El año Xacobeo supone una de las fechas más esperadas por peregrinos de todo el mundo, año en el que las rutas del Camino de Santiago acogen conciertos, exposiciones de arte, congresos, charlas, cine, actividades educativas, académicas, y una avalancha de caminantes procedentes de todo el mundo que este año dejaba una friolera de 14 peregrinos registrados en Santiago en el mes de febrero debido a la misma epidemia de carácter mundial que llevó al Papa Francisco a conceder la ampliación del Año Santo hasta el 2022. El Xacobeo para unos, Año Jubilar para otros, y Año Santo para unos cuantos, se celebra cuando la festividad del Apóstol Santiago del 25 de julio cae en domingo. Años en los que la Iglesia Católica tiene la potestad de conceder la indulgencia plenaria a aquellos que visitan la tumba del Apóstol en la catedral. Fue en 1991, ante la inminencia del Año Santo Compostelano de 1993, cuando el Gobierno gallego estableció un programa de actividades para promover el evento con una finalidad turístico-cultural, aprovechando la festividad religiosa, a la que denominó Xacobeo.
Euskadi reduce este año su actividad a medidas de señalización y conservación del patrimonio que ya venía haciendo en los últimos años, si bien "las ganas de salir sobrepasan el miedo al contagio" y la crisis sanitaria evidencia la falta de herramientas públicas al alcance de los peregrinos a su paso por Euskadi, en manos del voluntarismo de unos pocos, expuestos a una situación riesgo y falta de relevo para continuar con su función. Los albergues de las asociaciones delegan la decisión de su apertura en el ritmo de la vacunación. En Euskadi unos 15 establecimientos públicos entre los tres territorios incluidos los gestionados por voluntarios del Camino, quienes reciben llamadas diarias, tanto de fuera como dentro de Euskadi para conocer el estado del Camino y la posibilidad de echar a andar cuanto antes. Desde la Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Irún, Josin Galzacorta, pide paciencia y sensatez a todas las personas dispuestas a hacer el Camino en la era covid y, en caso de seguir adelante, respeten lo dictado por las autoridades.
El año pasado recibieron una notificación de la asociación de hospitaleros voluntarios de Castilla al paso por el Camino Francés pidiendo que no se desviara a los peregrinos hacia los hospitaleros de la zona por miedo al contagio, algunos con más de 90 años. "La mayoría de los que llevamos años de voluntarios tenemos cierta edad, yo tengo 73 años y soy el segundo más joven de la junta directiva", explica Galzacorta. La ola de voluntariado para mantener la esencia del Camino se ha ido deteriorando a falta de gente joven dispuesta a contribuir con tiempo, experiencia y conocimiento más allá de la experiencia individual. Y a la ausencia de relevo generacional, se suma además la dejadez institucional en esta materia. Rosa Arruti, propietaria del albergue San Martín, cercano a Orio, advierte una falta de interés por mantener el valor del Camino por parte del Gobierno vasco. "El Camino ya está vendido, solamente hace falta abrir las fronteras para que se llene, pero a nivel de albergues hay que hacer un trabajo inmenso".
Actualmente, puntos clave como Donosti o Zarauz no cuentan con albergues de peregrinos, finales de etapa en los que los caminantes deben buscar una pensión o lo más parecido a un albergue de hospitaleros donde pasar la noche. "Hay habitaciones sin ventanas, compartidas con habitantes de viviendas privadas que se han estado alquilando por 30 o 40 euros la noche", relata, "si queremos parecernos a un Camino serio es un cambio necesario y no se está abordando ahora mismo". Desde varios albergues, llevados por particulares pero devotos del Camino de Santiago, lamentan el modo en que se está vendiendo el Camino de Santiago en los encuentros globales como Fitur y no se trabaje en una mejora estructural de esta ruta.
En este sentido, hospitaleros han solicitado al Gobierno vasco la creación de un grupo de trabajo en pro de una coordinación entre el Departamento de Patrimonio cultural y de Turismo con asociaciones jacobeas para actuar conjuntamente y no de forma dispersa como hasta ahora, periodo en el que no han podido hacer frente a la llegada de transeúntes una vez han tenido acceso a la comunidad. En Irún cuentan con 60 plazas y para cumplir la normativa deben convertirlo en 15 o establecer mamparas entre las literas que les permitirían acoger a 30. "Para que esto funcione tiene que haber una coordinación entre los actores del Camino de Santiago en el País Vasco, pedimos algo más que la señalización", recalca Galzacorta. "Hay una frase de la federación española sobre la idea de futuro del camino que dice 'antes de llegar el camino de peregrinos llenemos de camino a los peregrinos' y evitemos que se convierta en un destino para las vacaciones baratas", concluye.
Ni rastro de 'turigrinos'
Rosa Arruti lleva más de 15 años ofreciendo sus servicios a los caminantes. El año pasado cerró el día 14 de marzo y volvieron abrir en julio, "más por ellos que por nosotros", señala. Y aunque no a nivel de negocio, "la experiencia fue maravillosa". En todo el año, pudieron pasar 400 peregrinos frente a los miles que reciben cada año, con medidas, mucha limpieza y aforo reducido, si bien "no hubo ni rastro de 'turigrinos', como le llamamos, todos iban a Santiago, dispuestos a hacer sí o sí el Camino". La pandemia ha hecho una criba en este sentido "y puede que recupere la esencia que se merece". Al hacer el Camino uno se aparta del mundo durante un tiempo, se convierte en un lugar para contactar con uno mismo, donde poder conocerse, liberarse, experimentar, descubrir, y parar, sentir física y mentalmente lo que le rodea. El Camino puede ser un magnifico escenario para la inspiración y hacer de la experiencia un recuerdo imborrable.
Apenas comenzaba el año de pandemia cuando Caixabank junto con varias autonomías suscribían un acuerdo de colaboración que recoge la puesta en marcha de una línea de financiación, de 1.000 millones de euros, dirigida a los alojamientos turísticos vinculados al Camino de Santiago que renueven sus establecimientos y a la implantación de nuevos negocios de cara a la celebración del Xacobeo 2021. Son varios los gobiernos autonómicos que anuncian dedicar importantes recursos al Camino de Santiago por la gran cantidad de turistas que atrae esta festividad y una mayor atención a los servicios que se prestan a lo largo de los Caminos. En el año prepandemia, solo en San Martín durmieron 4.000 peregrinos, cerca de 10.000 en Irún y otros tantos en Deba.
Tal ambición ha llevado a la Asociación de Municipios del Camino de Santiago a proponer sus propios 'Escape Rooms' con temática Jacobea. Una serie de rompecabezas en los municipios del Camino que plantean como forma distinta de enseñar a visitantes, peregrinos o lugareños hitos y parte de la herencia jacobea de los pueblos y ciudades. El intento de cambio, sin embargo, no convence ni mucho menos, a las Asociaciones de voluntarios, con miedo al exceso de automatización y la transición hacia un 'parque temático' que dejará "fuera de juego" al Camino que se conoce en la actualidad. "Después de seis horas andando me cuesta creer que tengan ganas de ponerse a jugar, no debemos olvidar cuáles son los orígenes", afirma Galzacorta.
El origen de los peregrinos anónimos que dotaron de alma al Camino, así como la aportación cultural del Camino de Santiago ha hecho tanto en Euskadi y en gran parte de Europa. Sin olvidar que no está inmunizado a pesar de los mil doscientos años que lo contemplan, ni frente al desgaste cotidiano ni frente al covid-19. La experiencia de sus integrantes indica que en el Camino conviven dos formas de entender el mismo, una para “servirse” del Camino y otra para “servir” en él. Los Amigos del Camino recuerdan que quien quiera ponerse en marcha debe saber que hay que ir bien calzado, que el peso de la mochila no debe sobrepasar los ocho kilos, que hay diferentes rutas aunque todas lleven al mismo sitio, que la gente ronca en los albergues, que hay que echar a andar antes de que amanezca, que no es necesario programarse etapas inacabables, pero quien quiera hacer el Camino este año, debe saber que no será igual que los demás. La pandemia y los Años Santos Compostelanos serán y son un momento clave en la labor de que el Camino vuelva a reconocerse como una peregrinación, como un camino interior y espiritual, un camino al desnudo que proteja a aquellos que lo protegen desde tiempos inmemorables.