Portavoz del Gobierno y ministro de Asuntos Exteriores, Cultura, Educación y Ciencia en los gobiernos de Felipe González entre 1982 y 1995, Javier Solana (Madrid, 1942) fue secretario general de la OTAN entre 1995 y 1999 y alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior y Seguridad Común entre 1999 y 2009, además de comandante jefe de la EUFOR, la Fuerza de la UE.
Su verdadera vocación era la ciencia y, aunque se doctoró en Físicas y ejerció como profesor, su interés en la política le llevó a militar en el Partido Socialista Obrero Español desde joven, donde fue labrando una carrera que le llevó a convertirse en diputado en 1977, en las primeras elecciones generales que se celebraban en España tras la muerte de Franco.
Ahora acaba de publicar un libro, Testigo de un tiempo incierto, con el que acaba de recibir el Premio Espasa, donde narra cómo vivió, desde la primera línea, históricos acontecimientos, cuyas consecuencias siguen vigentes en la actualidad, y que el diplomático madrileño pone sobre la mesa en un didáctico repaso en el que podremos conocer los entresijos de las decisiones geopolíticas más importantes que se han tomado en las últimas décadas.
-Con su libro recién publicado, Testigo de un tiempo incierto, ha recibido el premio Espasa, dicen que “por ser fundamental para comprender los acontecimientos decisivos de la historia reciente vistos por un protagonista de excepción”. Haciendo énfasis precisamente en esa palabra, en la de protagonista, ¿se siente partícipe de la construcción del mundo actual o cree que es imposible dirigir el devenir del mismo?
-Los liderazgos son importantes también para mover el mundo, pero es un esfuerzo que se hace entre varias personas de diferentes países. Las transformaciones del mundo son cosas mucho más sólidas, más serias y más numerosas para que unos cuantos líderes resuelvan todo, pero sí, es posible dirigir el mundo, o casi, sin gobiernos, porque al final va un poco por libre. Hay que lograr que todas las personas del mundo trabajen en una misma dirección, hacia una sociedad ideal para que el mundo avance hacia la paz y la reducción de las diferencias sociales.
-En el prólogo afirma que “no repetir errores y subrayar las mejores decisiones políticas que se han tomado en las últimas décadas es un deber de todos”, ¿cuál sería, en su opinión, el mayor error y, por el contrario, la mejor decisión política, que se han tomado en las últimas décadas?
-Allí donde se han logrado vencer las dificultades económicas, si bien todavía hay diferencias entre el mundo rico y el mundo del Sur global, o donde se ha conseguido parar una guerra. La guerra más conocida de los primeros años de este siglo ha sido la guerra contra Irak, consecuencia del 11 de septiembre, que supuso un gran drama y ocurrió en el país más importante del mundo, que no esperaba que le pudiera pasar una cosa de ese tipo. La reacción, en algunos momentos fue adecuada, pero en otros pudo haberse hecho con mayor inteligencia. Yo creo que la guerra contra Irak fue un error. La verdad es que dividió a todo el mundo, desde Naciones Unidas hasta la Unión Europea, desde los países del norte a los países del sur. Fue una guerra muy mal concebida y muy mal ejecutada. Yo creo que es una de las cosas que peor se han hecho.
-Rememora su viaje a Estados Unidos en el 63, siendo joven,con el deseo de doctorarse en Ciencias Físicas. Vivió entonces una época convulsa, con la guerra de Vietnam como telón de fondo y los asesinatos de Kennedy y de Martin Luther King. ¿Cómo marcaron estos hechos a un joven como usted en el que ya había despertado su conciencia política?
-Sí. Tenía ya algunas amistades y contactos en el Partido Socialista Obrero Español cuando me fui a Estados Unidos y, recién acabada la carrera, un par de años después, me fui a Estados Unidos, donde estuve cinco años estudiando Física, pero no pude ser ajeno a lo que estaba aconteciendo. Aquellos años en Estados Unidos fueron años dramáticos hasta más no poder. El asesinato del presidente Kennedy y unos pocos años después de su propio hermano Robert, el asesinato de Martin Luther King, las grandes manifestaciones contra la guerra del Vietnam… Había un clima muy tenso en Estados Unidos porque los jóvenes tenían que ir a la guerra y no querían. Y yo viví con gran atención todo esto en la universidad. Hubo muchas manifestaciones inmensas, las más importantes en Nueva York, San Francisco y Washington, y yo participé en las tres como uno más.
-De su participación activa en las protestas sociales, 25 años después, cuando se barajaba su candidatura a secretario general de la OTAN, Bill Clinton hizo referencia a su ficha de la CIA y afirmó que le gustaba, pues le hacía recordar aquellos tiempos.
-Sí. Cuando se aproximó a mí para tratar de convencerme de que debería presentarme, yo le dije que a lo mejor mi pasado podía suponer un lío…
-¿Echa en falta ahora, como persona pública, poder manifestarse con la misma libertad que lo hacía entonces, que no tenía ninguna responsabilidad?
-Ahora es más difícil opinar sin tener que explicar por qué opinas de esa manera. Por eso, a veces es mejor callarse que opinar y ser malentendido.
-¿Mantiene su amistad, en la actualidad, con Felipe González?
-Sí. Sigo manteniendo muchos amigos, por supuesto, y no he dejado de militar en el Partido Socialista, como un humilde afiliado más.
-Tanto se está hablando estos días en España de la falta de democracia, ¿se siente identificado con el Partido Socialista de hoy en día?
-Sí, seré socialista toda la vida. Las circunstancias son nuevas, pero fundamentalmente ser demócrata es ser moderado y hacer una defensa de los que tienen menos, ayudar a los que necesitan más, construir las cosas por los máximos consensos… Todos ellos son valores que están muy ligados a la sociedad democrática y son los míos.
-Teniendo en cuenta que en su momento estuvo en las apuestas como sucesor de Felipe González y que tiene la misma edad que Joe Biden, ¿le gustaría volver a la primera línea política?
-No, tengo ya una edad… Y Biden, aunque tiene la energía física posible para poder hacer las cosas bien, está en una edad casi límite y aunque puede tener otro mandato, creo que se tendría que resolver con gente más joven.
El mundo en toda su complejidad
-Cuando le propusieron como secretario general de la OTAN, usted pertenecía a un partido, el PSOE, que años atrás se había opuesto a la entrada de España. Después de su experiencia, ¿qué opinión guarda de este organismo que a día de hoy sigue siendo cuestionado por determinados sectores? ¿y cómo cree que se podría garantizar la seguridad de todos los Estados miembros que forman parte de la OTAN?
-Aun formando parte de la OTAN también puedes sufrir un ataque, pero la Alianza tiene como primera obligación la defensa de todos sus miembros. Por lo tanto, para entrar en la alianza, necesitas tener una capacidad mínima para defenderte a ti mismo y una capacidad también para ayudar a la defensa de los demás. Por eso, hay países que quieren entrar pero necesitan tiempo para llevar a cabo estas medidas.
-¿Considera, desde la perspectiva actual, que el pacto de no agresión que se firmó tras el desarme nuclear de Ucrania fue eficaz o actuó como parche del que vemos ahora sus consecuencias al no haber logrado curar esa profunda herida que sintió Rusia ante el desmembramiento de la URSS?
-Durante la época de la Unión Soviética fue eficaz para evitar más países nucleares, pues Ucrania, si no se hubiese desarmado, realmente habría sido otro gran país nuclear, ya que tenía un armamento nuclear muy potente. Con la perspectiva de hoy creo que hubiera sido un error tener más países nucleares. Se desarmó nuclearmente Ucrania y, a cambio, los países que tenían la bomba atómica, Rusia, Estados Unidos, Francia, China y el Reino Unido garantizaron a Ucrania que saldrían en su defensa si alguna vez era atacada.
Lo que es la historia … Uno de los países que firmó aquel acuerdo de Budapest, que es Rusia, lo ha incumplido de una manera muy clara rompiendo su compromiso y el resto tampoco hemos reaccionado.
-¿Qué cree que diferencia a Putin de sus predecesores, Gorbachov y Yeltsin?
-He conocido a los tres y he de decir que Putin es bastante peculiar. Fue uno de los colaboradores del gabinete de Yeltsin y cuando se marchó, en 1999, le nombró primer ministro y le dejó un gran desorden. Son ya casi 24 años en el poder, por lo que después de Stalin es el político más longevo en el cargo.
-Cita en el libro una frase de Putin en la que dice que: “sólo un loco puede querer que vuelva la URSS”.
-Putin tiene dos características muy concretas. La primera, que cuando quiere vengarse, lo hace en frío, y segundo, que es un gran campeón de judo, con lo cual sabe aprovechar las debilidades de su contrincante y eso lo aplica también en la política.
-¿Qué siente al ver esta guerra, retransmitida en los medios y en redes sociales casi al instante?
-Veo que se ha elevado la temperatura entre Rusia y Europa y también entre Rusia y Estados Unidos y, para nosotros, los europeos, es muy dramático, porque Rusia forma parte del mismo territorio que Europa y bueno, esta guerra es una guerra terrible, que espero que se pueda acabar pronto.
-¿Y cómo puede acabar esta guerra?
-Las guerras acaban porque uno gana y otro pierde, pero también las guerras pueden ganarse porque los dos acuerden parar la guerra, ya sea definitivamente o mediante un armisticio. Al final, la paz fundamentalmente es que la gente deje de morir y yo creo que eso, cuanto antes se haga, mejor. Por lo tanto, si el armisticio es posible, aunque no sea una paz definitiva, yo la prefiero a continuar la guerra. Preferiría vivir en armisticio y que pararan y luego ya veremos cómo resolvemos todos los problemas que quedan por resolver.
Oriente Medio: Israel y Palestina
-También estamos muy pendientes desde Europa de la guerra entre Israel y Palestina…
-Sí. Hay que condenar los actos terroristas de Hamás, pero no se puede contestar con una guerra, que aunque sea legítima, es una guerra, y eso no es una buena solución nunca. Israel, en los últimos días, está teniendo una postura más tibia, pero creo que Netanyahu es un mal líder, también para Israel, y espero que no lo siga siendo porque es una de las personas que más daño han hecho en Oriente Medio, incluso para el propio Israel, creyendo que estaba haciendo algo bueno. Netanyahu no cree en los dos estados, Israel y Palestina, como dictaminó la comunidad internacional de Naciones Unidas, y está haciendo todo lo posible para que los avances que se dieron queden paralizados.
-La diplomacia es un arma superior a cualquier otra, pero, ¿cree que tendrían que intervenir Estados Unidos o la OTAN como hemos visto también en Kosovo o en Afganistán?
-Habrá que hacer alguna operación de apoyo para la gente que se quede y la que está moviéndose hacia la frontera, pero esa parte está ahora cerrada y habrá que conseguir que entre la comida y la ayuda humanitaria a través de Egipto y lograr acuerdos para permitir que entre lo necesario para la gente.
-¿Cómo puede solucionarse este conflicto enconado durante tantos años?
-Hay que recuperar el plan de los dos estados, que es lo que se acordó en las primeras negociaciones entre Israel y Palestina en la Casa Blanca.