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Tres intelectuales de notable peso, los tres norteamericanos, han publicado recientemente sendos ensayos que giran en torno a la libertad y sus riesgos en el mundo presente. Joseph Stieglitz, premio Nobel de economía, Anne Applebaum, politóloga, una de las grandes ensayistas actuales, y Timothy Snyder, historiador y profesor de Yale. Applebaum se sitúa políticamente en el conservadurismo mientras Stieglitz y Snyder son progresistas. Sin embargo, los tres tienen un rasgo político común: ven a Donald Trump como un peligro real para la libertad y la seguridad en Estados Unidos y en el mundo.

Sus libros tienen también algo más en común, que fueron escritos y publicados antes de que el convicto ganara el pasado noviembre las elecciones en Estados Unidos. Como suele pasar con los buenos ensayos, esto aún les da más valor con los multimillonarios al mando del país. No porque lo sean, sino porque están dando claras muestras de acoplar la política a sus fortunas y no al revés, como debería ser.

La biografía política (y la privada) de Putin desde que tomó el relevo de Boris Yeltsin es el mejor ejemplo de este proceso

En Autocracia S.A. Anne Applebaum describe, con la agilidad de la periodista y la reflexión de la politóloga, cómo una serie de países en el mundo organizan sistemas políticos al servicio de unas oligarquías que previamente han saqueado y privatizado buena parte de la riqueza del país. Eso ha ocurrido partiendo de un sistema en el que esa riqueza pertenecía nominalmente al Estado (Rusia, China), de un sistema en el que la riqueza tenía dueños pero es igualmente expoliada (Venezuela, Nicaragua) o robando directamente los recursos naturales (Zimbawue). El denominador común es que una oligarquía de cleptócratas se hace con el poder y pone al Estado y sus instituciones al servicio de esas mismas oligarquías. La biografía política (y la privada) de Putin desde que tomó el relevo de Boris Yeltsin es el mejor ejemplo de este proceso.

No es extraño que Trump tenga tan buena sintonía con el dictador ruso y tan mala con el presidente ucraniano. El segundo ha mostrado una clara vocación de vincular su país a la democracia europea; el primero encarna la concepción del Estado como parte de un negocio privado. Veremos a empresas de quienes ahora controlan el Estado en EEUU ofrecer los servicios que Elon Musk va a ir liquidando en serie en el ámbito público. America first, dicho por boca multimillonaria al mando del Estado quiere decir My business first.

Sin regulación y limitaciones, nadie tendría libertad de movimientos en una ciudad porque el tráfico sería caótico

Para hacer negocios bajo un Estado de derecho es fundamental la seguridad jurídica. En gran medida para ello se inventó esa forma de Estado en la segunda mitad del siglo XIX. En cambio, el sistema que quiere establecer Trump en EEUU, al igual que el de los autócratas, funciona en base a la inseguridad.

Joseph Stieglitz en Camino de libertad explica muy bien cómo la ultraderecha utiliza la palabra libertad como antónimo de Estado: este limita e interrumpe con sus regulaciones el flujo de negocios y la generación de riqueza. Es exactamente al contrario, la libertad es posible solamente cuando el Estado limita porque lo hace en base a previsiones legales y, de ahí la importancia de la democracia, socialmente consentidas. Sin regulación y limitaciones, nadie tendría libertad de movimientos en una ciudad porque el tráfico sería caótico.

La libertad no es que me dejen expresarme, definirme o votar; la libertad es que yo esté seguro de que puedo hacer todo eso

Lo sería, sin duda, pero habría quien sí podría transportarse de un lugar a otro si lograra privatizar y hacer suyo el espacio público, las calles. Eso es lo que ocurre en las autocracias y a ello apunta el actual gobierno norteamericano. En Sobre la libertad, Snyder sostiene que el mensaje que más ha calado desde el giro ultraderechista en EEUU es el que confronta seguridad y libertad, cuando históricamente se han abierto paso de la mano con la democracia tras superar, en los años treinta y cuarenta del siglo XX, diferentes formas de totalitarismo. Gran especialista en la política nazi y la estalinista, Snyder sabe bien lo que dice cuando sostiene que libertad y seguridad son lo mismo.

Para la ultraderecha y para los sistemas autocráticos es por ello esencial definir un canon moral y de comportamiento social, para poder establecer quiénes son los que primero sacrificarán todo, libertad y derechos. Por ejemplo, los migrantes, como está pasando ahora mismo en EEUU, o también los transexuales, como le ha pasado uno de los hijos de Elon Musk. Trump no dudó un segundo que alguna persona transexual debía estar tras el accidente aéreo de Washington DC, mientras Orban en Hungría prohíbe mencionarlos en las escuelas. La libertad no es que me dejen expresarme, definirme o votar; la libertad es que yo esté seguro de que puedo hacer todo eso. La gran pensadora Hanna Arendt lo resumía diciendo que consistía en el derecho a tener derechos. La novedad es que EEUU se ha sumado a quienes promueven la inseguridad tanto en el espacio de la libertad, como en el de los negocios.