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Soy horrible con las fechas y de a las que el tiempo les pasa mucho más rápido de lo que quisieran. Afortunadamente las múltiples aplicaciones de las que disponemos recuerdan todo tipo de cosas, entre otras, fechas señaladas por algún motivo en nuestro calendario particular.

El pasado 19 de noviembre, el calendario señalaba que era el día de la mujer emprendedora y para más datos, que yo llevo más de 15 años desde que opté por ser mi propia jefa y emprender.

15 años después, es un buen momento para hacer balance sobre las dos condiciones juntas, el hecho de ser mujer y haber emprendido.

Dar el primer paso es más sencillo si no te ves empujado, pero a veces el empujón viene de maravilla

A ser emprendedor/a o empresario/a se llega de dos formas: libremente o empujado por las circunstancias. En mi caso, fue la segunda condición la que se impuso. Dar el primer paso es más sencillo si no te ves empujado, pero no es menos cierto, que a veces, el empujón viene de maravilla, para tomar la decisión que tal vez, en otras condiciones, nunca se llevaría a cabo.

A partir de ahí empieza lo bueno, y lo malo. Recuerdo como si fuera hoy, la cantidad de veces que escuché que por el hecho de ser mujer iba a tener innumerables ayudas y más de una puerta abierta.

Una mujer empresaria sujeta sonriente una carpeta negra

En este sentido, todo parecido con la realidad es pura coincidencia. El resultado, muy fácil de resumir: ni una. Por 'h' o por 'b' yo siempre me quedaba fuera. Si las ayudas eran para locales comerciales, yo era oficina. Si el corte de edad se determinaba en una cifra, yo siempre estaba por arriba o por abajo…

En resumen, jamás he recibido una ayuda económica de ningún tipo, ni para lanzar mi proyecto, ni para sostenerlo en el tiempo. Así que de entrada, lo de ser mujer y emprendedora, puntúa, o al menos a mí y para muchas como yo, lo justo.

En teoría las diferencias entre un emprendedor y una emprendedora son mínimas, pero se hacen enormes si hablamos de percepciones y formas de entender la empresa

Lo que sí computa es definir bien el proyecto, el nicho de mercado al que te diriges y los colaboradores que escoges para hacer esta travesía, donde no siempre las aguas bajan tranquilas.

Y hasta aquí alguno dirá, poca diferencia hay entre un emprendedor y una emprendedora. Lo cierto es que en la teoría, las diferencias son mínimas pero se hacen enormes si hablamos de percepciones y de formas de entender el mundo de la empresa.

Hemos avanzado mucho, pero todavía queda mucho por hacer. Tenemos que seguir abogando por la complementariedad aprovechando lo bueno de cada uno y en especial la sensibilidad diferente, que las mujeres tenemos, también para emprender y para liderar proyectos empresariales.

La verdadera celebración será cuando no existe un día de la mujer emprendedora y pasemos a celebrar el día de emprender, independientemente de quién sea el protagonista

El 19 de noviembre se conmemora el día de la mujer emprendedora. A mi juicio, la verdadera celebración será cuando no exista un día con ese nombre, y pasemos a celebrar el día de emprender, independientemente de quién sea el protagonista.

El emprendimiento no conoce de sexo pero si sabe que aprovechar el talento y las condiciones especiales que todos y cada uno de nosotros tenemos, es muy bueno para los proyectos, y los hace mucho más ricos.

La torre BAT de Bilbao, centro de emprendimiento

La convivencia de talentos distintos ayuda además, a algo tan importante como el que las iniciativas empresariales sigan vivas, manteniéndose y creciendo a lo largo del tiempo.

Porque por mucho que algunos se empeñen en que lo difícil es empezar, la realidad es tozuda y te demuestra en el día a día, que lo si los inicios no son fáciles, lo más complicado es mantenerse. No hay más que ver la media de vida de los negocios, superar los 7 años es un auténtico triunfo.

Por eso, como mujer, como emprendedora pero sobre todo como persona profesional tengo que agradecer a todos aquellos que me han ayudado a llegar donde estoy porque el hecho de que se hayan ido cruzando en mi camino me ha permitido no sólo mantener mi proyecto, sino hacerlo más grande.

Emprender no es fácil, pero es absolutamente gratificante. Así que independientemente de tu sexo, si quieres hacerlo, prepárate, busca las mejores opciones y no dejes de cumplir sueños.