reside el error del PNV al prescindir de Urkullu. Estos son números muy generales y pueden llevarnos a engaño si lo que pretendemos determinar es el nivel de competitividad de un candidato, en concreto de Urkullu. Tenemos que ir a los datos segmentados que ofrece el Sociómetro de mayo de 2023. No esperen una sorpresa, los números siguen siendo excepcionalmente buenos.
En cuanto al conocimiento, el Lehendakari está por encima del 90% en la mayoría de los segmentos sociales. Da igual en qué territorio histórico viva, si sabe euskera o no, sea hombre o mujer, la clase social, la situación laboral o a qué partido votó en las anteriores elecciones autonómicas. Solo falla en los segmentos tradicionalmente menos interesados en la política como los jóvenes, las personas que se dedican a las labores del hogar o personas que no tienen derecho a votar. Quédense con este dato: el 98% de los votantes del PSE le conocen.
El 98% de los votantes del PSE le conocen
Vamos con la aprobación. Recuerden 68% en la general. Urkullu tiene una alta aprobación entre mujeres (71%) entre mayores de 65 años (78%), entre clases medias (72%) y altas (74%) entre los migrantes nacidos en el estado español (78%), pero aquí viene lo interesante: Entre los votantes del PSE Urkullu tiene una aprobación del 82%. El líder del PSE, Eneko Andueza tiene una aprobación del 28% entre sus propios votantes. Pero ojo, que eso no tiene por qué ser determinante. Vayamos a la valoración.
Recuerden 5,7 de valoración media. Urkullu tiene valoraciones excepcionalmente altas entre mayores de 65 años, clases altas y votantes nacidos en el resto del estado o en el extranjero. Entre los votantes del PSE, Urkullu tiene una valoración del 6,2 por encima del propio Andueza que tiene una valoración del 6,1.
Esta es la principal razón para determinar que el PNV se ha equivocado apartando a Urkullu de la carrera por la lehendakaritza. No solo tiene un alto nivel de conocimiento, con lo que el trabajo de darle a conocer al electorado ya está hecho, no solo tiene un alto nivel de aprobación que sería la envidia de cualquier presidente de un país democrático y una alta valoración. Lo que tiene Urkullu y le hace altamente competitivo es que tiene un público objetivo al que enfocarse, los votantes del PSE que tienen un posicionamiento ideológico cercano al PNV. De hecho, si tomamos como ejemplo las elecciones municipales y generales de 2023, los mayores flujos de transferencia fueron entre estas fuerzas políticas, perjudicando a los jeltzales. Urkullu es el mejor candidato para retener a esos votantes que viraron hacia el PSE en las generales y está en muy buena disposición de incluso arrebatarle votantes a los socialistas.
Urkullu es el mejor candidato para retener a esos votantes que viraron hacia el PSE
Si en el PNV tienen otra estrategia electoral como ir a por los votantes de EH Bildu con otro candidato, deberían saber que ahí está su error. EH Bildu se percibe como una marca más fuerte que el PNV al margen del candidato.
En muy loable que el PNV quiera renovar su imagen y su marca, que pretenda una renovación de liderazgos, pero eso no lo hará sacrificando a su candidato más competitivo por muy bueno que sea su sustituto. De las formas en las que se ha conocido el "despido" y la sustitución habría que decir que ha hecho que los valores tradicionales del PNV de seriedad, rigor y solvencia acaben donde suelen acabar últimamente: en la papelera. Tal vez ese sea el problema principal del PNV y no el candidato a Lehendakari o el Lehendakari.