Es una suerte poder publicar un artículo de opinión el primer día del año, porque la fecha se presta ya no tanto a hacer balance, que suele ser una forma de castigarse, sino de pensar en las buenas ideas, los objetivos ideales, y los buenos propósitos.

Así que voy a aprovechar que el calendario me es propicio, para hacer la lista de lo creo deben ser las buenas ideas que nos vendrían bien a todos para este 2024, que acabamos de estrenar.

Para empezar estaría bien que la política, los políticos afrontaran los próximos meses con menos dosis de crispación y una actitud más abierta, entendiendo o al menos intentando entender por ejemplo, que al adversario no hay siempre que batirle, sino que en muchas ocasiones, se puede aprender de él y eso, entre otras muchas cosas, exige conocerlo y saber qué quiere y porqué.

Por otra parte sería deseable centrar el tiro en los asuntos que de verdad afectan e importan a los ciudadanos, que dicho sea de paso, tienen bastante poco que ver con quien ocupe el poder, y mucho más con cómo lo ejerza en materias clave como la sanidad, la educación, la economía o el medio ambiente, por citar ejemplos recurrentes que aparecen cada vez que nos preguntan, por lo que entendemos que es prioritario.

Sería deseable centrar el tiro en los asuntos que de verdad afectan e importan a los ciudadanos, que tienen poco que ver con quién ocupa el poder

En el mundo económico a las empresas y a los trabajadores también merece la pena apuntar algunos objetivos, centrados sobre todo en ser corresponsables con todas esas cosas que nos preocupan en primera instancia, y a las que desde la economía debe responderse con propósito y con compromiso.

Esto no significa que unas y otros dejen de trabajar para vivir y por qué no, para ganar dinero, sino que además incluyan entre sus acciones prioritarias esas que ya llevan a cabo algunas compañías que ya han entendido y ponen en práctica que deben generar más beneficios sociales, que el mero hecho de ser rentables y que debe ir traduciéndose en acciones de impacto para con la sociedad en general.

Y a los ciudadanos en general nos tocaría contribuir en la medida de lo posible a colaborar con el resto de los agentes para que allá donde podamos arrimar el hombro, lo hagamos de forma responsable y desinteresada con el fin de intentar construir entre todos, un futuro mejor para los que estamos y para los que vendrán. No se nos puede olvidar además ser exigentes con quien debemos serlo, y seguir reclamando a quienes nos representan que su obligación es dar respuesta a nuestras necesidades y que el resto de las cosas deben quedar en segundo plano.

Compromiso, responsabilidad, ganas y sobre todo apuesta por el interés general es la fórmula para avanzar. Algunos la llevan poniendo en práctica desde hace mucho con excelentes resultados, pero para que de verdad sea exponencial necesita que la practiquemos todos.

A los ciudadanos nos tocaría contribuir en la medida de lo posible a colaborar con el resto de agentes para arrimar el hombro de forma responsable

Por lo demás el nuevo año nace con los problemas que nos dejo el 23 y no fuimos capaces de resolver. Aunque parece que el mundo se acaba en diciembre la realidad es que las cosas continúan en enero, y desgraciadamente en muchos casos es imposible hacer borrón y cuenta nueva para dejar que el nuevo ejercicio pueda empezar de cero.

Sería bueno tener en cuenta estas consideraciones o cuando menos alguna, con el fin de que mejore un poco el panorama, y a una que se conforma con poco, y espera todavía menos, le valdría con que se rebajara unos decibelios el nivel de crispación institucional que lógicamente tiene su traslado a la sociedad en general, y que no es especialmente gratificante. Creo que ese asunto es clave para poder trabajar en positivo en el resto de las cuestiones.

Así que aquí dejo estos propósitos que se acercan bastante a lo que puede ser una carta a los Reyes Magos y que sinceramente creo que es posible ponerlos en práctica si hay voluntad, porque de lo que no tengo duda es de que la sociedad en general ha sido mayoritariamente buena, y nos lo merecemos.

Y si no están dispuestos a apostar por los buenos propósitos, por lo menos que se apueste por el propósito de enmienda que buena falta nos hace.