La radiofrecuencia pulsada es una técnica que busca modular la intensidad del dolor y reducirla el máximo posible. Se trata de un procedimiento ambulatorio que se realiza con una sedación que solo busca el confort del paciente.
La radiofrecuencia pulsada (RFP) es un tratamiento especial que consiste en aplicar una corriente eléctrica por pulsión que provoca que el alivio del dolor se prolongue en el tiempo.
Una técnica indolora y sin contraindicaciones
El objetivo de esta técnica es actuar en la vía del dolor, impidiendo que el estímulo doloroso se transmita al cerebro. Este tratamiento no afecta a la movilidad ni a la sensibilidad de la zona. Se recomienda cuando el tratamiento conservador no ha dado resultado o como alternativa a la cirugía.
“No tiene grandes contraindicaciones ni graves complicaciones. El paciente viene, está una hora, que es lo que normalmente dura la técnica, y dos más comprobando que todo haya salido correctamente. A primera hora de la tarde se suele dar el alta”, explica el doctor Juan Martínez, Anestesista de la Unidad de Dolor Crónico, Anestesiología y Reanimación de Policlínica Gipuzkoa.
El especialista resalta que el tratamiento no es doloroso porque se lleva a cabo con anestesia local. “Los procesos de tratamiento del dolor deben hacerse con una sedación consciente para que el paciente pueda colaborar con nosotros e indicarnos si estamos cogiendo o no el territorio de su dolor y para evitar complicaciones. Es una sedación para el confort del paciente”, insiste el doctor Martínez.
Los efectos del tratamiento
El especialista aclara que, aunque “depende del paciente”, los efectos del tratamiento duran “en torno al año, entre los 9 y los 14 meses”, y “muchas veces, cuando consigues que el paciente pueda hacer de nuevo ejercicio y fortalecer toda la musculatura, ese dolor no vuelve o, si lo hace, es con menor intensidad, sin afectar a su calidad de vida”.
La radiofrecuencia pulsada es hoy en día uno de los tratamientos más avanzados del dolor crónico y agudo. “Antes se buscaba quemar el nervio y solo se podía utilizar en aquellos que fueran sensitivos; ahora se puede neuromodular la intensidad del dolor, por lo que se puede aplicar a cualquier tipo de nervio y ya no hay limitación de regiones”, resume el anestesista de Policlínica Gipuzkoa