La puesta en marcha de un pasaporte de vacunación en la Unión Europea puede ser la esperanza del turismo. También en Euskadi, aunque no sea una de las zonas predilectas de turistas extranjeros en España. Aun así, toda ayuda es buena: agentes del sector y consumidores verían con buenos ojos la implantación de un sistema para flexibilizar los desplazamientos a las personas vacunadas o con anticuerpos.
“El turismo ahora mismo requiere de seguridad. Es necesaria una política que consensue medidas entre países y que genere una comodidad a la hora de viajar. Si el pasaporte de vacunación va a traer esto, bienvenido sea”, afirma Iñigo García-Valenzuela, director de la agencia de viajes Go Basquing y miembro de Atrae (Agencias Turísticas Receptivas Asociadas de Euskadi).
Las agencias de viajes son uno de los colectivos más golpeados por la pandemia. Según datos de ObservaTUR han registrado caídas del 90% en su facturación y el 50% de sus empleados está en ERTE. En Euskadi las nuevas ayudas del Plan de Sostenimiento del Turismo aliviarán algo su situación, pero necesitan soluciones a un parón en la actividad que ya va a cumplir el año. “Me parece dramático que aún sigamos esperando soluciones como esta. Ya perdimos el año 2020 y si medidas como esta se retrasan perderemos también 2021”, añade García-Valenzuela.
Derecho a la intimidad
Además de los agentes turísticos, los principales afectados por la posible implantación del pasaporte van a ser los propios viajeros, consumidores del turismo. El debate está en si el pasaporte supondrá una violación a la privacidad de los viajeros, por chocar con el derecho de intimidad.
Para la Unión de Consumidores de Euskadi (UCE) el pasaporte no supondrá un problema porque “tendrá en cuenta los derechos del consumidor respecto a la protección de datos”. Uno de sus abogados, José Manuel Urkiri, afirma que “en un momento de crisis como esta, el interés general de proteger la salud está por encima de los derechos escrupulosos individuales”. “El pasaporte dará más garantías sanitarias al consumidor, y le permitirá estár más seguro al desplazarse con el resto de viajeros”, añade Urkiri en representación de la UCE, que se muestra partidaria al visado.
Tanto García-Valenzuela como Urkiri ponen el mismo ejemplo al que ya está acostumbrado el viajero internacional: “Para viajar a ciertos países te piden estar vacunado ante algunas enfermedades peligrosas que puedes coger en esos lugares. Esto en esencia es similar”.
Debate en Bruselas
El Pase Verde Digital (así lo ha llamado la presidenta de la Comisión Europa, Ursula Von Leyen) será en la práctica un pasaporte sanitario que proporcionará información sobre su propietario: si está vacunado, si se ha hecho un test antes de viajar o si ha pasado la covid-19 y tiene anticuerpos.
Se trata de un trabajo a contrarreloj que aún es una propuesta y no cuenta con el respaldo de todos los líderes europeos. España o Grecia (países eminentemente turísticos) desean que se implante cuanto antes para permitir la movilidad. Sin embargo, Francia, Bélgica o Alemania han mostrado su rechazo a este pasaporte por posibilidad de “discriminar” a la población y servir como licencia de viaje solo para las personas vacunadas. La última palabra sobre los usos del pasaporte se dirá en la cumbre de finales de marzo.