Es evidente y ya aceptado por todos que la vivienda es algo importantísimo, en cualquier sociedad, porque resulta ser preciso para que pueda realizar su adecuada vertebración. Es algo necesario, indiscutiblemente, para que todos sus integrantes puedan poder alcanzar su óptimo.

Resulta obvio que toda persona necesita tener a su disposición una vivienda, con las condiciones suficientes para que las sociedades puedan llegar a alcanzar un desarrollo que sea mínimamente adecuado. Pues de no poder alcanzar una vivienda adecuada, dichos integrantes no podrán aportar lo necesario para que esa sociedad pueda llegar a alcanzar su óptimo posible.

Por lo tanto, se debe ser muy escrupuloso en todo lo relativo a este tema. La intervención de los precios en dicho mercado no contempla toda la realidad del horizonte temporal. Por eso, ese sesgo permite sustentar que resulta ser totalmente pernicioso para el devenir del mercado.

La intervención en el mercado de la vivienda, poniendo unos precios máximos, en realidad sólo distorsiona dicho mercado a corto plazo de tiempo, hasta que de manera irrefutable termina siempre en un nuevo reequilibrio la oferta y la demanda a un plazo de tiempo más largo

Es del todo necesario señalar claramente y con total sinceridad que la intervención en el mercado de la vivienda, poniendo unos precios máximos, en realidad sólo distorsiona dicho mercado a corto plazo de tiempo, hasta que de manera irrefutable termina siempre en un nuevo reequilibrio de la oferta y la demanda a un plazo de tiempo más largo.

Al final, cuando oferentes y demandantes comprenden la nueva situación, el mercado viene a tener el mismo equilibrio de antes, mediatizados lógicamente, por la oferta y la demanda. Puesto que la cantidad agregada de viviendas del mercado tendrá las mismas condiciones en su cantidad que tendría anteriormente, considerando que se disponga de la misma seguridad jurídica, restricciones de construcción etc., antes y después de la intervención en los precios, como se suele decir en Economía, 'ceteris paribus'.

Y por supuesto, esto es así también para el mercado del alquiler de viviendas. Esto se ha demostrado palmariamente en Francia, donde desde hace décadas los precios de venta de los inmuebles se vienen limitando y sigue existiendo la oferta nmobiliaria, sin existir ninguna carencia en ella derivada de intervención en los precios.

Por lo que se debe decir, en orden a no hacer seguidismo de hipótesis con un sesgo evidente, que se debe considerar el horizonte temporal, en este concreto caso, para poder exponer, con una consistencia real, las hipótesis que se exponen en relación a la intervención del Estado en la limitación de los precios de la vivienda.