El aparato digestivo tiene múltiples funciones, entre ellas la digestión de alimentos y la absorción de nutrientes. Pero, además, es el lugar donde se aloja la microbiota (flora intestinal), que colabora en activar el sistema inmunológico para proteger el organismo de infecciones, mantener controlada la respuesta inflamatoria y producir sustancias que impactan de manera positiva en el cerebro –como la serotonina– aportando estabilidad emocional.

El intestino tiene la capacidad de funcionar de manera independiente y, a su vez, mantener una conexión directa con el cerebro, enviando información de manera bidireccional. El aparato digestivo recoge información sobre el estado del organismo y luego la envía al cerebro para que la vincule con las emociones, como el estado de ánimo, el estrés o los nervios. De ahí que se le considere el ‘segundo cerebro’.

Conexión directa

“Esta conexión directa entre cerebro y aparato digestivo explica que estados anímicos como la ansiedad, el nerviosismo o el estrés; o cambios de hábitos en el sueño o en nuestras rutinas, puedan afectar a nivel digestivo provocando síntomas como alteraciones en el ritmo intestinal (diarrea o estreñimiento), hinchazón o molestia abdominal”, explica el el Dr. Fran Zozaya, de la Unidad del Aparato Digestivo y Endoscopia Digestiva de Policlínica Gipuzkoa.

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Una dolencia en el aparato digestivo puede incidir de forma notable en el estado de salud de una persona, puesto que –aclara el doctor Zozaya–, es donde se produce la absorción de gran parte de nutrientes y sustancias necesarias para el buen funcionamiento del resto del organismo.

Enfermedades y síntomas

“Por ejemplo, en el intestino delgado se absorben nutrientes esenciales como el hierro y una afectación a este nivel puede llegar a provocar una anemia por una falta de producción de glóbulos rojos. O también se absorbe la vitamina D y una falta de esta podría llegar a desarrollar una osteoporosis, una debilidad en los huesos que puede derivar en fracturas óseas”, explica. “Un buen funcionamiento del aparato digestivo es esencial para un buen equilibrio del resto del organismo”,  añade el especialista de Policlínica Gipuzkoa.

Los síntomas de las enfermedades que se pueden desarrollar en el aparato digestivo pueden ser muy variados. Los más habituales son el ardor, las náuseas, la pesadez después de las comidas, el dolor abdominal, la hinchazón o distensión abdominal, las diarreas o el estreñimiento.

Detección

Para poder detectar los trastornos digestivos son necesarias diferentes acciones para llegar a un diagnóstico acertado. En primer lugar, indica el digestólogo de Policlínica Gipuzkoa, “una adecuada anamnesis” en la que recoger el conjunto de datos y síntomas que presenta el paciente. Para ello, “es importante hacer preguntas concretas en la consulta para saber exactamente en qué consisten las dolencias del paciente, que luego nos va a permitir decidir la pruebas que habrá que realizarle”.

En segundo lugar, hay que someterle a “una buena exploración abdominal para delimitar mejor en qué consiste esa dolencia y cuál es nuestra sospecha diagnóstica”, valora el especialista, quien concreta que entre estas pruebas de enfermedades digestivas se encuentran las pruebas de imagen, siendo la más habitual y accesible la ecografía abdominal, y las endoscopias, principalmente la gastroscopia y la colonoscopia”.

Llevar una vida sana

Para que el sistema digestivo cumpla adecuadamente con su función, requiere llevar una vida saludable y prestar atención a cualquier aviso de anomalías en el funcionamiento del mismo. Una alimentación sana, variada y ordenada es clave para conseguirlo.

El doctor Zozaya recomienda “evitar, sobre todo, los productos procesados, el consumo diario de alcohol y tabaco, además de intentar mantener un equilibrio y orden en las comidas que ayude a mantener un adecuado tránsito intestinal, evitando así episodios de diarrea o estreñimiento, que habitualmente se asocian a molestia abdominal”.