Metidos como estamos desde hace unos meses es una especie de bucle electoral, con comicios en Galicia, Euskadi y Cataluña, y la trascendencia que tienen, fundamentalmente las catalanas, para la gobernabilidad de España, hemos dejado a un lado, y le damos menos importancia de la que tiene, a la próxima llamada a las urnas en Europa.
Entre los días 6 y 9 de junio, dependiendo de lo establecido para las citas electorales en cada país, tendremos que pronunciarnos sobre qué queremos en Europa. Una decisión con mucho más alcance de lo que somos conscientes.
A muchos de nosotros, Europa nos parece un ente abstracto y lejano, si a eso le añadimos que nos tienen entretenidos con otras cosas, la realidad es que no le damos a la cita europea la importancia que tiene. Somos muy poco conscientes de que las decisiones que se toman en las instituciones europeas acaban teniendo muchísima repercusión en nuestro día a día. Nos quedamos con cosas de alcance como los fondos Next, que en principio debían llegar como una especie de maná para reactivar la economía tras el frenazo que supuso la COVID, o más recientemente, nos ha vuelto a pitar Europa en los oídos, con las manifestaciones de los agricultores, afectados por directrices que vienen de Bruselas, y que suponían según explicaban ellos mismos, un agravio comparativo.
Europa nos parece un ente abstracto y lejano, si a eso le añadimos que nos tienen entretenidos con otras cosas, la realidad es que no le damos a la cita europea la importancia que tiene
Europa tiene sin duda, que replantearse muchas cosas, entre otras qué papel quiere tener en un mundo globalizado, en el que las decisiones son de alcance total e inmediato, y con dos potencias una consolidada y dirigiendo el mundo como es EEUU, y una China con capacidad para paralizarlo.
Ese qué queremos ser de mayores nos interpela a todos. A nosotros en concreto. el próximo día 9. Cuantos más votemos, más aval tendremos para tomar decisiones, porque el papel del viejo continente en el mundo, debe definirse desde dentro, por nosotros, por los europeos. Para tomar decisiones hay que estar. Es inevitable pensar en el Brexit cuando hablamos de Europa y constatar que el portazo a la Unión, ha tenido repercusiones claramente negativas en el Reino Unido, donde probablemente los ciudadanos hoy, tomarían una decisión distinta.
En todo caso, son muchos los retos que la UE tiene por delante. Desde el punto de vista económico, tanto la pandemia como los conflictos bélicos aún no resueltos, en Ucrania y Gaza, han dejado claras carencias graves. Por citar algunas, la excesiva dependencia que tenemos de determinados países, nos ha supuesto problemas de alcance como el hecho de que los precios de la energía se dispararán, o a una crisis de suministros sin precedentes. Esto sin duda ha dejado que se vean las costuras europeas y evidencia, el gran trabajo que hay por delante para minimizar el impacto, si vuelven a darse circunstancias parecidas. Hay que apoyar a la industria y hay que hablar de reindustrialización. Tenemos capacidad pero no la explotamos y eso no es de recibo y hay que ponerle remedio.
Cuantos más votemos, más aval tendremos para tomar decisiones, porque el papel del viejo continente en el mundo, debe definirse desde dentro, por nosotros, por los europeos
Desde el punto de vista político nos enfrentamos a un reto importantísimo, la ultraderecha y los principios que defiende, está creciendo de forma exponencial en todos los países. Y en general, sus representantes llegan a las instituciones de la UE para defender sus intereses individuales, obviando los comunes, y con discursos y argumentos que hace un tiempo nos rechinaban, y poco a poco van haciéndose un hueco de una forma tristemente natural. Tanto es así, que recientemente la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen no cerró la posibilidad de pactos con estos grupos, algo que hasta ahora era implanteable.
Nos afectó la COVID, y las decisiones más importantes para nosotros, se adoptaron en Europa.
Nos afectan las guerra en Ucrania y Gaza tanto desde el punto de vista político como desde el punto de vista económico, y Europa tiene que definir qué papel adoptar porque su capacidad de influencia es muy pequeña.
En materia económica los procesos de crisis han dejado claras debilidades que estaban ahí, y han aflorado sumergiéndonos en un baño de realidad, e invitándonos a cambiar las cosas.
Si queremos, podemos pronunciarnos sobre la Europa que más nos interesa el próximo día 9. Nos jugamos mucho.