Desde hace semanas y más con el reciente comienzo oficial de la campaña electoral, la mirada está puesta en las próximas elecciones municipales y forales de Euskadi y, especialmente, en algunas localidades donde la situación está bastante reñida entre dos o, incluso, hasta tres partidos.
Uno de esos casos es el de Barakaldo —segundo municipio más poblado de Bizkaia— que, pese a haber sido un feudo socialista durante años, ha visto cómo el Partido Nacionalista Vasco ha ganado terreno en esta localidad hasta el punto de hacerse con la alcaldía en las dos últimas elecciones municipales y forales de 2015 y 2019.
Durante los últimos 32 años, Barakaldo estuvo gobernado por los alcaldes socialistas José María Ramírez, Carlos Perea, Txontxu Rodríguez y el último en ocupar el cargo que fue Alfonso García. Sin embargo, en 2015 se produjo un llamativo hecho al ganar los comicios el PNV por tan solo 52 votos de diferencia con los socialistas. Así, gracias al apoyo de los ocho concejales jeltzales y al voto en blanco del PSE, Amaia del Campo se convirtió en alcaldesa —primera mujer en serlo en este municipio— y fue así como se puso fin a más de 30 años de alcaldías socialistas en Barakaldo.
Esto es algo que se podía llegar a intuir que ocurriría porque ya en anteriores elecciones el PNV ganaba cada vez más votos y recortaba distancias al PSE. Mientras que en 2007 el PSE tenía un margen de 9.511 votos sobre el PNV, en 2011 el número se redujo a 1.885 votos de diferencia. Aun así, todavía en aquel momento, el PSE continuaba siendo el partido más votado y logró ocho ediles, perdiendo tres respecto a 2007. Por su parte, el PNV consiguió siete concejales, dos más que en los pasados comicios.
En las últimas elecciones, las de 2019, lejos de darle la vuelta a la situación, el PSE sí mejoró los resultados de 2015, pero la distancia con el PNV se agudizó al obtener 13.265 votos frente a los 18.897 de los nacionalistas, es decir, una diferencia de 5.632 votos. En esta ocasión, ambas formaciones firmaron un acuerdo de gobierno con siete áreas municipales para los jeltzales —que habían conseguido once concejales— y cuatro para los socialistas, que tenían ocho ediles. Asimismo, Amaia del Campo fue, de nuevo, alcaldesa.
Tras varias reuniones, los dos partidos políticos coincidían en que, “sin renunciar a los postulados ideológicos” de cada uno, “la responsabilidad política” les exigía “un esfuerzo para lograr un pacto para ofrecer la estabilidad institucional exigida por la ciudadanía barakaldesa”.
Para las elecciones del 28 de mayo, la actual alcaldesa de Barakaldo, Amaia del Campo, repite como candidata a la alcaldía por el PNV y, en el caso del Partido Socialista de Euskadi, es Carlos Fernández, quien releva en el puesto a Alfredo Retortillo, exconsejero de Turismo del Gobierno vasco y anterior candidato a la alcaldía por el PSE.
Fuga de votos
Gran parte de los votos con los que se ha ido haciendo el PNV provienen de los perdidos por el Partido Popular y, en menor medida, de EH Bildu, que en 2019 perdió 1.056 votos con respecto a 2015.
Los que han notado un claro descenso de apoyo son los populares quienes, mientras en 2007 y 2011 fueron la tercera fuerza más votada en Barakaldo, en 2015 pasaron a ser la quinta por detrás de PNV, PSE, EH Bildu e Irabazi. A pesar de haber ganado 194 votos en 2011, ya en 2015 la bajada de apoyos fue bastante acusada al perder 3.619. En los pasados comicios, la tendencia continuó a la baja y volvieron a colocarse como el quinto partido con 3.049 votos.
Uno de los municipios con más candidaturas
En las últimas elecciones, Barakaldo fue uno de los municipios con más candidaturas, ocho en total, por detrás de Bilbao (16), San Sebastián (12) y Vitoria y Getxo (11).
En esta ocasión, serán siete candidaturas: PNV, PSE, Elkarrekin Podemos, EH Bildu, PP, Partido de Acción Solidaria Europea, Vox y Barakaldoko Ahotsak. Pese a ello, la batalla se disputa entre el PNV y el PSE. Veremos si los nacionalistas ganan más apoyo todavía o mantienen un resultado parecido y si los socialistas consiguen recuperar votantes o si, por el contrario, la distancia con su rival político se acentúa, haciendo cada vez más difícil poder recuperar uno de los municipios históricamente socialista de la Margen Izquierda.