Con el traslado de los últimos cinco etarras a cárceles de Euskadi y Navara, y el fin de la política de dispersión, parece que los colectivos en apoyo a los presos de ETA, como son la red ciudadana Sare y la Asociación de Familiares de presos de ETA, Etxerat, buscan ahora ganar todavía más terreno a favor y avanzar hasta prácticamente la excarcelación de quienes durante 40 años dejaron miles de víctimas.
Justo este domingo, ambas agrupaciones han pedido, mediante una rueda de prensa en Vitoria, que a los miembros de la organización terrorista recluidos en las cárceles españolas, se les aplique la "legislación ordinaria”, en vez de las actuales leyes de excepción”, reclamando así que se les aplique el tercer grado penitenciario a buena parte de quienes hoy cumplen condena. Actualmente solo 33 presos de ETA cuentan con él, cuando según sus dirigentes “deberían ser 110”.
De hecho, en esta misma rueda de prensa, Joseba Azkarraga y Jose Morales, portavoces de Sare y Etxerat, respectivamente, han declarado que, después de 35 años con los presos estando lejos de su tierra, "el trabajo ha dado por fin resultado", y han abogado por "sortear los obstáculos que ponen a los presos", poniendo énfasis también -igual que hizo Otegi este sábado- en los familiares y amigos de los reclusos fallecidos en la carretera cuando los visitaban.
Acabar con las leyes que afectan a los presos de ETA
Siguendo su objetivo de conseguir la excarcelación de quienes fueron parte de la banda terrorista y alcanzar ese "horizonte sin presos" que tanto reclama Otegi, estas asociaciones han criticado que todavía se mantengan leyes como la 7/2003 que "posibilita la perpetuidad", la 14/2003 "que impide que no se compute el tiempo cumplido en Francia", o la 5/2003 que mantiene a la Audiencia Nacional como organismo competente de las progresiones de grado y permisos penitenciarios.
En esta línea, y si no fueran pocos todos estos reclamos Azkarraga prácticamente equipara a las víctimas de ETA con quienes están en la cárcel por haber cometido estos mismos atentados, y no tiene problema en asegurar que la autocrítica "no solo se debe exigir” a los presos, sino a toda la sociedad.
Poniendo una vez más en un segundo a las víctimas de la banda terrorista, e incluso victimizando a quienes formaban y actuaban como parte de ella, asegura que "ha habido más de 5.000 casos de tortura, vulneración de derechos y muertes por terrorismo de Estado", metiendo en el mismo saco a quienes eran objetivo de los atentados y quienes los llevaron a cabo.