La pugna que vive el nacionalismo vasco en los últimos meses está haciendo al PNV tratar de marcar diferencias con EH Bildu. El intento de la izquierda abertzale por cambiar su imagen de 'partido antisistema' con el apoyo a los Presupuestos Generales del Estado, las Cuentas de Navarra o los Presupuestos de Euskadi, así como los guiños al nuevo secretario general del PSE, Eneko Andueza, para ensayar un tripartito de izquierdas, están alterando el mapa político vasco.
De momento el PNV busca marcar distancias y después de asistir de forma habitual a los actos en contra de la dispersión de los presos de ETA y para reclamar un cambio en la política penitenciaria del Estado, este sábado ha cambiado el guión para anunciar que no participará en las manifestaciones convocadas por la red ciudadana de apoyo a los presos de ETA, Sare, por considerar que pueden afectar negativamente al "trabajo parlamentario" y a la "negociación política" para conseguir el final de la política de excepción que se les aplica.
Los jeltzales están insistiendo en señalar la deuda política de la izquierda abertzale con el terrorismo de ETA. Los útlimos movimientos como la presencia del último jefe de ETA, David Pla, en la ejecutiva de Sortu, o los aplausos al etarra Mikel Antza cuando fue a declarar ante la Justicia, han sido elementos que el PNV ha reprochado a la izquierda abertzale.
El caso es que las manifestaciones de este sábado han servido para insistir en este discurso y el PNV, que en otras ocasiones sí ha apoyado con la presencia de destacados cargos internos y públicos de la formación estas manifestaciones, ha rechazado acudir este año a las mismas por entender que " si queremos terminar con la excepcionalidad de la legislación penitenciaria que se les aplica, es el momento de la negociación política, del acuerdo y del trabajo parlamentario".
Una argumentación demasiado equilibrada entre el no acudir a las manifestaciones, pero sí pedir un cambio en la política que se ha anunciado con un portavoz de perfil bajo. Ha sido la parlamentaria vasca del PNV, Irune Berasaluze Lazkano, en declaraciones a los medios al inicio de la mesa redonda organizada por Sare con víctimas de la violencia de ETA, el GAL y la lucha antiiterrorista, a la que sí ha asistido en representación de la formación nacionalista.
Berasaluze, según informa EFE, ha mostrado su "respeto" a "todas las convocatorias de movilizaciones que desde distintos movimientos sociales, como Sare se hacen en favor de los presos de ETA" pero ha opinado que "en algunos momentos, algunas movilizaciones en favor de los derechos de los presos pueden afectar negativamente ese trabajo político, por lo que no vamos a participar esta tarde en las convocadas por Sare".
La parlamentaria del PNV también ha exigido al Gobierno de España "el fin de la política penitenciaria de excepción" que se aplica a los reclusos de la disuelta banda terrorista. A la mesa redonda también han acudido representantes de EH Bildu, con su portavoz parlamentaria Maddalen Iriarte a la cabeza, quien, por contra, ha mostrado su acuerdo con el planteamiento de las movilizaciones realizado por Sare al considerar que "tenemos que acabar con la política penitenciaria de excepción para que todos los presos vuelvan a Euskadi y dar pasos en la progresión de sus grados penitenciarios".
Iriarte también ha respaldado el acto organizado con víctimas de distintos tipos de violencias por estimar que "todas las víctimas tienen que ser reconocidas, tienen que tener verdad y reparación para poder seguir dando pasos en la reconciliación y la paz de Euskadi".
En este mismo acto estuvieron presentes también una amplia representación de políticos soberanistas catalanes como la expresidenta del Parlamento catalán Carme Forcadell: el secretario general de Junts per Cataluña, Jordi Sánchez; la presidenta de la Asamblea Nacional Catalana, Elisenda Paluzie y parlamentarios de la CUP. Así, la izquierda abertzale ha contado con el apoyo político de Podemos en Euskadi, y de los nacionalistas catalanes y los gallegos del BNG.