La apuesta institucional por la promoción del coche eléctrico no acaba de suponer un cambio hábitos de compra de los ciudadanos hacia la adquisición de este tipo de vehículos y, consecuentemente, tampoco en los puntos de recarga eléctrica que el Gobierno vasco subvenciona hasta en un 80% para su instalación en comunidades de vecinos, parques públicos o empresas a través del programa Moves. Las peticiones gestionadas por los administradores de fincas hasta la fecha se cuentan con los dedos de una mano, si bien los expedientes que se han llegado a tramitar suponen un proceso "muy complejo y complicado". "Nos han escrito cinco propietarios de cinco garajes, aunque hay empresas que asumen la mayoría de las gestiones, es muy complicado", explica Pablo Abascal, presidente del Colegio de Administradores de Bizkaia.
La institución alude, por un lado, a la necesidad de agilizar el sistema de tramitación que "sobrecarga" a los administradores que "no son una gestoría", explica Abascal. La parte más compleja, es, sin embargo, la correpondiente a la "desclasificación de los garajes", la mayoría inoperantes para la instalación de estos paneles que obligan a pasar una inspección rigurosa que certifique una correcta ventilación para la carga de batería. "La recarga eléctrica genera un riesgos de calentamiento, gases, etc. que obligan a unos requisitos de los no disponen la mayoría de garajes, como no se haya construido en los últimos cinco años no cumplen lo que exige la normativa", afirma.
El administrador pone entonces en marcha el proyecto para certificar las exigencias del panel de recarga a la vez que la ingeniería estudia la instalación a nivel de contador. Una vez hecho, se dirigen las OCAs, los organismos de control del Gobierno vasco habilitadas para realizar labores de inspección en las instalaciones sometidas a reglamentación de seguridad industrial, si bien, la distribuidora "puede alargar incluso dos meses más el proceso de instalación". "La empresa comercializadora debe comprobar los cables y su disponibilidad en el centro de transformación, el potencial problema será la capacidad energética para cargar todos los vehículos previstos".
Retos de futuro
El futuro de estos modelos pasa por la recarga nocturna. "Las previsiones pasan por que un 10% del garaje disponga de electricidad para estudiar la acometida eléctrica, pero nos vamos a unos consumos eléctricos a medio plazo que no podemos ni imaginar". Para hacerse una idea, recalca, la potencia contratada en una vivienda asciende a 4,4 KW, mientras que la carga rápida de un vehículo eléctrico "asciende a 40 o 50KW". A su juicio, lo ideal si la comunidad tiene un elemento común para poner un contador es unificarse y prever la instalación según los coches eléctricos, "y no que cada uno instale el suyo cada tantos meses y puedan generarse problemas de estructura o cableado".
El presidente traslada la preocupación del Colegio por el futuro de estas instalaciones y los trámites que conlleva hasta ahora la poca demanda que han recibido por parte de propietarios. Cuestión que también "preocupa" al Gobierno vasco, que pondrá en marcha cursos de formación online para explicar cómo tramitar toda la documentación necesaria. "Se espera mucho dinero por parte de los fondos que no se puede perder por la dificultad de estos procesos", concluye Abasca.