Tras un mes de julio intenso con numerosas reuniones y el habitual parón de agosto, el nuevo curso político da comienzo esta misma semana. El Gobierno vasco celebrará el próximo día 29 su primer Consejo de Gobierno en el Palacio Miramar de San Sebastián, como es tradicional. Se trata de la misma fecha en la que se celebró el año pasado el primer Consejo de Gobierno con el entonces lehendakari, Iñigo Urkullu. En esta ocasión, en el palacio donostiarra habrá, nueva foto del Ejecutivo vasco con 15 consejeros —solo repiten Bingen Zupiria, Nerea Melgosa y Javier Hurtado— e Imanol Pradales al frente.
De esta manera, el Gobierno de Pradales retoma la actividad institucional tras la pausa estival y después de que el lehendakari desarrollara a lo largo de julio una agenda llena de reuniones, centradas en la ronda de contactos que mantuvo con representantes institucionales y académicos, partidos políticos, sindicatos, patronal vasca y agentes del ámbito sanitario y que culminó con la visita del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a Ajuria Enea, en Vitoria.
El primer Consejo de Gobierno llega además una semana antes de la reunión de la Mesa que sentará las bases para alcanzar en seis meses —ese es el plazo que marca el lehendakari— un gran Pacto en materia de Salud. Mejorar la situación de Osakidetza es uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta el nuevo Gobierno vasco en la próxima legislatura.
Retos: Vivienda o Autogobierno
Esta primera reunión nada más empezar septiembre, será el pistoletazo de salida de las que vendrán por delante con posibles acuerdos de calado de por medio, "acuerdos de país" que el lehendakari, Imanol Pradales, ha marcado como retos.
Una legislatura en la que, como el propio lehendakari anunció, planteará a los partidos con representación en el Parlamento vasco firmar un Pacto Ético para el ejercicio de la política en Euskadi con el fin de preservar "el clima relativamente sano que existe". "La democracia se juega mucho los próximos años ante las corrientes antidemocráticas que amenazan la convivencia y los derechos", afirmaba Pradales hace unos meses.
El acceso a la vivienda es otro de los temas que el Gobierno vasco pretende mejorar. Durante sus encuentros del mes de julio, el lehendakari ya propuso una batería de medidas a la Asociación de Municipios Vascos (Eudel) para afrontar "una de las principales preocupaciones de la sociedad". Entre ellas, agilizar los trámites para construir nuevas viviendas, dar seguridad jurídica a las limitaciones de las viviendas turísticas o dividir pisos antiguos con mucha superficie.
Otro de los puntos clave de la legislatura será la ampliación del autogobierno vasco. En este sentido, ya hay una fecha aproximada marcada en el calendario: antes de que acabe octubre se pondrá en marcha la Comisión Bilateral entre el Estado y Euskadi para profundizar en las 29 transferencias pendientes y que se cumpla íntegramente el Estatuto de Gernika. Esta primera reunión, como ya anunciaron la consejera vasca de Autogobierno y el ministro de Política Territorial, tendrá como objetivo avanzar en las seis transferencias —gestión del litoral es una de ellas— de las que el Ministerio ya cuenta con un borrador redactado por el anterior Gobierno vasco.
El PNV se juega su hegemonía
El PNV, con presencia mayoritaria en el Gobierno de coalición, también tiene un importante desafío como partido y es revalidar su histórica posición de liderazgo en Euskadi. Los resultados de las últimas elecciones generales de 2023 ya evidenciaron que algo no iba bien y, tras las autonómicas de 2024, se ratificó que los jeltzales no pasan por su mejor momento. El deterioro de Osakidetza fue uno de los asuntos que les pasó factura.
En las generales perdieron más de 100.000 votos, mientras que EH Bildu logró sus mejores resultados desde 2011. En las autonómicas, ambas fuerzas empataron en número de escaños, aunque el PNV resistió con 30.000 votos más que la formación abertzale. Y, entre los votantes a los que pretenden recuperar, están los jóvenes, pues muchos de ellos se han decantado por la izquierda abertzale en las dos últimas elecciones.
Con todo ello, el PNV ya camina hacia su renovación y, en este sentido, septiembre también será significativo porque es el mes —concretamente en el Alderdi Eguna— que el partido ha elegido para dar comienzo a un proceso de renovación interna de seis meses que concluirá con una asamblea que elegirá una nueva dirección en marzo. La gran duda sobre el futuro del PNV es si su presidente, Andoni Ortuzar, continuará a los mandos.
De esta forma, el PNV se juega mucho en esta XIII legislatura si quieren que Bildu no de el sorpasso en las próximas elecciones vascas. También lo es para el PSE-EE, pues en el caso de que ocurriese lo que en las pasadas autonómicas, su apoyo sería fundamental para volver a reeditar un gobierno entre jeltzales y socialistas.