La vista es uno de los sentidos más delicados y el verano es la estación más proclive para sufrir daños oculares. Recomendaciones como utilizar gafas de sol homologadas o evitar la excesiva exposición solar son fundamentales para proteger los ojos en los meses más calurosos, cuando están más sensibles de lo habitual por la elevada cantidad de radiación ultravioleta (UV).
La exposición prolongada al sol, los dañinos rayos ultravioletas o los problemas derivados de la propia sequedad de la estación, que provoca una mayor evaporación de la lágrima y sensación de ojo seco, son las principales cuestiones a las que se debe prestar atención. Por eso, es necesario prevenir lesiones oculares que puedan ser irreversibles en el futuro.
La queratitis actínica
Las lesiones oculares más frecuentes son la queratitis actínica y la conjuntivitis, según explica el doctor Pío García, especialista en oftalmología del Hospital Quirónsalud Vitoria. La primera es una lesión de la córnea por los rayos solares. Suele aparecer después de haber estado tomando el sol sin protección ocular. En ocasiones estas lesiones tienen un origen tóxico, debido al contacto del ojo con las cremas de protección solar, que se disuelven con el sudor entrando en los ojos.
Sus síntomas característicos son dolor, lagrimeo, ojo rojo, hinchazón de los párpados y fotofobia (dolor a la luz). Esta lesión se diagnostica al observar un punteado en el epitelio corneal (la capa más externa de la córnea), que se traduce en pequeñas úlceras corneales y se cura en pocos días con la aplicación de lágrimas artificiales y antibióticos oculares. Para evitarla se recomienda utilizar gafas de sol.
La conjuntivitis
Hay de dos tipos, alérgicas e infecciosas, señala el oftalmólogo. Los pacientes que presentan conjuntivitis alérgica primaveral (generalmente niños) empeoran durante el verano al exponerse al sol y al calor. Es recomendable modificar sus hábitos veraniegos y cambiar la playa por la montaña, donde las temperaturas son más suaves y adecuadas para estos pacientes. Si el paciente empeora, es aconsejable colocar compresas frías sobre los párpados y evitar rascarse los ojos.
Las conjuntivitis infecciosas más frecuentes en verano son las víricas y en especial la causada por el adenovirus. Este virus es altamente contagioso y suele infectar en piscinas y playas. El paciente siente quemazón y presenta un intenso lagrimeo, ojos muy rojos y gran hinchazón de los párpados, sobre todo por las mañanas.
La conjuntivitis vírica produce una secreción transparente que el paciente confunde con lagrimeo, pero estas lágrimas están cargadas de virus, pudiendo contagiar a varios miembros de una misma familia. “Para evitarlo, el paciente debe tomar medidas higiénicas estrictas, como tener su propia toalla, lavarse mucho las manos y utilizar gasas o pañuelos de papel para limpiarse los ojos”, recomienda el doctor de Quirónsalud Vitoria.
Mala época para las lentillas
El verano es especialmente complicado para los usuarios de lentes de contacto y para los usuarios de gafas, por la dificultad para bañarse en la playa o en la piscina con ellas. Por este motivo muchos pacientes utilizan las lentes de contacto en la playa y en la piscina, algo totalmente desaconsejado por los riesgos que conlleva.
Las lentillas se resecan con el calor y el sol, ocasionando frecuentemente queratitis, que si no son atendidas y tratadas urgentemente por el oftalmólogo pueden complicarse con infecciones corneales, que pueden progresar rápidamente hacia el interior del ojo. “Los portadores de lentes de contacto son la población más afectada por infecciones y deben saber que si el ojo enrojece o duele, lo primero que hay que hacer es retirar las lentillas”, advierte el doctor Pío García.
Recomendaciones de uso
En el caso de que sea inevitable el uso de las lentillas, se aconseja una buena higiene, utilizar lentes desechables diarias, no utilizar agua corriente para su limpieza o productos que no han sido diseñados para este fin, pues pueden estar contaminados por gérmenes como la acantoameba, que pueden causar una infección corneal devastadora y de difícil tratamiento.
Las soluciones de limpieza y mantenimiento de las lentes de contacto no deben exponerse a temperaturas superiores a los 30º C, por lo que no es aconsejable dejar los botes de solución o los estuches con las lentes de contacto en la bolsa de la playa o en el maletero del coche, ya que se podrían dañar.
Buena lubrificación
Las lentes de contacto necesitan un ojo húmedo, con lágrima y ésta sufre la evaporación natural como consecuencia del calor o del aire acondicionado, por lo que en verano es aconsejable que estos pacientes utilicen lágrimas especiales para las lentillas, para evitar que el ojo se reseque y aparezcan las complicaciones.
Tampoco es adecuado tomar el sol con las lentes de contacto, ya que debido a la falta de parpadeo y al calor, los ojos se resecan y las lentes pueden perder la humectación pudiendo producir úlceras corneales o incluso quedarse pegadas a la córnea. Si esto ocurriera se debe lubrificar le ojo con lágrima artificial hasta que la lentilla recupere su hidratación y movimiento. En este momento la lente de contacto se puede retirar y acudir de urgencia al especialista para valorar las posibles lesiones ocasionadas.
Atención con los niños
Otro segmento de la población que merece mención aparte en este tema son los niños. Sus ojos son mucho más sensibles a la luz solar ya que el cristalino no regula del todo la penetración de la radiación.
Además, permanecen durante el verano más tiempo al aire libre sin ningún tipo de protección en sus ojos, lo que a la larga se traduce en una aparición de cataratas a una edad más temprana. Se recomienda el uso de gafas sol a partir de los 5 o 6 años, así como el uso de gorros o sombreros y evitar la exposición en las horas de máxima intensidad.