Foronda se ha convertido en el lugar perfecto para que las compañías traigan a a sus pilotos a realizar la parte final de su entrenamiento, especialmente los fines de semana. Esta actividad despierta mucho interés entre los vecinos de Vitoria que incluso se acercan a las inmediaciones del aeropuerto atraídos por la baja altitud a la que vuelan esos aviones. Se trata de tres Boing 737 de la compañía Swift Air. Esta empresa española tiene más de 500 pilotos y muchos realizan sus pruebas de vuelo, tras su formación, en esta pista.
Los fines de semana, el aeropuerto alavés no tiene casi tráfico por lo que se convierte en el lugar idóneo para estas prácticas, al igual que los de Almería o Zaragoza, entre otros. Casi sin movimiento sábados y domingos, pero sin parar entre semana. Foronda se mantiene como el cuarto aeropuerto de España en volumen de carga, por detrás de Madrid-Barajas, Zaragoza y Barcelona, con un incremento del 4,7% en el mes de julio. En el acumulado del año, el aeropuerto de Vitoria movió más de 42.000 toneladas, un 21,2% más que en los siete primeros meses de 2020 y un 11,3% más que en el mismo periodo de 2019. Sin embargo, en lo que a pasajeros se refiere, se mantiene como el más bajo de las tres capitales vascas, con un 58,7% menos que en 2019.
Jacobo Rodríguez es el jefe de pilotos de Swift Air y cuenta que estas prácticas con sus pilotos es algo que se hace "constantemente", pero al realizarse a tan baja altura, despierta mucha curiosidad: "El recorrido se hace a unos 2.000 pies del suelo, unos 600 metros, entonces es muy cerca y hay gente a la que hasta le puede parece peligroso pero todo se hace siempre con toda la seguridad y en constante comunicación con la torre de control. Además, siempre tiene que haber unas condiciones concretas, que sea de día, con condiciones visuales favorables etc.".
Estos pilotos realizan lo que se llama "maniobras de tomas y despegues" que consiste en un mismo circuito en el que se despega el avión y se aterriza pero siempre en movimiento, sin parar el avión, durante un determinado número de vueltas. Es a tan poca altitud porque siempre tiene que ser un circuito visual, es decir, que siempre se vea el suelo y no sea por encima de las nubes.
Crece el interés por ser piloto
Esta no es la única actividad de instrucción que acoge Foronda. El aeroclub Heraclio Alfaro lleva desde el año 1953 sacando una promoción al año de pilotos de avionetas, y ya se está preparando para el nuevo curso. Para ser alumno de la escuela no hace falta ninguna facultad especial, es un curso dirigido a personas sin ninguna experiencia en vuelo que desean actuar como piloto al mando en vuelos no remunerados con fines deportivos o de ocio. "Tenemos todo tipo de gente, desde chavales de 18 años a mayores de 67. Lo que nos faltan son mujeres y es algo que nos entristece, aunque tenemos un halo de esperanza porque para el próximo curso tendremos a 2 chicas" cuenta Eduardo Zapatería, presidente del aeroclub.
La instrucción parte de una fase teórica con 9 asignaturas, posteriores exámenes y Madrid y tras ello 45 horas de prácticas de vuelo. Tras esto se obtiene el título de piloto privado, un título deportivo, con el que no se puede ejercer la profesión de piloto profesionalmente, ni hacer trabajos aéreos, pero sí puede ser un primer paso.
Zapatería explica como la demanda y el interés por el pilotaje ha crecido mucho en este tiempo: "Con la pandemia, pensábamos que nos íbamos a la ruina, pero todo lo contrario, estamos teniendo más alumnos que nunca. Hay muchos de ellos que vienen aquí y hacen esta formación con la intención de después migrar a la profesión de piloto y dedicarse a ello".