Antigua vivienda del dramaturgo Edmond Rostand, autor de Cyrano de Bergerac, Villa Arnaga es conocido como el 'Pequeño Versalles vasco', aunque realmente se halla a dos horas de Bilbao, en Francia, en el departamento de Cambo-les-Bains (Pirineos Atlánticos).
A través de una visita libre de nueve euros, el turista podrá acercarse al asombroso jardín geométrico y una casona del siglo XX de ensueño. Se trata de una villa inspirada en las casas vascas gracias a su arquitectura.
Un lugar de ensueño
La página web de Saint Jean de Luz expone que, hoy día, su interior guarda una decoración de teatro y es un museo francés en el que se halla la colección original de objetos y obras de arte que "recuerdan" al escritor francés y a su familia.
En los alrededores de la casa, Edmond Rostand creó también unos jardines sobre más de 15 hectáreas. En el lado del sol levante, un jardín a la Francesa con espejos de agua y una pérgola. Y en el lado del sol poniente, un jardín a la Inglesa mezclando plantas y curvas minerales", apunta la web. Los jardines de Arnaga se hallan etiquetados como 'Jardines notables'.
Jardín de Villa Arnaga.
Un lugar mágico que permite disfrutar del edificio neovasco como si fuera el mismísimo Versalles no solo gracias a sus asombrosos jardines, sino por sus majestuosos salones rodeados de obras maestras artísticas y telas preciosas o incluso trabajos en madera y laca china. Villa Arnaga es, como señala la oficina de Turismo de Cambo les Bains, uno de los primeros grandes ejemplos de arquitectura neovasca.
"A principios del siglo XX, este nuevo movimiento arquitectónico transformó las casas de labranza tradicionales en viviendas cómodas y modernas, adaptándolas al progreso técnico y a las nuevas necesidades que este creaba", añade.
El arquitecto se dedicó a transportar la naturaleza a las habitaciones a través de sus "grandes ventanales por todos lados", diseñó logias y balcones pensando en quienes vivían en el lugar para que tomasen el aire.
A principios del siglo XX era un palacete moderno y mostraba, además, el apego de Rostand al movimiento higienista del siglo XIX, inspirado en descubrimientos de Louis Pasteur: había electricidad en cada una de las habitaciones o sala de hidroterapia, entre otros.
Salón de Villa Arnaga.
Después de varias semanas de investigación, el dramaturgo encontró su lugar ideal para erigir la finca de Arnaga. "El 15 de julio de 1902 se ratificó la venta y se nombró al arquitecto. Siguiendo el consejo de su padre, recurrió al arquitecto Joseph-Albert Tournaire, que había ganado el Gran Premio de Roma".
"La colaboración entre los dos hombres funcionó a la perfección: en marzo de 1903, los planos estaban listos, se seleccionó a los contratistas y comenzaron las obras. Edmond Rostand puso mucho empeño en la creación de sus jardines, llegando incluso a hacer que trajeran flores en carromato desde la Exposición de Horticultura de París de 1906", apunta la oficina de turismo.
Villa Arnaga.
Tan solo duraron tres años las ideas del dramaturgo, desde 1903 hasta 1906, en "transformarse en una obra de piedra y vegetación". Una joya inolvidable que ha quedado grabada en Francia.
