Este año la hucha de muchos vascos con los ahorros económicos acumulados no se ha roto para viajar, si no para mejorar algunos aspectos físicos con los que no se sienten del todo agusto. Y es que la demanda en las intervenciones y tratamientos estéticos ha incrementado un 20% en los últimos meses en Euskadi. Según los expertos este furor viene dado por diferentes factores, pero el principal es debido a la restricciones derivadas por la pandemia. “Mucha gente no ha podido viajar, ni salir a cenar, etc. En general ha tenido que reducir la actividad social y le ha sobrado un poco de dinero que lo ha invertido en mejorar esa parte de insatisfacción con uno mismo”, señala Oscar Orozco, cirujano plástico.
La operación más demandada está siendo la blefaroplastia, una intervención que trata los párpados caídos y corrige las bolsas en los ojos. Le siguen los tratamientos de arrugas del tercio superior de la cara con toxina y los rellenos de surcos y labios de la parte inferior. “Como la gente tiene que llevar mascarilla por la calle, no tiene miedo de estar hinchada y se lanzan a hacerse estos retoques”, manifiesta Cristina Bicari, responsable del centro Softouch Medicina y Cirugía Estética en Getxo. Estos últimos son procedimientos estéticos menos invasivos que no requieren pasar por quirófano y por eso resultan muy atractivos para los pacientes.
La otoplastia, procedimiento para cambiar la forma, la posición o el tamaño de las orejas, también se ha intensificado debido al uso de las mascarillas. “Es una de las partes más visibles ahora mismo, por eso muchos pacientes optan por mejorarlas”, declara Orozco. El 70% de los pacientes son mujeres de entre 35 y 60 años, una media de edad que ha bajado tras el confinamiento.
Este aumento ha sorprendido mucho al sector, que esperaba una situación totalmente contraria. “Pensábamos que la gente se iba a quedar con miedo e iba a rechazar la idea de meterse en un centro para una cosa tan banal como la estética. Sin embargo, ha sido todo lo contrario. Han hecho una lectura muy rápida después de tantas restricciones y han llegado a este punto de resurrección”, declara Elias del Rio, Jefe de la Unidad de Medicina Estética Quiron.
Redes sociales
Todos los especialistas con los que se ha puesto en contacto este medio coinciden en señalar que el uso de las redes sociales también ha movido el boom actual de la medicina estética. “Los filtros han hecho que mucha gente venga a las consultas con expectativas muy altas queriéndose parecer a otras personas que han visto en instagram”, expresa Orozco. En ocasiones, esto genera nuevos estándares de belleza que se alejan de la realidad. Por eso, para estos profesionales es importante tener un buen criterio de la estética y la habilidad de no pasar una línea roja. “El médico tiene que llevar esa iniciativa. La mano y la visión se tienen que complementar, y a veces, esto es algo complicado. Hay cierto peligro por algunos destrozos que pueden hacer”, declara del Río. Sin embargo, las redes también generan consecuencias positivas; dan voz al sector y les publicita.
Esto también supone ver el mundo de la estética como algo más normalizado. Según del Río, “tradicionalmente siempre se ha vendido la belleza natural, es un concepto un poco arrastrado. Pero hacerse estos retoques no supone que alguien no asuma su edad o no se guste. Simplemente, quiere mejorar, y parece que ahora la sociedad lo está entendiendo”.