Estamos en ese momento del año en el que se habla mucho de los presupuestos, bueno para responder a la verdad, de lo que realmente se habla es de qué instituciones tendrán cuentas pública y cuáles, no.

Realmente hemos llegado a un punto en el que la noticia es si habrá o no presupuestos y dónde.

Las administraciones todas, están obligadas a hacer el ejercicio de presentar los números, aunque estos finalmente no salgan, porque no concitan los apoyos necesarios. El asunto no es ni mucho menos baladí. No recabar los apoyos para tener presupuestos puede entenderse como una enmienda a la totalidad de la gestión del equipo de Gobierno, por parte de la mayoría.

No disponer de presupuesto no impide poner en marcha iniciativas y políticas, pero evidentemente lo complica muchísimo

El presupuesto es la norma más importante con la que se rige cualquier administración. Es el documento en el que se recogen las prioridades que hay en cada momento, y las intenciones que cada gobierno tiene para cada una de ellas. No disponer de presupuesto no impide poner en marcha iniciativas y políticas, pero evidentemente lo complica muchísimo.

Vamos a los ejemplos concretos. Esta semana el Gobierno vasco que dispone de mayoría suficiente para sacar adelante las cuentas, ha presentado con la evidente tranquilidad que da saber que saldrán adelante, las grandes cifras para el próximo ejercicio.

Se trata como casi siempre de un presupuesto expansivo que tiene en consideración los grandes problemas  que afectan en estos momentos a la sociedad vasca y que son: educación, sanidad, vivienda y seguridad. A esos cuatro capítulos va a ir destinada una parte importantísima de los 16.378 millones de euros que contemplan las cuentas vascas para el 2026, lo que supone un 4,1% más que en el ejercicio anterior.

 La buena noticia es que Euskadi va a disponer de presupuestos y eso es algo de lo que no puede presumir todo el mundo

El documento ha incluido una partida de especial interés, sobre todo para los que estamos pendientes de la atención que recibe la empresa en general, y la industria en particular. En concreto se han presupuestado 935 millones de euros en calidad de aportación extraordinaria para la industria, lo cual deja meridiana y positivamente claro, que el gobierno de Imanol Pradales tiene una especial sensibilidad en esta materia, y es conocedor de la que la situación, no es ahora mismo la mejor de las posibles.

A partir de ahora se abre el capítulo de recabar, si se puede más apoyos entre los grupos de la oposición, para que las cuentas estén avaladas por cuantos más mejor. Las próximas semanas serán por tanto de “teatralización” y fijación de posturas que la mayoría de los grupos tienen avanzadas antes incluso, de que se hagan públicas las cuentas.

En todo caso la buena noticia es que Euskadi va a disponer de presupuestos y eso es algo de lo que no puede presumir todo el mundo.

La falta de presupuestos hace caer gobiernos por la transcendencia que el asunto tiene

De hecho, no correrá la misma suerte, el gobierno que preside Sánchez, a quien ya parece que no disponer de cuentas no es más que otro obstáculo en este empecinamiento de agotar la legislatura aunque haya que prorrogar los presupuestos hasta el día del juicio final.

Mal precedente y mala práctica, sobre todo si tenemos en cuenta que es una forma de deslegitimar al Gobierno poniendo en  entredicho las prioridades por las que debe regirse.

La falta de presupuestos hace caer gobiernos por la transcendencia que el asunto tiene. Lo estamos viendo también estos días en el caso de Extremadura, comunidad en la que la presidente Maria Guardiola ha preferido adelantar las elecciones al no contar con el apoyo de VOX, ni de ningún otro grupo para salvar los presupuestos.

Sin presupuestos o con presupuestos prorrogados, las opciones son claramente limitantes

Como podemos ver hay modelos de todo tipo,  que pasan desde el enroque con o sin cuentas, hasta la mejor opción que sin duda es la de disponer de mayoría suficiente para poder gobernar. A fin de cuentas es de lo que estamos hablando de poder o no hacer cosas. Sin presupuestos o con presupuestos prorrogados, las opciones son claramente limitantes.

Y luego ya vendría la segunda parte y no menos importante, que es exigir que las cuentas se cumplan algo a lo que estamos poco acostumbrados, pero sin duda ese es otro capítulo al que podemos dedicarle un nuevo espacio en esto que hemos dado en llamar: la parafernalia de las cuentas públicas.