El lehendakari tiene varios frentes sobre la mesa y, de modo inteligente, trata de ocupar el mayor espacio posible, que es lo que le ha permitido gobernar siempre al PNV, salvo cuando gobernó Patxi López. Aquella etapa decepcionante sirvió para que los jeltzales volvieran con más fuerza si cabe, habida cuenta los complejos mostrados por los socialistas para impulsar un verdadero cambio en Euskadi y, en la práctica, la asunción por parte de los socialistas de al menos parte del ideario y del programa nacionalista, consecuencia de lo cual muchos ciudadanos concluyeron: "Entre el original y la copia, me quedo con el original… nacionalista".

Así que, visto lo visto, volvieron a votar al PNV y se enterró definitivamente el constitucionalismo vasco. Viendo la trayectoria posterior de Patxi López, algunas cosas se entienden mejor ahora.

La legislatura la inició Pradales proponiendo pactos a diestra y siniestra, como modo de encauzar los principales problemas de Euskadi (que no resolverlos), anular la acción de la oposición y, en consecuencia, procurarse calma chicha parlamentaria. Mientras existe una mesa de diálogo, una ponencia o un foro de debate donde se reúnen los partidos políticos para abordar el problema que sea, la oposición se ciñe a ese ámbito para plantear sus propuestas, y si a alguno de ellos se le ocurre llevar la cuestión al Parlamento Vasco e iniciar el debate que abra una posible polémica, se le recuerda desde el Gobierno: "Plantee usted esta cuestión en la mesa de diálogo y tratemos el asunto discretamente", o sea, de manera extraparlamentaria, que es como demasiadas cosas se tratan ahora en política.

Porque el objetivo no es resolver un problema sino evitar que afecte al que gobierna y, paralelamente, que el parlamento, sede de la soberanía popular, no incordie demasiado. Por ello el PNV buscó un pacto por la sanidad a comienzos de la legislatura o, años atrás, una ponencia parlamentaria para tratar la posible renovación del pacto estatutario. Estas iniciativas políticas tan del gusto del partido que gobierna (y casi siempre gobierna el PNV) suelen tener un doble objetivo: por un lado, posponer el posicionamiento propio sobre cuestiones complejas para más adelante (dado que la contemporización o la ambivalencia les benefician) y, por otro lado, mantener a la oposición política silenciada, no vaya a tocarte demasiado las narices ni ejercer la labor que le corresponde y por la que cobra.

El objetivo no es resolver un problema sino evitar que afecte al que gobierna y, paralelamente, que el parlamento, sede de la soberanía popular, no incordie demasiado

Esta es una de las razones por las cuales una de las primeras iniciativas de Pradales al iniciarse la legislatura fue proponer "un Pacto de País" en torno al Sistema Vasco de Salud u Osakidetza, que no tenía otro objetivo que repartir culpas entre quienes no las tenían y librarse de las responsabilidades propias en la decadencia de la sanidad pública vasca. Como somos los responsables de que la sanidad sea un desastre y no sabemos cómo mejorarla, proponemos un pacto en el que todos sean responsables y, por lo tanto, culpables, tanto el que gobierna como el que no lo hace, que es como que no lo sea ninguno. Por un lado, saca del foco político y mediático la cuestión más relevante actualmente en Euskadi y por la que había y sigue habiendo un enorme descontento entre la ciudadanía, y, por otro lado, corresponsabiliza al resto de partidos políticos de su posible mejora, evitando que hagan oposición política con un tema tan importante y tan sensible.

O sea, que en el Parlamento Vasco se puede hablar de la oficialidad de las selecciones vascas, la paz en el mundo, la extinción del mapache en Barbados consecuencia del turismo y otras fantasmadas… pero apartemos del debate nada menos que Osakidetza, otrora pata fundamental y piedra angular del bienestar de los ciudadanos vascos.

Ahora Pradales ha planteado la creación de un foro de expertos que aborde la inseguridad ciudadana que, ya reconoce, crece en nuestras plazas y calles, consecuencia, al menos en parte, de la llegada de inmigrantes sin oficio ni beneficio que, en demasiadas ocasiones, a menudo no tienen dónde caerse muertos.

En lugar de tomar medidas concretas para enfrentar este grave problema que sin duda tomaría si las tuviera, regatea la cuestión y la envía a un foro de tecnócratas donde se debata el asunto y se pospongan las medidas a cuando efectivamente se tengan, si es que llegan a tenerse, porque la cuestión es de envergadura. Y es que los índices de criminalidad están creciendo fuertemente en Euskadi, casi tanto como los precios de la vivienda, y seguir negando la realidad que conoce por experiencia la ciudadanía podría tener graves problemas… electorales.

No es que se exagere la cuestión o se fomente un miedo innecesario, pero puesto que los problemas de la inmigración irregular y la inseguridad ciudadana crecen y, a veces, van de la mano, ¿para qué seguir negando la evidencia? La inmigración en Euskadi y en el conjunto de España no es todavía un grave problema, como lo es en otras partes de Europa, pero comienza a serlo especialmente en determinados barrios; o, al menos, crece la sensibilidad entre la gente, razón por la cual termina votando a determinadas opciones políticas.

Los índices de criminalidad están creciendo fuertemente en Euskadi, y seguir negando la realidad que conoce por experiencia la ciudadanía podría tener graves problemas

Y el PNV, siempre dispuesto a ampliar su espacio político o al menos conservar el que ya tiene, decide crear un foro que se pondrá en marcha el próximo lunes y que será liderado por el Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco. Para que nadie les acuse de no hacer nada o de negar la evidencia. Y es que, según el lehendakari, "el de la seguridad es un ámbito muy relevante para poder vivir tranquilos". Y él quiere vivir tranquilo y no perder Ajuria Enea.

El PNV, con la creación de este foro, amplía su espacio por la derecha y cierra el paso al PP y a Vox, los partidos que más preocupados se han mostrado por la inmigración irregular y la inseguridad ciudadana, asuntos sobre los que basan parte de sus aspiraciones de crecimiento político. Es posible que el foro no resuelva los problemas señalados, pero al menos hace como que hace algo aunque no haga nada.

Es lo que históricamente ha sabido hacer mejor el PNV: de tanto espacio que ocupa, lograr el voto de la izquierda y de la derecha. La semana pasada, sin ir más lejos, con motivo del décimo aniversario de la aprobación de la ley de vivienda que se aprobó en el Parlamento Vasco con el voto contrario del PNV, el actual Gobierno Vasco que lidera el PNV organizó una mesa de debate para celebrar el aniversario de la ley a cuyo desarrollo se opone, obstaculiza o ralentiza, pero que le sirvió para anunciar una nueva medida consistente en la concesión de avales a jóvenes para comprar casas, anuncio que se hizo con todos los titulares del evento. Porque el PNV tampoco puede abandonar el flanco izquierdo y el de las políticas sociales. Al fin y al cabo, la política se basa en la correcta combinación de oportunismo, demagogia y propaganda. Y en eso al PNV no hay quien le gane.