El lehendakari Pradales y la presidenta de Navarra se han reunido en el Palacio de Navarra para defender conjuntamente lo que les pertenece y les beneficia: el concierto económico vasco y el convenio navarro, basados ambos en los derechos históricos de los territorios forales, esas antiguallas.
Además, se han reunido porque el lehendakari debe reunirse en primer lugar con su homólogo navarro como mandan los cánones y la ideología nacionalista, que para eso forman parte ambas comunidades de un ente imaginario más amplio llamado Euskal Herria, el motivo de los desvelos de los nacionalistas que aspiran a independizarse del resto de España y a formar un nuevo Estado independiente con territorio que incluso alcanza a Iparralde, en el sur de Francia. Y Chivite se ha reunido con el lehendakari porque pertenece al PSN, y ya sabemos lo que significa hoy formar parte del PSOE: plegarse a los deseos abertzales, en este caso, el deseo de señalar a Navarra como comunidad hermana de Euskadi, no vaya a pensar la gente que son unos fachas reaccionarios.
Además de para hablar del TAV o del sector industrial, que siempre viste bien y da un aire como de políticos serios con conocimientos en cuestiones económicas e industriales, cosa que me parece estupendo, se han reunido sobre todo para defender los privilegios que disfrutan en relación al resto de comunidades autónomas y ciudadanos españoles. No nos toquen lo que es nuestro, han venido a decir, y con la boca pequeña y sin aportar dato alguno han añadido que ambos sistemas de financiación son solidarios con los restantes ciudadanos españoles.
Se han reunido sobre todo para defender los privilegios que disfrutan en relación al resto de comunidades autónomas y ciudadanos españoles
Por eso lo querían Puigdemont y Junqueras. Además, han llamado a los políticos en general y se han llamado a sí mismos a hacer pedagogía en relación a esta cuestión, no vaya a ser que alguien se entere de que los ciudadanos residentes en Euskadi y en Navarra disfrutan de una financiación per cápita superior en un sesenta por ciento a la media de los ciudadanos que no tienen la suerte de residir donde residen ellos, como señalan los datos oficiales. El problema es que pedagogía no han hecho demasiada, más allá de decir que ellos tienen derecho a disfrutar aquello que los demás se quedan con las ganas.
Porque pedagogía de un instrumento fiscal del que solo tú dispones y gracias al cual abonas al Estado menos de lo que te correspondería, ¿cómo se hace? Además, en los tiempos que corren, es difícil explicar que los que más tienen deben abonar al resto menos de lo que deberían, o que los pobres están obligados a financiar a los ricos a cambio de que los ricos no abandonen la comunidad política a la que unos y otros pertenecen. Puedes, por ejemplo, recordar que el concierto económico vasco y el convenio navarro están recogidos en la Constitución Española, que es lo que históricamente se ha respondido a los pocos que nos hemos atrevido a cuestionarlos.
Porque además la Carta Magna puede reformarse en todo menos en esto, reminiscencia histórica y privilegio fiscal de hoy día. Quienes, aunque fuera disimuladamente o en el ámbito privado, reconocían que los derechos históricos limitan la redistribución, reducen la solidaridad y rompen la igualdad, en público se limitaban a recordar su constitucionalidad, evitando introducirse en argumentos menos propicios, sobre todo si eran de izquierdas o tenían que dar la sensación de que lo eran. No me metas en líos, tío.
Los comprendo, es complicado defender un instrumento fiscal del que solo tú dispones y cuyos máximos valedores, PP y PSOE, se lo han negado al resto de comunidades autónomas con el argumento de su inviabilidad manifiesta, dado que el Estado se quedaría sin recursos para sostener las políticas comunes. Y en concreto a Cataluña, dado que para Euskadi y Navarra, que no suponen gran peso en el PIB español, vale, pero ¿para Cataluña?, ¿están ustedes locos? Imposible, decían, con toda la razón del mundo.
Y en concreto a Cataluña, dado que para Euskadi y Navarra, que no suponen gran peso en el PIB español, vale, pero ¿para Cataluña?, ¿están ustedes locos?
Pero si hasta hace cuatro días la histriónica vicepresidenta del Gobierno de España y ministra de Hacienda negaba semejante posibilidad, como todos sus compañeros históricamente lo hicieron antes. Nunca jamás concederían a Cataluña un concierto, del mismo modo que nunca eliminarían el delito de sedición, ni rebajarían el delito de malversación, ni concederían los indultos a los corruptos ni aprobarían la amnistía a los golpistas. Nunca jamás hasta que los independentistas se lo exigieron como condición sine qua non para alcanzar la Moncloa primero y después mantenerse en el Gobierno. El PNV siempre ha sido más inteligente y, por lo tanto, mucho más discreto y parco en palabras; quizás sea cosa del RH.
Pradales y Chivite podrían haber recordado el índice del 6,24% que se aplica y que mide el peso económico y poblacional de Euskadi o que existe una fórmula concreta para calcular el cupo; el problema es que ese índice se mantiene inalterado desde 1981 y que tanto el cupo vasco como la aportación navarra se negocian políticamente, en función de las necesidades de unos y de otros. Como para fiarse. Y había que mantener al PNV en el redil, no se nos fuera al monte a seguir recogiendo nueces.
Por eso lo quería el independentismo, para ayudar a progresar al Estado del que quiere independizarse
Pero para qué liar a los ciudadanos y explicarles los pormenores del invento, pudiendo insistir en que la concesión del concierto para Cataluña será buena para todos, incluidas las restantes comunidades autónomas, la convivencia democrática y la armonía eterna. Por eso lo quería el independentismo, para ayudar a progresar al Estado del que quiere independizarse. Y habrá más dinero para todos, versión sanchista del milagro del pan y los peces. Además, ya han dicho algunos que no es un concierto lo que se concede sino la posibilidad de recaudar todos los impuestos y abonar un cupo al Estado, o sea, lo que viene a ser un concierto económico de toda la vida.
Y así lo ha recordado un catalán de nombre Josep Borrell, facha redomado y hombre de derechas militante… del PSOE, que no sabe estarse callado ni lee el argumentario que deben leer los que quieren hacer carrera. Menudo lío.