La demanda de bicicletas eléctricas ha cobrado impulso en los últimos años, especialmente en los meses de pandemia en los que los usuarios se han adaptado al mayor cambio en la vida cotidiana en generaciones. La transformación de bicis tradicionales a modelos eléctricos crece, sin embargo, a un ritmo mayor que la venta de modelos íntegramente eléctricos, según afirman los talleres de reparación que disponen de Kits de Conversión, cuya demanda duplica e incluso triplican este tipo de servicios respecto a 2020.
La falta de oferta derivada de la escasez en la cadena de suministro y el ahorro de costes de hasta 2.000 euros, lleva a cada vez más usuarios a instalar un motor eléctrico en su bici de toda la vida. Es el caso de Antonio Ansias, usuario desde hace algo más de una década. "Mi mujer y yo compramos las bicicletas para acompañar a nuestros hijos en su día, no montamos con mucha frecuencia, más bien para dar paseos en llano pero ahora vivimos en un caserío y nos cuesta más". Hace un mes, Ansias acudió a un taller de San Sebastián para instalar una batería, por la que vuelve apostar para su segundo vehículo. "El dilema era si aprovechar las dos bicis, que tienen sus años pero están en buen estado, o comprar una nueva, por 2.000 euros como mínimo, asique decidimos ponerles un motor, el tiempo dirá si he acertado".
Desde el mismo taller Ciclos San Marcial, Camilo Antunez corrobora el interés de sus clientes por instalar baterías sin tener que prescindir de un bien material, muchos por las prestaciones de las que dota a la bici, con diferencte potencia y autonomia a elección personal. "Ahora hay más demanda de kits que de bici eléctrica, pasamos de dos al mes hasta ocho instalaciones, y ahora en verano, dos o tres por semana". Los profesionales coinciden de nuevo en el precio como gran incentivo para reciclar sus antiguas bicis antes de comprar una completamente nueva.
Mejor precio y mejores kits
Según datos de AMBE, la Asociación de Marcas y bicicletas de España, el precio medio de una bici eléctrica ronda los 2.600 euros, mientras que la instalación de los kits parte de los 500 y asciende a medida que mejoran las propiedades, según las necesidades del consumidor. "El kit permite personalizar una bicicleta según tu actividad, con 600 euros se puede tener una bici con autonomía de 80 kilómetros", explica Roberto Arnai, al frente de Furgobici. Según explica, las ventas aumentan acorde a la evolución de los kits, "los hay de todo tipo y son mucho más fáciles de instalar, antes no lo era tanto y había poca demanda", en su caso con el más del doble de instalaciones en 2021, en las que varía el tipo de motor, su ubicación en la bicicleta, funcionalidad y capacidad de la batería.
En RBR Gasteiz, Xabier Sáez lleva diez años reparando bicis y unos ocho instalando este tipo de kits que la apuesta por lo eléctrico ha disparado estos últimos meses. "Se nota más ahora porque no hay bicis, la fabricación es limitada por la rotura de stock, si no existe la posibilidad de renovar la bici, los kits ganan fuerza". Además, el usuario se ahorra el la adaptación 'biomecánica', adaptarse a la nueva bici es cuestión de meses, explica.
Millones de residuos a medio plazo
La basta demanda junto con la de vehículos como el patinete eléctrico supondrá, según afirma, un problema de reciclaje a medio plazo. "Serán millones de baterías dentro de unos años". Según explica, estos componentes rondan los mil ciclos de carga, "depende del uso y las veces que se cargue la batería, con salidas regulares hablamos de unos diez años y no es fácil de reciclar". Actualmente, el material lleva un impuesto establecido como tasa de reciclaje, que paga el proveedor y, en última instancia, el cliente, por la compra de cada bici eléctrica. "No se está reciclando en gran número porque es algo relativamente nuevo, no se ha dado el caso de que haya una cantidad ingente de residuos pero las instituciones deben empezar a pensar en ello".