La litiasis urinaria consiste en la presencia de componentes de la orina en fase sólida en el aparato urinario que se forman dentro de los riñones, que reciben el nombre de cálculos renales o nefríticos. Son masas sólidas de tamaño variable, formadas a partir de la cristalización de sustancias que se eliminan a través de la orina.
También llamada cálculo urinario o, simplemente, piedras, se trata de unos agregados que se forman en la vía urinaria debido a un exceso de determinados minerales o sustancias que hay en la orina. Pueden estar localizados a cualquier nivel de la vía urinaria, desde el riñón y el uréter a la vejiga o uretra.
Las causas
Se debe a ciertos compuestos que el paciente expulsa en la orina en una cantidad excesiva. Hay muchas causas para su formación, ya que influyen los factores dietéticos, el clima o las infecciones. Incluso algunas enfermedades genéticas pueden estar tras ella.
“Detectar la causa es fundamental para hacer un tratamiento preventivo y evitar que al paciente se le formen nuevas piedras, porque una vez se padece una litiasis urinaria, existe un 25% de posibilidades de desarrollar una nueva en los siguientes años”, señala el doctor Alejandro González, urólogo de Policlínica Gipuzkoa.
Las recomendaciones generales para evitar la generación de litiasis consistirían en una abundante ingesta de líquidos, una dieta baja en sal y moderada en consumo de proteínas y evitar situaciones de estrés.
Los síntomas
Hay un amplio abanico de síntomas que el paciente puede notar, pero hay quien no los tiene. En este caso, el hallazgo del cálculo es casual: aparece en una prueba de imagen que se haya pedido por otro motivo.
Cuando la piedra se mueve y provoca una obstrucción a la salida urinaria, se origina el llamado cólico renal, un cuadro de dolor que puede llegar a ser muy intenso, similar o superior al del parto, muy difícil de controlar, que viene desde la zona del riñón y se irradia hacia delante. A a veces se acompaña de sangrados en la micción.
Reacción ante las señales de alarma
El dolor puede indicar que la piedra se está moviendo y está queriendo salir hacia el exterior. Se recomienda una buena hidratación, tomar analgésicos y vigilar síntomas de alarma, como fiebre, náuseas y vómitos, o un dolor excesivamente fuerte.
“En estos casos, deberemos acudir a Urgencias porque el cólico se puede estar complicando y requerir una atención urgente. Entonces se le hará una evaluación para ver si hay alguno de los datos de complicación”, aconseja el urólogo Alejandro González.
Acudir al urólogo
Aunque el dolor no sea muy fuerte, porque sea un cólico pasajero que el paciente pueda controlar, la recomendación es visitar al urólogo para determinar de qué tipo de piedra se trata. Es importante completar el estudio de una manera adecuada, con un análisis de sangre y de orina y una prueba de imagen, “porque nos dará idea de cómo está el paciente, si el cálculo está causando algún daño al riñón, si existe infección urinaria y el tipo de piedra que tiene en cuanto a tamaño y localización”, aclara el especialista.
¿Cuándo hay que operar?
La decisión de intervenir quirúrgicamente se produce en aquellos casos en los que el dolor es muy difícil de controlar y el riñón se esté estropeando o deja de filtrar adecuadamente. Del mismo modo, si el tamaño y la localización de la piedra indica que será difícil que el paciente la expulse por sí mismo, “en todos esos casos, nos plantearemos la cirugía”, asegura el doctor Alejandro González.
“Nosotros apostamos por la ureteroscopia con láser holmium, una cirugía muy poco invasiva porque utiliza el propio trayecto de la vía urinaria con un sistema de luz e irrigación, unas cámaras muy finitas, con las que llegamos hasta la litiasis. Con ese láser, la fragmentamos y pulverizamos e incluso podemos recuperar algún fragmento para mandarlo a analizar. Así, conseguimos una solución inmediata del problema destruyendo totalmente el cálculo”, explica el urólogo de Policlínica Gipuzkoa.
El postoperatorio
Una vez terminada la cirugía, que suele durar en torno a una hora, el paciente está una o dos horas en reanimación y vuelve a la planta de hospitalización, donde tiene atención las 24 horas. A las 12 ó 18 horas, el dolor estará totalmente controlado y la orina estará ya clara, por lo que podremos retirar sonda y vías y permitirle irse a casa. La incorporación a la vida ordinaria y laboral suele ser muy rápida, en pocos días.
“El láser siempre presenta muchas ventajas, pero exige también una gran técnica…
Tras la cirugía, haremos una serie de revisiones al paciente y realizaremos un asesoramiento personalizado, porque vamos a detectar así la aparición de nuevos cálculos y vamos a darle asesoramiento dietético y si es necesario con fármacos para evitar la aparición de nuevas piedras”, aclara el médico.