Los esports (deportes electrónicos) generaron 35 millones de euros y emplearon a 600 personas en España en 2019, según el informe anual de la Asociación Española de Videojuegos. Son los últimos datos de un sector que estaba al alza antes de la pandemia y que, por sus características y organización, crece sin que el coronavirus le afecte demasiado. Gran parte de su actividad se realiza de manera online y las competiciones se retransmiten también por estos canales.
Pero, a pesar de su auge global, Euskadi apenas aglutina una parte muy pequeña de este sector. Actualmente, no hay ningún club profesional en el País Vasco. Existe Eusko Esports Elkartea, una asociación dedicada sobre todo a organizar competiciones puntuales. A diferencia de otras autonomías no tiene una referencia en el sector al margen de Gamegune, una competición específica de deportes electrónicos que nació como parte de la Euskal Encounter.
Fútbol y esports
Las únicas organizaciones que se acercan a la profesionalidad están vinculadas al fútbol. El grupo Baskonia Alavés, la Real Sociedad y la SD Eibar tienen secciones de deportes electrónicos, sobre todo centradas en eLaLiga: la competición virtual que organiza la Liga de Fútbol Profesional en FIFA 21 con la participación de clubes de Primera y Segunda División y que tiene 350.000 euros en premios. El cuadro armero también tiene sección de otros videojuegos como Clash Royale y Rocket League y Baskonia participa en la competición de NBA 2k21.
Pero no son clubes orientados 100% a los esports profesionales, al menos por ahora. La diferencia está en la organización, y precisamente el Grupo Baskonia Alavés fue el mejor ejemplo de ello. En 2015 realizó una fuerte apuesta por los esports adquirió el club Atlantis y lo integró en su estructura en un movimiento pionero en España. Tenía equipos en varios juegos e incluso una gaming house, lugar donde vivían los jugadores. La apuesta por los esports fue plena e incluso se alzó con el título nacional de League of Legends en 2017, la Superliga, que es la mayor competición de esports en España.
Baskonia bandonó la sección profesional a finales de 2018, aunque en los últimos meses la ha retomado con una estructura mucho más escueta. Tiene dos jugadores de FIFA para la modalidad 1vs1 y otros once para el 11vs11. También posee equipo de NBA 2k21 con cinco jugadores. Pero estos jugadores no residen en Vitoria ni dedican toda su actividad profesional al grupo Baskonia Alavés. Eso sí, al frente de la sección está Jairo Martos, que ya fue mánager de esports en los años más gloriosos de Baskonia. Un modelo similar siguen Eibar y Real Sociedad, con una vinculación similar a jugadores profesionales.
Organización de competiciones
Aunque en Euskadi no existan clubes profesionales, sí que hay organizaciones y eventos dedicados al mundo de los esports. El más grande de ellos es el mencionado Gamegune. Normalmente reúne a algunos de los equipos punteros del panorama nacional y también internacional con el reclamo de una cartera de 20.000 a 30.000 euros en premios. La covid-19 obligó a celebrar de forma telemática la edición de 2020 y a rebajar los premios a 10.000 euros.
También está el Festival Fun & Serious que suele celebrarse en Bilbao. Esta cita está más orientada al videojuego en general, aunque también tiene sus torneos de e-sports cuando se organiza en condiciones normales.
Las universidades vascas tienen otro filón en los deportes electrónicos. Deusto, Mondragón y UPV/EHU participan en University Esports, plataforma nacional donde compiten los principales centros del país. No son equipos profesionales, sino estudiantes de las universidades que se juntan para representar a la suya.
Negocios punteros
Los eventos y los clubes son las dos formas más habituales de negocio en este sector. Pero no las únicas. A su alrededor surgen iniciativas que intentan abrirse un hueco con planteamientos más originales. Es el caso de WeClutch, una comunidad de búsqueda de empleo que tiene a parte de su equipo fundador en Bilbao.
Es una especie de Linkedin o de bolsa de trabajo de esports: tanto las personas físicas como los clubes u organizaciones pueden crearse un perfil y postular sus ofertas de trabajo. No es solo para jugadores; existen perfiles de casters (comentaristas), community managers, diseñadores, creadores de contenido, cuerpo técnico, psicólogos e incluso para abogados especializados en esports.
También es posible crear oportunidades de negocio en los esports sobre ideas más tradicionales. Algunos antiguos 'cibercafés' han evolucionado hacia centros de alto rendimiento para formar futuros jugadores. Lo que antes era una sala común de ordenadores con internet ahora cualquier usuario lo tiene en casa, así que se ha evolucionado a ofrecer un servicio más especializado, dedicado a formar o profesionarlizar jugadores en algún juego en concreto.
Es lo que se hace en Élite Gaming Center Bilbao, una franquicia que llegó a la capital vizcaína a principios de 2018 y ahora está cerrada temporalmente por los efectos de la pandemia. Cuando estaba operativa ofrecía asesoramiento a los jugadores bajo tarifas de juego, además de organizar torneos y diferentes eventos. Es decir, los jugadores pagaban una cantidad de dinero por jugar en el gaming center o por participar en sus torneos. Como muestra, la entrada de día valía 10 euros.
Pese a la covid-19, las estimaciones globales mantienen al sector de les esports en tendencia positiva de ingresos. Según un estudio de la revista universitaria 'Papeles de la Economía Española', la previsión es que pase de generar 1.488 millones de dólares a nivel mundial en 2020 a 1.650 millones en 2021.