Ayoub Ouirar llegó a España en patera a finales de julio de 2018. Tenía 16 años. Tardó 12 horas en llegar por mar a la ciudad de Tarifa, en Cádiz, donde uno de los muchachos que viajaba con él le acogió en casa de un familiar hasta su partida, primero a Madrid y, la misma noche, rumbo a Euskadi. "Pasara lo que pasara, yo quería venir", recuerda. Una vez en Bilbao, la Ertzaintza le trasladó al centro de menores de Amorebieta, por el que a día de hoy han pasado más de 6.300 menores desde su apertura en 2005. "Éramos más de 200, allí no aprendí nada, ni conocí a nadie, debíamos esperar para ir a un centro en mejores condiciones, en Loiu, por ejemplo". Pasaron ocho meses hasta que le ofrecieron entrar en uno de los programas mixtos de empleo y formación con un curso de mecánica en Gazte On, el programa que combina diagnóstico, formación, acompañamiento y prácticas laborales para que jóvenes en desventaja social puesto en marcha por el Departamento de Empleo, Inclusión Social e Igualdad de la Diputación Foral.

La complejidad del temario y la dificultad del idioma supusieron, sin embargo, una barrera insalvable para Ayoub que desistió de los estudios en la materia. "Me gustaba la mecánica pero no entendía las clases y al no poder cambiarme empecé a rebelarme, poner música alta en las clases", confiesa, "ahora puede que aprobara las asignaturas, pero ese primer año no estaba aprendiendo, no veía futuro". Fue entonces cuando, de nuevo, pudo escoger entre cocina, pastelería y carnicería. Se decantó por esta última disciplina y empezó las clases en la cooperativa Peñascal, hasta 600 horas de formación y seis meses de prácticas en la especialidad con garantía mínima de inserción laboral del 25%. "Por la mañana estudiábamos y por la tarde nos daban la oportunidad de aprender más español, el primer año lo saqué con buenas notas", afirma: "Mis profesores me conocían bien y, al salir de Loiu, me recomendaron para el albergue de Peñascal y me ayudaron a pedir el NIE". Antes de terminar el curso, le llamaron para empezar las prácticas. El dos de febrero de 2021, empezó a formarse en la carnicería charcutería La Peña, en Bilbao, dos semanas de prueba, y cinco meses de formación en la empresa donde trabaja actualmente.

"En la carnicería me han hecho un contrato para presentarlo a extranjería, esperé tres meses y he conseguido la renovación del NIE", expresa con alivio. En paralelo, profesores de la cooperativa le ayudaron a gestionar las ayudas para poder pagar el alquiler, donde vive con cuatro compañeros: "Algunos están en prácticas, pero no sé que harán después, otro de mis amigos es peluquero pero no tiene tanta relación con Peñascal". Por el momento, Ayoub es el único en España de siete hermanos residente en España. "He venido para tener un futuro mejor,  conseguir un trabajo, ese es el objetivo".

Acorde a la formación académica

"Los datos y evidencias nos muestran que las personas jóvenes no lo tienen fácil en el paso del sistema educativo al mercado de trabajo y no toda la población joven está en la misma situación", afirma la diputada de Empleo e Inclusión, Teresa Laespada. Las cifras de desempleo alcanzaban a 18.444 jóvenes en febrero de 2020, cifra que ascendió hasta los 22.000 el mismo mes 2021 y que en mayo afectaba a 20.086 menores de 30 años. "Cuando hablamos de jóvenes y mercado laboral solemos hablar como si de un conjunto homogéneo se tratase, pero la variabilidad es enorme y las situaciones personales son muy diferentes según la formación, el apoyo familiar y social, las redes de protección de cada persona". Según explica, la búsqueda de empleo puede ser un objetivo común, pero las circunstancias individuales varían en gran medida.

Las políticas públicas "despliegan acompañamientos según las necesidades de las personas jóvenes. Desde las más vulnerables por su falta de red de apoyo hasta las que salen con gran potencial en conocimientos pero que encuentran muchas dificultades para conectarse con las empresas especializadas que demandan perfiles de alta cualificación", expresa la diputada. Es el caso de Ainhoa Blanco, empleada desde abril en la agencia de comunicación 'Media Creativa'. Ella vive con sus padres y su hermana en Santurtzi. Estudió un Doble grado de Relaciones Internacionales y Derecho en la Universidad de Deusto.

Como parte de la carrera, estuvo un semestre en India, en la Universidad de Fergusson College a través del programa de movilidad obligatorio. "Buscaba un cambio cultural, salir de la mentalidad y el entorno europeo, los hábitos, la forma de vivir, todo". "Fue una experiencia muy enriquecedora y me decidí por los temas sociales, todo lo que aporte un granito de arena a una causa social", cuenta. A la vuelta, finalizó el grado y optó a una plaza en el Departamento de Relaciones Internacionales del Ayuntamiento de Bilbao: "En la pandemia cancelaron muchas actividades pero supe lo que era trabajar en el ámbito público, es una carrera relativamente nueva y no sabía exactamente lo que me iba a encontrar". En noviembre de 2020, su primera opción se reducía a la de multitud de jóvenes que se gradúan sin un futuro laboral inmediato, o relacionado con su especialidad: seguir formándose.

Ainhoa Blanco en 'Media Creativa'

En su caso, la oportunidad de empleo vendría de la mano de dos programas de colaboración con las tres universidades vascas, UPV/EHU, Universidad de Mondragón y Universidad de Deusto, donde Ainhoa formaba parte entre las más de 275 personas jóvenes desempleadas en el marco de la iniciativa para la prevención de la cronificación del desempleo de personas jóvenes cualificadas. "Participamos en varios talleres de formación, analizamos nuestras fortalezas, debilidades, nos dieron herramientas para conocernos un poco mejor", relata. En paralelo, tendría reuniones periódicas con una orientadora con la que, a día de hoy, todavía mantiene relación: "Cada dos semanas mantuve reuniones online a la que vez que participaba en casi todos los talleres. Crearon mucho impacto, aparte de aprender te hacía plantearte ciertas cosas".

Nada más finalizar la formación, Ainhoa optaría al programa complementario, Kontrata 30, para la contratación en puestos acordes a la formación académica con un periodo mínimo de 6 meses y una subvención de 6.000 euros, que le llevaría a toparse con 'Media Creativa', empresa donde desarrollan proyectos europeos de carácter social. "No es solo el hecho de haber conseguido trabajo, sino que es un trabajo que me gusta, los socios son internacionales y viajamos mucho, es un sitio en el que creo que encajo completamente", afirma. No ha sido así para todos los jóvenes universitarios, muchos participantes de los talleres de formación que no pudieron optar a un puesto directo: "La beca intentaba reubicarte dentro de las oportunidades laborales, si en ese momento no había, poco se podía hacer".

En este sentido, Laespada señala, "debilidades estructurales que arrastramos desde hace décadas". "Las personas jóvenes están viviendo esta crisis económica y sanitaria con especial crudeza, porque a la incertidumbre habitual y debilidades estructurales, en este momento se añade una realidad con tremendos cambios. Si las soluciones y recetas que se están activando para esta crisis son distintas a las realizadas en crisis anteriores, deberíamos asumir que la población juvenil no puede pagar, una vez más, la factura más abultada de la precariedad laboral de cada crisis", concluye.