No hace falta ser un águila política, ni una lupa de aumentos para darse cuenta de que lo que ha sucedido en Ajuria Enea con el lehendakari Imanol Pradales y los ocho consejeros y siete consejeras no es lo de siempre. Otro estilo, otra soniquete, otra manera de presentarse ante la sociedad del nuevo Ejecutivo con la impronta Pradales.
Lo protocolario ha sido la promesa del cargo, la fotografía del primer Consejo de Gobierno y la estampa de familia en las escalinatas y junto a un retoño del árbol de Gernika. Lo distinto, el contenido de las palabras de Pradales y la comparecencia de los quince consejeros y consejeras presentándose ante la sociedad y exponiendo una declaración de intenciones con respecto a sus prioridades y retos esta legislatura.
En la sociedad de la imagen les hemos visto y oído y esto ha sido un acierto, a pesar del tedioso largo tiempo que ha durado el proceso de las intervenciones al no ajustarse al límite establecido de tres minutos. No por más es mejor, sino por poco, contundente y bueno ya que hay cuatro años para demostrar que el movimiento se demuestra andando.
Lo que ha sucedido en Ajuria Enea con el lehendakari Imanol Pradales y los ocho consejeros y siete consejeras no es lo de siempre
Más allá de la extensa presentación vayamos a lo mollar, al contenido. Me quedo con este mensaje del nuevo lehendakari en el que pedía a su equipo un nuevo contrato social para mejorar el bienestar y la calidad de vida de la ciudadanía pensando en los ojos de las personas. “En los ojos de las personas” todo un llamamiento al conjunto del Ejecutivo a ver la sociedad desde la calle y no desde los despachos. La cercanía es la exigencia que ha elevado Padrales a los nuevos consejeros y consejeras, así como audacia sin temor a equivocarse. Con ello está transmitiendo la necesidad y el compromiso de arriesgar, algo realmente raro en política y a la vez urgente para recuperar inercia política.
Pello Otxandiano ha acertado cuando permite un plazo de tres meses, los famosos cien día de cortesía al nuevo Gobierno, para acabar de contemplar el puzzle completo desde su puntal, el Lehendakari, sus consejeros y la configuración de la estructura orgánica en los departamentos junto a sus equipos, que es lo que viene ahora. Ha aprendido que las críticas madrugadoras solo sirven en campaña y que a la hora de la verdad, su reto en la oposición es dardear con precisión si quiere ser una alternativa real algún día.
Está transmitiendo la necesidad y el compromiso de arriesgar, algo realmente raro en política y a la vez urgente para recuperar inercia política
El reto de la mejora en Osakidetza ha sido muy esperado en el discurso en boca del nuevo consejero de Salud, el médico anestesista Alberto Martínez, que ha hecho hincapié en los dos talones de Aquiles de este momento, prestigiar la atención primaria y la reducción de las listas de espera. Aunque la gran apuesta es la predisposición a alcanzar un gran pacto que incluya desde sindicatos, el mundo de la universidad, colegios profesionales, todo el personal y los partidos políticos. Saben que todos los ojos están puestos en el departamento y que el lehendakari se la juega, particularmente en este asunto. En gran medida el éxito y el fracaso del Gobierno así como la recuperación de la confianza del votante del PNV están aquí.
Reconozco que la mayor sorpresa ha sido comprobar que Bingen Zupiria estará al frente de Seguridad, y creo no equivocarme si afirmo que hay consenso en que su reconocido perfil tranquilo, encaja muy bien en un departamento muy revolucionado al calor del movimiento asindical Ertzaintzas en Lucha. No me gustaría olvidarme de la aparición de una pintadas en Hernani, sobre los plásticos de unos invernaderos contra el nuevo consejero Zupiria absolutamente execrables. “Zipaios en lucha, tiro en la nuka” “Bingen erne ibili” se podía leer retrotrayéndonos a un pasado reciente que ya no cuenta con respaldo político alguno afortunadamente.