De lo global a lo local. Lo glocal, que no se muy bien que carajo es pero que me viene de cine para ilustrar este artículo como si fuera una búsqueda en una página de ventas por internet, en la que he puesto el filtro de “ordenar de mayor a menor”.

También podría llamarlo “el artículo de las cuatro es”: EEUU, EU, España y Euskadi, pero como posiblemente me vaya por la ramas y, además, es feo de narices, dejo el título de momento.

Otra posibilidad era empezar haciéndome las preguntas eternas: ¿Que carajo está pasando? ¿Nos hemos vuelto todos locos? Y, por no alargarnos, ¿Por qué no os vais todos un poquito ATPC? También lo he desechado.

El mundo está muy loco. Y el mundo, nunca suficientemente valorado, donde nos ha tocado vivir, se está autodestruyendo voluntariamente bajo la batuta demenciada del gran constructor, que en realidad manejan un grupo de tycoons que suplen su falta de empatía y cultura, con una crueldad infinita y una falta de escrúpulos propia de psicópatas.

Un acuerdo de paz que no deja de ser la rendición incondicional de Hamas

Ayer el gran constructor aterrizó en Israel para ser homenajeado por el mundo tras conseguir que se detenga el genocidio en Gaza. Un acuerdo de paz que no deja de ser la rendición incondicional de Hamas, lo cual puede ser una bendición para los palestinos de la Gaza, pero también el orillamiento de la Autoridad Palestina y de la voluntad del propio pueblo palestino respecto a su futuro.

Es muy fácil. El nuevo orden dice que no hay bombas a cambio de la sumisión total en el nuevo protectorado que Trump y Netanyahu pretenden imponer. Un territorio vasallo, sin discusión posible sobre quien manda y decide acerca de la vida y la muerte de sus habitantes, sus (pocos) derechos o su categoría de infraseres frente a la estrella de David triunfante.

“La guerra ha terminado ¿de acuerdo?”, espetó ayer Donald Trump a una periodista a punto de perder su empleo, que cuestionó la poca voluntad que se le ve a Netanyahu para cumplir los famosos veinte puntos del acuerdo de paz. Nada le va a arruinar este día. Y los que vienen, mientras planifica Marina d´Gaza, ciudad de vacaciones.

Lo siguiente es Ucrania, ha dicho el emperador. Ya pueden echarse a temblar Zelenski y su pueblo. Están más vendidos que los checos tras los acuerdos de Munich. Y les recuerdo que después, apenas once meses más tarde, empezó la Segunda Guerra Mundial. No va a ser el único punto caliente. Además de Venezuela, dónde la única duda es si EEUU va a invadir directamente o a través de una fuerza proxy, le queda la guerra más importante.

 Intimidar, expulsar o encarcelar al disidente, al extranjero, al liberal, al progresista, a cualquiera que no esté de acuerdo con él y su extrema derecha

La guerra más importante es la civil, destruir al medio país que no le vota. Intimidar, expulsar o encarcelar al disidente, al extranjero, al liberal, al progresista, a cualquiera que no esté de acuerdo con él y su extrema derecha. Y si de paso puede perpetuarse en la presidencia, pues mire usted, cerramos el círculo. Por eso las elecciones de midterm de 2026 son la única esperanza para el antiguo mundo libre, representado por las democracias occidentales europeas o Canada.

Un mundo libre que asiste en estado de shock a la degradación democrática del país más poderoso del mundo, con un poder judicial parasitado por Trump, unos medios de comunicación que han perdido pie frente al algoritmo, manejado por los aliados del sátrapa, y una ciudadanía atónita que ve a encapuchados armados que detienen y secuestran, sin garantías, a personas por su perfil racial, mientras que tropas de los Marines y la Guardia Nacional se despliegan por ciudades demócratas.

Una Unión Europea que lo ha intentado todo por agradar al tirano: alabarle, ceder en los abusos arancelarios, aceptar gastar el 5% en defensa, la mayor parte en comprar al complejo militar americano, acceder a fotografías ridículas y serviles… al tiempo que Trump y sus hordas jalean, apoyan y financian a organizaciones y personalidades ultras dentro de la misma y de los países que la componen.

Todo porque han elegido creer a conspiradores iletrados, nostálgicos de las dictaduras, generadores de odio y de miedo al diferente, al extranjero, al gay, a la mujer

Nos encontramos en una situación tan delicada, que nuestros hijos pueden hacer caer el sistema de libertades y prosperidad colectiva que tanto nos estaba costando levantar primero y mantener en pie después. Todo porque han elegido creer a conspiradores iletrados, nostálgicos de las dictaduras, generadores de odio y de miedo al diferente, al extranjero, al gay, a la mujer.

Europa ha dudado y ha vacilado. No ha cortado de raíz, en nombre de la propia libertad, el ascenso del horror y del terror. Ha elegido compadrear con los bárbaros blancos y nazis. Casi toda la derecha y alguna izquierda, como Starmer sí, pero también esos nuevos populismos tan chachis que, desde el adanismo, se han sumado a la descalificación del sistema político que les ha aupado sin que tengan pergeñada una alternativa viable. Spoliler: no la había. Una vez más, y la historia regresa convertida en una broma macabra. Los extremeños se tocan (chistaco viejuno).

España, como siempre, aguantando. Tan pasional, tan airada, tan gilipollas. Un presidente de gobierno que, en palabras de Pérez Reverte, y lo cito porque no me leerá y porque si lo hace le joderá infinito, no era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente. Más rodeado que Alatriste en Rocroi, a punto de ser masacrado por el enemigo, el pavo se niega al 5% de Trump, encabeza el reconocimiento diplomático a Palestina, cuya generalización posterior algo habrá influido en el fin del genocidio, e intenta fijar constitucionalmente el derecho al aborto de las mujeres, ante la ofensiva ultra contra algo que, nunca se explicará lo suficiente, no es una obligación para nadie que no lo desee.

Por eso, mientras el presidente de España viaja a Egipto, para asistir en nombre del país a la ceremonia del fin (momentáneo) de la matanza, ¿que hacen los patriotas? Le afean que no felicite a la Premio Nobel de la Paz, que —de momento—, no ha pedido a los USA que cesen en el ataque a su país. Es más, tampoco se ha desdicho de la petición de intervención militar o de golpe de estado en Venezuela. Extraña pacifista pacificadora.

Los patriotas también aprovechan, un año más, la que ellos han trasformado en la fiesta nacional de solo medio país, para insultar al presidente del Gobierno

Los patriotas también aprovechan, un año más, la que ellos han trasformado en la fiesta nacional de solo medio país, para insultar al presidente del Gobierno. Mientras que el partido de Trump en España, que no es el PP, le da una bofetada al gobierno en la cara del Jefe del Estado. Momento raruno donde parte de los republicanos progresistas sostienen la constitucional monarquía y la derechona patriota, política, mediática, policial, militar y judicial la erosionan.

Todo ello al tiempo que se alinean, sin fisuras, con el emperador extranjero, y jalean la ocurrencia de expulsar a España de la OTAN. Los mismos que negaron vehemente, hace unos meses, que el perro hubiera plantado pie en pared con el 5% y decían que todo era fingido y permitido por la OTAN para que salvara la cara ¿recuerdan?, se suman ahora a la petición de excomunión atlantista por hacer lo que dijo que iba a hacer para no comprometer aún más el estado de bienestar.

A mi estos patriotas me recuerdan a un viejo chiste que me contó un día mi amigo Ales:

— ¿Tú sabes los que es un patriota?, interpela un desnortado a otro sujeto similar

— ¡Colega! ¿Cómo no voy a saber?, le contesta.

— ¡Ah! Pues vale ¿A ver si me sabes decir una frase con la palabra patriota?

— Me voy a hacer unas rayas ¿Quieres patiotra?

No obstante, el mayor peligro de los patiotras es la capacidad de polarización que atesoran y la destreza a la hora de señalar al enemigo que hay que destruir:

El emigrante que roba, viola y mata, si es pelo brócoli y mena mejor. Y ya, después, latinos chungos y mareros, rumanos etc...

La mujer emponderada, feminazi, generadora de denuncias falsas contra los hombres por puro odio vaginal.

Las personas homosexuales y trans, violadoras y corruptoras en potencia, especialmente de menores.

Los socialistas, corruptos, puteros, enemigos de España, amigos de Maduro, y de ETA.

Los nacionalistas, siempre que no sean españoles. Rompen nuestra sagrada unidad.

Y lo que quede después de esta limpieza debe ser la patria. Mala gente que camina y va apestando la tierra.

Ante este panorama chungo sería fundamental que los demócratas estuviéramos juntos, codo con codo. Y no está sucediendo así. Las urgencias a corto plazo de los integrantes de la llamada mayoría de la investidura se evidencian en los desmarques y derrotas del gobierno. Ley de vida hasta que haya elecciones. A sufrir toca. Es política.

En el caso del PNV, el otrora partido transversal, acusa fuertemente su deterioro electoral, muchas veces analizado aquí y se está poniendo muy nervioso. Posiblemente, la designación del sobrevalorado —en Madrid— Aitor Esteban como jefe del invento y sus urgencias por taponar la sangría demoscópica, tengan algo que ver.

Son dos cornadas con diferentes trayectorias las que desangran el totem. El abertzalismo de Bildu, con el euskera como bandera, más patiotrismo, y su consolidación como alternativa, por un lado, y el debate sobre la (falsa) inseguridad que se ha instalado en el imaginario colectivo vasco —sí, aquí también llega el algoritmo— y que a falta de VOX puede fructificar en una candidatura ultranazionalista vasca, tipo Aliança Catalana.

Ante esos dos frentes, el PNV podía haber desarrollado una estrategia coherente con la trayectoria que atesora y acorde con su tradición humanista y democrática

Ante esos dos frentes, el PNV podía haber desarrollado una estrategia coherente con (gran parte de) la trayectoria que atesora y acorde con su tradición humanista y democrática. Aguantar la democracia contra viento y marea, contra los discursos de odio, contra las trincheras. Sin embargo, le han flojeado las rodillas y cada decisión que toma avanza en la ruptura de los consensos y en el discurso excluyente y supremacista. Y todo por cuatro votos.

En pocas semanas, el catálogo de deslealtades del PNV hacia su socio en España y en Euskadi es largo y deprimente, y pone en peligro la estabilidad de los dos países. Da igual que vendan que el problema es que Eneko Andueza es un bocazas, o que ya lo arreglaran desde Madrid y los socialistas vascos tendrán que tragar. Es lo mismo que se inventen acuerdos y disensos pactados que solo existen en el discurso que emana de Sabin Etxea y que son directamente falsos. O que trasladen peticiones de partido como si fueran del Gobierno vasco al Gobierno español.

Solo están armando un relato que cede frente al dato. Ha sido el PNV el que ha hecho saltar por los aires el pacto existente sobre el euskera. Un pacto que solo persigue asegurar los mejores empleos públicos para ellos y los suyos, y mantener así la preeminencia que ha existido en este sector en un momento en el que se están jubilando decenas de miles de funcionarios. Antes entraron a cuasi dedo y ahora ponemos la barrera del euskera. Así tendremos una administración, una ETB, una sanidad, una educación o una policía con mayoría nacionalista. Y voto cautivo. O eso creen, porque claro, el pastel se lo reparten con Bildu, así que...

Ha sido el PNV el que ha transformado el centro de acogida de refugiados que se está implementando en Vitoria-Gasteiz, en un macrocentro de menas. Un discurso muy peligroso que pretende rascar cuatro votos para arrebatar una alcaldía que se les resiste. Ongi etorri Errefuxiatuak! dicen. Banderas en los ayuntamientos, actos y declaraciones pro Palestina, pro Ucrania.... Ongi etorri pero, como todo lo que molesta o da miedo, lejos. En Burgos o así, con los aerogeneradores, los parques fotovoltaicos, o los vertederos de materiales peligrosos.

Bingen Zupiria ha asociado la violencia de género con la inmigración

Ha sido un consejero del PNV, el generalmente mesurado y prudente Bingen Zupiria, el que ha asociado la violencia de género con la inmigración, en un giro dramático que renuncia a la pedagogía a cambio de endurecer el discurso sobre la seguridad aunque luego no se haga gran cosa.

Quieren resucitar el famoso nuevo estatus, qué pereza, y remover la Educación (segundo intento) para tener tres redes, la pública para emigrantes y españolazos, la privada concertada para pudientes, y las ikastolas privadas, dopadas económicamente, sin control de la administración, con agenda nacionalista y abertzale y formadora de los futuros líderes.

Lo curioso de todo esto es que este retroceso ideológico del PNV hacia posiciones de limpieza de sangre, venga de la mano del liderazgo de un lehendakari llamado Pradales y de un presidente del EBB apellidado Esteban, con ancestros muy cercanos de Burgos y Soria respectivamente. Paradojas de la vida.

Lo decía Ignacio de Loyola, y lo parafraseaba el jesuita Arzalluz: en tiempos de desolación no hacer mudanza. Pero oigan, en el nuevo PNV, ni puñetero caso. Como elefante en cacharrería.

Nos está quedando un mundo muy bonito.