En cierta manera ya se veía venir y no es la primera vez que sucede, pero recientemente estamos descubriendo que la ciudadanía vasca está bastante preocupada por la seguridad ciudadana.
Y digo relativamente porque a pesar de que ocupa espacios en medios de comunicación, lo que dicen encuestas como el último EITB Focus es que la seguridad ciudadana es la tercera prioridad o preocupación por detrás de la vivienda y la sanidad.
El hecho de que sea la tercera prioridad no deja de llamar la atención, en primer lugar, porque Euskadi es en términos reales un país bastante seguro, con índices de delincuencia bastante bajos y sin delitos de una gran magnitud.
Pero al César lo que es del César, cuando hablamos de seguridad en términos de problemática para la opinión pública, no hablamos de datos reales, hablamos de percepción con todo lo que ello conlleva de subjetividad.
La percepción, aunque subjetiva y personal, configura en gran medida la realidad dentro de los sistemas democráticos ya que es esta la que configura a su vez la realidad de los votantes, incluyendo elementos tan diversos como sus vivencias personales, las vivencias de su entorno más cercano, la realidad plasmada en los medios de comunicación y también, aunque de manera muy leve, los datos públicos que intentan dibujar la realidad.
Lógicamente, si los datos que se generan desde la administración pública son más creíbles, más se acercará la percepción ciudadana a la realidad y por tanto la ciudadanía tendrá mejores herramientas para evaluar su entorno y tomar decisiones que le permitan por ejemplo votar.
Es por esto que algunos nos empeñamos especialmente no solo en dar a conocer los datos reales de nuestro entorno, sino también en hacer que políticos e instituciones tengan cada vez mayor credibilidad.
Pero volvamos a la seguridad como problema.
La difusión de las redes sociales hace el resto para difundir una sensación generalizada de inseguridad
El aumento de la percepción de inseguridad o falta de seguridad se debe a muchos factores. Uno de ellos es que a pesar de que las tasas de delitos son, como ya hemos dicho, relativamente bajas, han experimentado un crecimiento en los últimos meses o años.
Además, y esto no se puede negar, hay en algunos medios de comunicación cierto alarmismo y amarillismo al tratar temas de delincuencia. La difusión de las redes sociales hace el resto para difundir una sensación generalizada de inseguridad.
Pero analicemos un poco más de qué manera ha aumentado la percepción de inseguridad en Euskadi:
Lo que nos dicen los datos de incremento de la percepción de inseguridad es que no en todos los municipios el problema escala de la misma manera. El crecimiento de la seguridad como prioridad es casi exclusivo de los grandes núcleos urbanos (las tres capitales y municipios como Barakaldo e Irún).
Además, tenemos un componente generacional muy importante. En contra de lo que se suele pensar, no son las personas mayores (+65 años) las que más inseguras se sienten. Son las generaciones más jóvenes (de 18 a 29 años y de 30 a 44 años) los que más preocupados se sienten por su falta de seguridad.
Curiosamente, el perfil de la víctima de los delitos que se cometen es precisamente una persona joven y los que mayor acceso y uso tiene de las redes sociales, donde se difunden casos de agresiones y delitos de mucho impacto social.
¿Qué deben hacer las administraciones públicas, sobre todo los ayuntamientos, ante este incremento de la inseguridad? ¿Fijan su atención en el incremento de la inseguridad o en el incremento de la percepción de inseguridad?
En esto sí hay diferencias ideológicas. La derecha suele tender a atajar la percepción de inseguridad. Amplia plantillas policiales, presencia policial en la calle, propone una escalada represiva (que, por cierto, es muy ineficaz) y que además ahora mismo opera en marcos cognitivos de la extrema derecha.
Digamos que la derecha ataja el problema a corto plazo, pero es poco eficaz a la hora de atajar el problema a largo plazo. Es por esto que cuando hay incremento de la sensación de inseguridad la derecha incrementa en votos.
La izquierda por el contrario, presta menos atención al corto plazo, a la sensación de inseguridad, y se centra de forma más efectiva en reducir la inseguridad con medidas más a largo plazo: reducción de las desigualdades, mejoras en los sistemas educativos públicos, concienciación ciudadana, aumento de las oportunidades para los colectivos sociales más deprimidos económicamente.
Los políticos que nos gobiernan tienen la obligación de abordar la inseguridad ciudadana y la percepción de inseguridad de manera integral, entendiendo el problema como un todo, ya que el incremento de las posiciones de la extrema derecha en esta materia pone nuevamente en peligro a los sistemas democráticos
Estas medidas son muy efectivas para luchar contra la inseguridad y la delincuencia a largo plazo, pero no atajan el corto plazo de la percepción e inseguridad.
Y aquí está el problema, que ni izquierda ni derecha estén actuando globalmente sobre el problema, está aumentando la insatisfacción ciudadana y esto está provocando que muchos jóvenes se refugien en discursos de populismo punitivo que habla de restricciones o eliminaciones de derechos procesales y derechos fundamentales.
Los políticos que nos gobiernan tienen la obligación de abordar la inseguridad ciudadana y la percepción de inseguridad de manera integral, entendiendo el problema como un todo, ya que el incremento de las posiciones de la extrema derecha en esta materia pone nuevamente en peligro a los sistemas democráticos.