En capítulos anteriores opinaba sobre lo que deberían hacer Bildu, por un lado, y el PNV, por el otro, si querían gobernar dentro de cuatro años con los socialistas vascos. Es decir, si querían ganar las próximas elecciones al Parlamento vasco.

Excluía, como pueden apreciar, la posibilidad de un pacto entre ellos, de la misma forma que excluyo un pacto de gobierno PSOE-PP en Madrid. Si ahora ya representan, aunque sea de manera difuminada, a las derechas e izquierdas vascas, en 2028 esta distinción será mucho más nítida.

Un acuerdo PNV-Bildu solo sería posible en clave soberanista y solo beneficiaría al más radical que se comería al más sensato y posibilista. ¡Ojo! qué el más radical no tendría por qué ser necesariamente Bildu. Si no me creen, giren la cabeza y observen lo que ocurre en Catalunya, donde Otxandiano participará en el mitin central del candidato independentista más proclive a pactos con los socialistas y más de izquierdas, mientras que la llama del irredentismo la sostiene Junts, un partido de derechas comparable al PNV. Paradojas.

Si el PSE-EE quiere reivindicarse frente a Bildu como la izquierda vasca y frente al PNV como un gestor al menos tan eficaz como ellos, deberá forzar al partido jeltzale a soltar la administración de alguno de los departamentos en los que más han pinchado, como Sanidad

Lo más probable es que en 2028, siga habiendo un gobierno vasco de los socialistas con alguien. Analicemos, por lo tanto, qué debe hacer el PSE-EE si quiere seguir ampliando sus resultados electorales y, en consecuencia, sus responsabilidades en la gestión de Euskadi.

Internamente debe continuar su renovación, pisar calle y ocupar su espacio. Sus cuadros deben mantener una presencia continuada en plataformas vecinales, en la universidad, en la educación, en la sanidad, en la cultura... Y en aquellos entornos en los que estuvieron tradicionalmente y de los que tuvieron que desaparecer por la amenaza terrorista. Ahora pueden. Salgan de sus sedes y de la comodidad de ser un partido pequeño, manejable y cómodo y aspiren a algo más.

Si el PSE-EE quiere reivindicarse frente a Bildu como la izquierda vasca y frente al PNV como un gestor al menos tan eficaz como ellos, deberá forzar al partido jeltzale a soltar la administración de alguno de los departamentos en los que más han pinchado, como Sanidad. Y luego hacerlo mejor, claro.

Los socialistas deberían defender a machete, este cuatrienio, la mejora continua de la escuela pública vasca

Hay varios apartados en los que el PSE-EE puede hacerlo diferente a Bildu y al PNV. Educación, sin ir más lejos. Los socialistas deberían defender a machete, este cuatrienio, la mejora continua de la escuela pública vasca y parar la ensoñación de escuelas apartheid que sostienen los dos partidos soberanistas y la Federación de Ikastolas. Si es desde el Gobierno vasco, perfecto, y si no, discrepancia pactada y manos libres. La equidistancia y la moderación en este caso no sería comprendida. Ni perdonada.

Vivienda, con el apoyo de Bildu, frente al lobby del ladrillo vasco apoyado por el PNV, que busca el máximo beneficio y el menor compromiso social. Debe ser la legislatura del acceso de los jóvenes a las viviendas.

Medio Ambiente y Sostenibilidad, con pedagogía y acción ejecutiva frente a las plataformas locales antitodo, amparadas en el activismo del independentismo y en el miedo electoral de los jeltzales. Esta parálisis ha impedido durante una década el desarrollo industrial de una Euskadi verde y líder en Europa. Molinos, hidrógeno verde y placas solares. No hay otra.

Y el relato. Seguir exigiendo a Otegi lo que no quiere que se le exija. Continuar contando lo que pasó de verdad. En las proporciones reales, no en la mezcla a partes iguales. Para ello hay que estar donde no quiere el nacionalismo que estés: Gogora y Eitb. Si no, el relato lo construirán ellos. Lo están haciendo.

¿Y sobre ETA? Sobre ETA nada. Sobre sus muertos, detenidos, heridos, torturados y desaparecidos se habla largamente en los programas que abordan la violencia policial, el terrorismo de estado, etc (23)

Un dato. Entre 2017 y 2021 ETB 2 emitió un programa llamado '360º'. Era un programa troncal de la administración Iturbe-Barinaga. Reportajes de una hora que abordaban cada semana un tema de interés. Fueron alrededor de 90 títulos.

De ellos, nada menos 23 trataron sobre las torturas en Euskadi, la violencia policial, el terrorismo de estado, etc... Otros 15 programas nos mostraron diferentes aspectos de la política española bajo el prisma de la corrupción, la inestabilidad, la ineficacia... Ocho más trataron directamente sobre el franquismo o la extrema derecha, cinco sobre la monarquía española, cuatro acerca del procés y la infame represión española del mismo, cuatro sobre la iglesia… española. Nada menos que un 65% de los programas giraron alrededor de la maldad que viene de más allá de Pancorbo.

¿Y sobre ETA? Sobre ETA nada. Sobre sus muertos, detenidos, heridos, torturados y desaparecidos se habla largamente en los programas que abordan la violencia policial, el terrorismo de estado, etc (23). ¿Y sobre las víctimas de ETA? Nada menos que ¡cuatro! programas con víctimas de ETA, que comparten ¡cómo no! con víctimas del GAL y de la policía.

Si los socialistas vascos son capaces de influir y gestionar (bien) los aspectos señalados y, además, salir poco a poco a la calle, seguirán creciendo y ocupando el espacio de la izquierda vasca al que aspiran

Por supuesto, no hay nada, cero, sobre cualquier polémica, problema, caso presuntamente de corrupción, clientelismo, mala gestión... que ataña al PNV. El relato y su importancia...

Si los socialistas vascos son capaces de influir y gestionar (bien) en los aspectos señalados y, además, salir poco a poco a la calle, seguirán creciendo y ocupando el espacio de la izquierda vasca al que aspiran. En caso contrario, me temo que han llegado a su tope. Y después vendrá la cuesta abajo, porque su espacio estará permanentemente ocupado por otro, que hoy tiene una parte de su voto prestado y de libre disposición.