Con la Semana Santa a la vuelta de la esquina, los vascos ya se encuentran preparando planes para aprovechar los días de fiesta. Mientras algunos se decantan por viajes a países europeos, otros prefieren realizar viajes nacionales, incluso otro tipo de planes. No hace falta irse muy lejos para aprovechar esa semana tan especial al máximo.
Por ello muchos se decantan por las excursiones a preciosos pueblos o por las rutas de carretera. Y es que Euskadi es el lugar ideal para realizarlas, ya que esta supone descubrir variados y preciosos paisajes y localidades en un tiempo limitado. Sin duda, una de las maneras más bonitas de hacer turismo por el territorio vasco.
La ruta más bonita de Euskadi
La ruta comienza en el hermoso pueblo costero de Plentzia, un paraíso para los surfistas y aquellos amantes del mar ubicado a 25 kilómetros de la ciudad de Bilbao. Como destaca la web de Turismo Euskadi en su artículo Plentzia, se trata de una localidad en la que la ría es el elemento central y la playa es un "atractivo turístico".
Este pueblo acogedor del año 1299 todavía guarda mucha historia entre sus calles. En su Casco Viejo medieval, que combina la arquitectura marinera con "construcciones más cultas y de tipo palaciego" se hallan tesoros como el antiguo consistorio "construido en sillería" y la iglesia de Santa María Magdalena, que sobresale por su torre del siglo XVI. Así como su Arco de Santiago, el único resto de la antigua muralla que rodeaba la villa, o la casa torre del linaje de Butrón, la Torre Barri.
El pueblo de Plentzia.
Desde Plentzia continuamos por uno de los mayores símbolos de Euskadi, San Juan de Gaztelugatxe, que adopta el nombre de Rocadragón en la popular serie Juego de Tronos. Envuelto de mar y de un flysch, en lo más alto del lugar y después de subir las infinitas escaleras nos topamos con una ermita.
Después de dejar atrás este icono vasco, nos adentramos en el pueblo pesquero de Bermeo. Localidad llena de vida y de color, donde se halla uno de los mayores puertos pesqueros de Euskadi. Rodeado de acantilados y situado en el monte Sollube, este rincón de cuento está compuesto de, como expone la misma web en su artículo sobre Bermeo, personalidad y encanto.
El pueblo de Bermeo.
Además de su puerto y sus increíbles vistas al mar, Bermeo permite disfrutar al turismo de un gran patrimonio cultural, como el monumento de Nestor Basterretxea en homenaje Benito Barrueta. Este esconde algo muy curioso y es que podemos observar el paisaje desde la abertura del monumento y ver la isla de Izaro.
También podemos visitar el museo del pescador, en la Torre Ercilla, el casino de Bermeo, que luce como un palacio francés, la iglesia gótica de Santa Eufemia, el famoso cabo de Matxitxako y la Tala, que es una "magnífica arboleda".
[Se buscan vecinos en este pequeño pueblo a menos de una hora de Euskadi: casas por 30.000 euros]
Dejamos Bermeo de lado y nos dirigimos a Lekeitio, otra de las villas vascas más especiales y la última vizcaína de esta ruta. Una localidad que guarda un misterio: su isla de San Nicolás, a la que solo se puede acceder a pie cuando la marea está baja. Sobresalen, asimismo, el faro de Santa Catalina y la playa de Isuntza.
El pueblo de Lekeitio.
Además, como destaca Turismo Euskadi en su artículo sobre Lekeitio, esta hermosa localidad ofrece la oportunidad "disfrutar de un patrimonio artístico abundante", como la Basílica de la Asunción de Santa María con un gran retablo gótico bañado en oro, "considerado el tercero más grande del Estado", así como otros puntos de interés como los palacios de Uribarri, Uriarte, Oxangoiti y Abaroa.
También podemos apreciar la Plaza de la Independencia de Lekeitio, donde se encuentra el monumento de Pascual Abaroa, y la ermita de San Juan Talako en el puerto Txatxo, que ofrece unas vistas increíbles de la costa de Bizkaia.
Después de dejar atrás la costa vizcaína nos introducimos en Gipuzkoa, concretamente en el pueblo de Zumaia, donde tuvo lugar la boda de Clara Lago y Dani Rovira en la película de Ocho apellidos vascos. Envuelta de belleza natural, como un precioso mar, acantilado y unas montañas verdes, Zumaia destaca por sus atractivos, según explica la misma web en el artículo sobre Zumaia. Estos son un maravilloso casco histórico, una amplia oferta hostelera, su moderno puerto deportivo y sus dos preciosas playas.
El pueblo de Zumaia.
El casco histórico llama la atención de los turistas por su corte medieval y por la llamativa parroquia de San Pedro del siglo XIII, que se "eleva sobre el resto de edificaciones como una mole de piedra". Esta sobresale por su construcción parecida a la de una fortaleza. "Su interior constituye uno de los espacios góticos más bellos de Euskadi, donde destaca un retablo de Juan de Antxieta, declarado monumento nacional".
No hay que obviar otros maravillosos edificios de interés, como las casas Olazábal y Goikotorre y los palacios Zumaia y Ubillos. Pero, sobre todo, si por algo destaca esta curiosa localidad guipuzcoana es por su playa de Itzurun, bajo "la protección de la ermita de San Telmo", con unas aguas y arenas llamativas.
Así como por el recorrido que se puede realizar desde la misma playa hasta el pueblo de Deba, con el que se observa unas formaciones rocosas impresionantes elevadas sobre el mar. "En bajamar, queda al descubierto un peculiar fenómeno denominado Flysch. Se trata de una superficie de abrasión originada como consecuencia de la erosión del mar, formada por diferentes láminas de rocas calizas y areniscas, en forma de milhojas".
Por último y no menos importante, después de Zumaia nos adentramos en la conocida villa del diseñador de moda vasco más popular, Cristóbal Balenciaga: Getaria. Un pueblo famoso por los pescadores y navegantes como Juan Sebastián Elcano, primer hombre en dar la vuelta al mundo.
Getaria.
Turismo Euskadi apunta en su artículo sobre Getaria que, durante cientos de años, la caza de ballenas "tuvo una gran importancia en la economía de la villa". No hay que perderse los grandes atractivos que tiene este pueblo, como su Museo Cristóbal Balenciaga en el que conocer la vida del diseñador y su importancia, o un "entorno natural" compuesto de barrios rurales.
"Una de las cosas que más te sorprenderá del lugar es poder observar las espectaculares laderas erosionadas que constituyen el fenómeno geológico denominado flysch. Y que ha sido recientemente designado como Geoparque Mundial de la UNESCO", añade.
Esta magnífica villa medieval amurallada no solo llama la atención por todo lo mencionado, sino por su silueta del monte San Antón", popularmente conocido por su forma y denominado el 'Ratón de Getaria', o su puerto. Y es que el puerto de Getaria es el que guarda "más sabor" en la provincia. "Su flota pesquera y las modernas instalaciones del puerto le permiten el tratamiento del pescado recién salido del mar".
Además, cuenta con varias industrias conserveras, restaurantes y asadores "a pie de puerto", por lo que nadie puede abandonar la villa sin probar su pescado fresco cocinado a la brasa en las calles y acompañado de una buena bebida vasca.