El curso escolar ya ha terminado. Los niños disfrutan de las vacaciones de verano lejos de los pupitres, pero no de las pantallas. El tiempo libre y los dispositivos de los que disponen suponen una muy buena combinación para estos meses. Sobre todo, para aquellas familias que no consiguen conciliar del todo las jornadas laborales con el cuidado de sus hijos. “En ocasiones supone un buen aliado para los padres y madres que necesitan que les dejen un rato tranquilos. Sin embargo, eso supone un peligro por el exceso de horas y el uso no muy adecuado que se hace de ellas”, manifiesta Maria Zalbidea, experta en educación digital.
Lejos de provocar consecuencias positivas, el abuso de estas tecnologías está trayendo diversos problemas tanto psicológicos como psiconeurológicos, como la impulsividad y la dificultad para la regulación emocional, además de la pérdida de oportunidades de adquirir habilidades sociales. “Cuantas más horas se pase delante de las pantallas mayor riesgo de todo ello y un niño le dedica de media seis horas al día. Una barbaridad”, señala la psicóloga Lina Romillo.
Por eso, los expertos en la materia, recomiendan hacer una valoración del uso que se ha hecho de las tecnologías durante el último curso académico y tener en cuenta ciertos aspectos de cara al verano . “Hay que poner límites claros en cuanto a su uso, de igual forma que se limitan otro tipo de actividades en el hogar”, apunta Carlos Ramirez, psicólogo infantil. Además, el tipo de contenido que se consume es significativo. “Los niños pueden invertir tiempo de calidad con estos aparatos aprendiendo con videos tutoriales, disfrutando de un campamento digital, etc. El uso que se le de es más importante que el tiempo que se dedique a estar con estos dispositivos”, aclara Zalbidea. Un modo de empleo adecuado también debe ir complementado de una vida activa, planes al aire libre, contacto con la naturaleza o práctica del deporte, Asimismo, se debe reforzar el tiempo en familia compartiendo actividades y disfrutando de la compañía para fomentar ese vínculo.
En el colegio
Estudios como el de “The Common sense Census”, avalan que el uso de las pantallas ha crecido exponencialmente entre un porcentaje muy alto de la población. La llegada de la pandemia ha propiciado su irrupción. “La realidad es que la digitalización ha llegado para quedarse. Por eso, no se trata de demonizar ninguna conducta. El reto es la auto-regulación del menor. Ayudarle por medio de aplicaciones a regularse a sí mismo”, declara Ramirez.
Gran parte de los centros educativos de Euskadi ya han implantado el modelo iphad o chromebook para los estudiantes. Por eso, profesionales como Zalbidea sostienen que “la concienciación de un buen uso es un trabajo conjunto por parte de los colegios y las familias. Educa la tribu entera. No tiene mucho sentido que en casa estemos intentando hacer un uso responsable de las pantallas si luego no va asociado al lugar donde pasan más tiempo nuestros hijos. Entre todos tenemos que conseguir vivir con una relación sana con la tecnología.”
Recomendaciones
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Menores de 18 meses, evitar pantallas menos para videoconferencias con familiares o amistades.
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Menores entre 18 y 24, ver las pantallas con ellos y elegir contenidos de alta calidad.
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De 2 a 5, limitar el tiempo a una hora por día de contenidos de calidad.
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Más de 6, establecer límites consistentes sobre el tiempo y los tipos de contenidos.