Las jornadas de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) celebradas esta semana en Vitoria abordaron el papel de los medios de comunicación para relatar las historias de las víctimas de ETA. Varios profesionales concluyeron que el trabajo de los periodistas también es un canal decisivo para deslegitimar el terrorismo. Porque son esas vivencias estremecedoras las que mejor vacunan contra el fanatismo, el odio y, sobre todo, la desmemoria.
La mesa redonda, integrada en el seminario de la AVT celebrado en el Centro Memorial de Víctimas, se titulaba "La importancia de los medios de comunicación para que las generaciones futuras conozcan la realidad de lo sucedido". El debate previsto cogió un tono más relevante cuando la responsable de prensa del colectivo, Leire Jara, empezó denunciando cómo actúan la mayoría de los medios que se acercan a esta realidad de los damnificados por la violencia etarra.
"Pocos hablan de las víctimas"
"El 90% de peticiones que atiendo son para hablar de presos, pero muy pocos quieren hablar de las víctimas", denunciaba Jara, que agregaba que "hay muchas ganas de olvidar". Exponía cómo al principio de la propia jornada de la AVT había muchos informadores que asistían a las primeras mesas pero después, cuando llegaba el el turno de que hablasen las propias víctimas, se marchaban. "Más de la mitad se ha ido". "Sólo unos pocos periodistas hablan a menudo de las víctimas, pueden contarse con los dedos de una mano".
De esa reflexión surgía un interesante debate que las víctimas y autoridades presentes seguían con enorme respeto. Primero Jesús J. Hernández, periodista de 'El Correo', destacaba que "es muy importante que contemos las historias de las víctimas y es muy importante trasladar a los jóvenes lo que sentíamos con cada atentado de ETA". A su juicio, ahora mismo no existe mejor tema sobre el que escribir.
Después Santiago Ruiz de Azúa, de la COPE, recordaba su experiencia "cuando nadie hablaba de las víctimas: yo planteé abrir un pequeño espacio en la Cadena Cope para recordar a las víctimas; y posteriormente empezamos a hacer entrevistas a víctimas para darles voz". Ya van casi cien entrevistas. Y no piensa frenar, porque le apasiona contar todas esas historias ocultas de las víctimas,
Respeto y sin morbo
Ambos informadores explicaban "el respeto con mayúsculas" con que tratan a las víctimas. Luego narraban experiencias profesionales que les habían provocado auténticos desgarros desde el punto de vista emocional. Cualquiera que escuchase sus exposiciones concluiría que es imposible informar sobre lo que han vivido las víctimas de ETA sin empatizar, sin emocionarse, sin probar el sabor de la injusticia y el sufrimiento que han padecido los afectados por tantos atentados.
También los dos remarcaban cómo el morbo no debiera caber en este tipo de informaciones. O cómo en el pasado los medios provocaron dolor añadido a las víctimas al publicar determinadas imágenes "aunque fuera con buena intención". Y ponían el acento, sobre todo, en que lo más relevante de su trabajo es cómo esos testimonios ayudan a las víctimas y enseñan múltiples lecciones a quienes las escuchan.