La apnea obstructiva del sueño es el conjunto de síntomas que se produce al interrumpirse la respiración repetidamente durante el sueño.
Este síndrome, que se asocia a un aumento de la tensión arterial y a la arteriosclerosis, está relacionado con accidentes cerebrovasculares, infartos de miocardio, hipertensión, obesidad o impotencia, especialmente en hombres mayores de 40 años o en mujeres que ya han entrado en la menopausia o que tienen sobrepeso.
Varios tratamientos
Un buen descanso es vital para el bienestar, y las personas que sufren de apnea del sueño suelen carecer de él. Es una enfermedad que “predispone a enfermedades cardiacas, neurológicas… y a una mala calidad de vida por el déficit de sueño”, explica el Doctor Javier Martín, especialista en Cirugía Maxilofacial de Policlínica Gipuzkoa.
Por ello, la solución a este trastorno se antoja necesaria y son varios los tratamientos disponibles, algunos más efectivos que otros. La cura de la apnea del sueño grave mediante cirugía maxilofacial resulta eficaz al permitir que se aumente el espacio de las vías aéreas de las personas afectadas por este trastorno y, de este modo, se evite la obstrucción de las mismas mientras duermen.
Solución permanente
El doctor Martín destaca que “la cirugía maxilar llevada a cabo con éxito es una solución permanente, para siempre, que no va a requerir ningún tratamiento más” de forma complementaria. Este es su principal beneficio y también su principal diferencia respecto a “otros tratamientos clásicos” para la apnea como la CPAP, “una especie de máscara que expulsa aire a presión para mantener abierta la vía aérea del paciente”. Su efecto es temporal ya que “únicamente se nota mejoría mientras se lleva la CPAP, que es de forma nocturna”.
Además de tratar el trastorno del sueño, la intervención permite “solucionar la mala oclusión dental y lograr una mejora estética”, afirma el cirujano maxilofacial de Policlínica Gipuzkoa.
Mejora inmediata
La intervención quirúrgica permite una mejora “inmediata” de la apnea del sueño, que el paciente “empezará a notar pasadas las dos o tres semanas de la operación”. Esto ocurre porque “después de la cirugía, en el posoperatorio, hay un periodo de una semana o diez días de bastante inflamación en los que las fosas nasales tienen bastantes flemas y secreciones”, apunta el especialista, siendo la causa de “no poder notar directamente la mejoría” en esos primeros instantes.
Del mismo modo, los beneficios de la cirugía maxilar trascienden la solución de la apnea del sueño ya que con ella se puede “solucionar, al mismo tiempo, la maloclusión dental y lograr una mejora estética”.