La gimnasta norteamericana Simone Biles o la tenista, número dos del mundo, Naomi Osaka son algunas de las figuras que han acaparado la atención del público en los Juegos Olímpicos de Tokio 2021. Y no precisamente por defender el puesto del podio que aspiraban a conseguir. La que fue seis veces medalla de oro hace cuatro años en Río de Janeiro, hacía saltar las alarmas sobre su salud mental y la ansiedad que padece, cuando decidía retirarse de la prueba por equipos en la lucha por el primer puesto. "Desde que entro al tapiz, estoy yo sola con mi cabeza, tratando con mis demonios”, manifestaba la atleta de 24 años.
Estos acontecimientos han vuelto a poner sobre la mesa una realidad que parecía olvidada y que afecta al 9% de la población mundial, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). “El 25% de los jóvenes padecen este tipo de enfermedades mentales, pero no lo dicen porque creen que es de ser una persona débil o de que no eres capaz de soportar la presión”, señala el psiquiatra Juan Carlos Díaz. “Sin embargo, la realidad es que estos trastornos adaptativos pueden aparecerle a cualquier persona independientemente de las fortalezas que tenga. Se tratan de señales del cuerpo que manifiestan que algo no va correctamente y que hay que poner solución”, añade.
Ahora Biles asume con naturalidad sus problemas de salud mental y habla sin pelos en la lengua. “Debo hacer lo que es bueno para mí y concentrarme en mi salud mental y no comprometer mi bienestar. Tenemos que proteger nuestra mente y nuestro cuerpo y no limitarnos a hacer lo que el mundo quiere que hagamos". Los expertos, alegan que para los jóvenes este tipo de declaraciones influye de manera muy positiva. “Es muy importante que atletas tan reconocidos en su campo muestren que aunque físicamente estén en forma, mentalmente pueden desarrollar otras enfermedades”, declara el psicólogo Alex Rodriguez.
Para ambos profesionales del sector de la salud mental, esta valentía por parte de Biles tiene un valor positivo para la sociedad. “El hecho de que figuras públicas con gran influencia entre los jóvenes muestren no sólo la cara del éxito, si no otra realidad es algo increíble”, apunta Rodriguez. Sin embargo, creen que otros personajes representativos (de otros gremios) con gran influencia en su público deberían de hablar abiertamente de la vulnerabilidad del ser humano. Recalcan que es tan importante inspirar como aceptar que padecer una enfermedad mental no es un fracaso.
No son las únicas
El futbolista español Andrés Iniesta también habló abiertamente de la depresión que había sufrido y la terapia a la que acudía para tratarse. “Estuve en tratamiento un periodo con la psicóloga. Siempre me acordaré de las ganas que tenía de ir a la consulta, por lo que llegaba hasta 15 minutos antes. Me he llegado a encontrar muy mal. Necesitaba algo para salir de la situación en la que estaba. Cuando sufres depresión, no eres tú. Cuando estás tan vulnerable es difícil controlar momentos de la vida y piensas en situaciones extremas”, manifestaba en una entrevista con Jordi Évole.
El nadador olímpico, ganador de 13 medallas de oro, Michael Phelps, se suma a la lista de deportistas con casos de trastornos mentales. “Soy alguien que ha pasado por al menos tres o cuatro períodos de depresión fuerte después de los Juegos y llegué a poner mi vida en peligro”, reconocía.
Origen
Son diversos los elementos que pueden generar la aparición de un trastorno de ansiedad o depresión en los jóvenes. Por un lado, se encuentran las enfermedades endógenas, es decir, biológicas. Normalmente se trata de trastornos mentales más graves. Por el otro, se generan las enfermedades más adaptativas causadas por preocupaciones como el paro juvenil, las dificultades para independizarse o desarrollar los proyectos vitales a nivel laboral y profesional, etc. Por ello, Díaz recomienda buscar políticas sociales activas que permitan recuperar la vida de cada uno con normalidad.