Dos jornadas hablando sobre los límites de la justicia penal, la reparación de las víctimas del terrorismo y, sobre todo, la memoria, o, mejor dicho, el ansia de construir una memoria que refleje fielmente lo que pasó, por un lado, y que sirva para deslegitimar el terrorismo, por el otro. Ese fue, a grandes rasgos, el núcleo del debate del XX Seminario de la Fundación Buesa, celebrado en el campus de la UPV de Vitoria y también organizado por el Instituto Valentín de Foronda.
Lo visto y escuchado en el seminario hace honor a su título: 'Justicia, verdad y convivencia'. Porque los diferentes ponentes que tomaron parte en las jornadas hablaron mucho sobre justicia, reflexionaron bastante sobre la verdad y abordaron, porque resulta obligatorio, cómo puede erguirse la convivencia en una sociedad donde ETA y quienes les justificaban provocaron tanto sufrimiento.
Si hubiera que elegir el tema del que más se habló en ambas jornadas, la elección sería sencilla. Sin duda, el asunto estrella del seminario versó sobre los límites de la justicia penal para luchar contra el terrorismo. Tema principal del que emanaron otros relacionados y también interesantes como el debate sobre si los crímenes de ETA pueden considerarse o no de lesa humanidad, como la discusión acerca de si es legítimo o no exigir a un preso terrorista que pida perdón o como la evidencia de que hay más de 300 crímenes de la banda sin resolver.
El objetivo del seminario era propiciar un debate "técnico" y evitar los mensajes "distorsionados" y "de trazo grueso" sobre las medidas judiciales y penitenciarias para condenados por terrorismo. Un objetivo cumplido merced a las aportaciones técnicas y rigurosas de profesionales como el juez Jaime Tapia, asesor del Gobierno vasco en materia penitenciaria, el magistrado de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional Ricardo de Prada, el secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz, o el director del Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo, Florencio Domínguez, que presentó un exhaustivo informe sobre los casos de ETA pendientes de resolver.
Una de las intervenciones más enérgicas y emocionales fue la de Maite Pagazaurtundua, que no dudó en exponer ejemplos de cómo se sigue legitimando el terrorismo en las calles. "Todavía existe una anormalidad en Euskadi y Navarra que no puede ser ocultada o denunciada con la boca pequeña".
Mesa sobre la convivencia
La última mesa de debate del seminario, moderada por quien esto escribe, versó sobre la relación entre justicia y convivencia. El investigador y escritor Joseba Eceolaza expuso que "conocer lo que pasó es la antesala de la empatía", defendió que no se debe cometer el error de "anteponer la convivencia a la justicia" y censuró los errores de la izquierda política para con las víctimas del terrorismo, entre otras cosas.
Quico Tomás y Valiente, periodista de larga trayectoria y víctima de ETA, denunció con vehemencia que el PSOE pacte con Bildu, que a su juicio "intenta difuminar la tragedia del terrorismo de ETA pretendiendo equiparar a las víctimas con sus verdugos". Y Adela Asua, catedrática emérita de Derecho Penal y exmagistrada del Tribunal Constitucional, protagonizó una aplaudida intervención en la que subrayó que "no existe justicia con mayúsculas si no se deslegitima al terrorismo" socialmente.
En el acto de clausura, Miren Ortubay, del patronato de la Fundación Buesa, exponía que "durante este seminario se he dejado claro que no se puede esperar todo de la justicia formal y que conocer la verdad mediante otras vías es y será siendo imprescindible". Y el historiador Antonio Rivera, del Instituto Valentín de Foronda, sintetizaba los dos días del debate, afirmaba que "las posibilidades de la justicia son las que son y no debemos remitir a la justicia lo que debe resolverse en el ágora social" y concluía que es en esa esfera, en la social, "donde tenemos que ganar la partida de la deslegitimación del terrorismo".