Euskadi no consigue culminar el reto de un bilingüismo pleno. El empeño político y las fuertes inversiones destinadas a la euskaldunización de los alumnos vascos en la última década chocan una y otra vez con una sociedad plural también en la lengua, que retorna a su idioma materno en cuanto sale de la puerta del colegio aunque dentro acabe de asistir a una clase de matemáticas en euskera.
El último informe del Instituto Vasco de Evaluación e Investigación (IVEI) así lo ratifica. El modelo D no consigue formar alumnos bilingües en euskera y castellano y, lo que es peor, aumenta de forma alarmante el número de alumnos que no son competentes en ninguno de los dos idiomas oficiales.
Una realidad que reabre el debate sobre el papel que debe tener la escuela en la euskaldunización y si debe primar la lengua sobre las competencias que tienen que adquirir los alumnos en las distintas materias, en las que los estudiantes vascos además no salen muy bien parados a la vista de los resultados de diferentes evaluaciones, como el informe PISA, pese a que el gasto por alumno es en Euskadi un 60% más elevado que en el resto de España, según señaló el jueves el lehendakari en el Parlamento vasco.
Justo a las puertas de que arranquen las negociaciones entre los partidos para aprobar una nueva Ley de Educación sobre la que el acuerdo, sin duda, no será nada fácil, el sistema de modelos lingüísticos, que tiene tres tres, pero que poco, con el paso del tiempo se ha convertido en la práctica en uno, el D, que aglutina ya la casi la totalidad de la escuela pública y la mayoría de la concertada, vuelve a estar en entredicho. Para unos porque se queda corto, y piden la inmersión total en euskera. Para otros porque la extensión del modelo D sin tener en cuenta la lengua materna del alumnado lleva al reducir el nivel de competencia en la lengua y en otras asignaturas.
Por ello, aunque serán muchas las cuestiones que los partidos políticos deberán pactar para que la nueva Ley de Educación salga adelante con un consenso suficiente, el euskera y cómo articular su enseñanza en la escuela centrará buena parte de los debates que se acelerarán a partir de ahora, después de que el lehendakari anunciara el jueves que quiere aprobar esta ley el próximo año, en 2022, lo que obliga a un auténtico sprint negociador.
Inmersión lingüística y sacarlo de las aulas
De entrada, el principal partido de la oposición, EH Bildu ya ha mostrado su predisposición a la negociación y al acuerdo del pacto educativo, pero sobre la base del "modelo de inmersión lingüística general".
"Sabemos que el debate está servido, pero entendemos que está sobradamente demostrado que el modelo D no euskalduniza lo suficiente, que no se consiguen los perfiles lingüísticos que plantea la ley y que tenemos un problema de convivencia del euskera", señalaba Pello Otxandiano, director de programas de EH Bildu al presentar las líneas generales de la formación en materia educativa adelantando la clave de cuál será uno de los mayores escollos en la negociación.
El portavoz del Gobierno vasco, Bingen Zupiria, apostaba porque que cada vez más actividades extraescolares o de ocio se desarrollen en euskera para extender este idioma fuera de las aulas. Pero está por ver si en el mundo de la globalización de internet o de Netflix, con una población cada vez más diversa se le puede poner puertas al campo y forzar el uso de una lengua, también en el ocio.
El peso de la lengua materna
Son muchos los expertos que coinciden en que uno de los errores que ha cometido el sistema educativo vasco a los largo de los ultimos años y que ahora pagan los alumnos al no tener competencias suficientes en las dos lenguas, ha sido "ir arrinconando" de forma progresiva el sistema de modelos lingüísticos, dando prioridad a la enseñanza en euskera, que dificulta el aprendizaje de muchos alumnos para los que ésta no es su lengua materna.
"Hace falta una revisión a fondo del sistema", dice Javier Nogales, que considera que no "puede dejarse de lado la lengua materna de los alumnos", sino que es esa lengua que hablan en casa es la que debe constituir la base de sus estudios para que obtengan buenos resultados.
"El sistema de modelos A, B y D, era una buena idea", dice, porque que se basaba en su inicio en que Euskadi es una sociedad bilingüe y "se pretendía dotar a los alumnos de la capacidad de estudiar en su lengua materna y continuar con su aprendizaje al dejar el colegio los que así lo desearan". "Porque pensar en que todos los alumnos sean bilingües es un desiderátum que en muchas zonas de Euskadi no es posible", señala este experto en Educación, licenciado en Filología Románica, y que formó parte de la administración vasca con Patxi López como lehendakari e Isabel Celáa como consejera de Educación.
Entonces "no se vetaba vetaba ningún idioma, y la base era la lengua materna", recuerda, "pero con el paso de los años el modelo A, pensado en inicio para los estudiantes con lengua materna en castellano se ha ido estigmatizando", relacionando los colegios públicos de este modelo con pobreza, inmigración... de forma que los alumnos con lengua materna en castellano han dejado el modelo A y el B para estudiar en el D. Pero no es su lengua de uso, es su lengua de estudio".
Por ello, a la vista de los resultados, debería revisarse todo lo que se ha hecho en estos años porque "el objetivo de la escuela no debe ser la euskaldunización, sino la escolarización, Y cita un informe del Banco Mundial que señala que "cuando a los niños se les enseña por primera vez en un idioma que hablan y comprenden bien, aprenden más y están en mejores condiciones para aprender otros idiomas".
De igual forma, Ricardo Arana, conocedor del mundo de la enseñanza desde el aula como profesor, pero también desde el sindicalismo y la administración, constata también que "el sistema de modelos ya no existe" y se ha sustituido "por una sola estrategia", que es la del modelo D, como si toda la población escolar fuera euskaldún cuando es diversa. Algo que se ha conseguido, no por la legislación, sino por la práctica, porque "no hay una ley que obligue a las familias a elegir el modelo D". "Pero todo lo que ignore la existencia de otra lengua en Euskadi será un fracaso tras otro y bajos niveles de competencia", sentencia.
En este sentido, señala que el modelo D, que estaba pensado en un principio para los que tenían el euskera como lengua materna "fracasa al final, porque llega a una parte del alumnado, pero no a todos. Y el problema no es ya tanto el aprendizaje o no de la lengua, sino que esa lengua se convierte en un vehículo para otros conocimientos", que al final pueden llegar con dificultad al alumno.
Arana señala además otra vertiente que es que esto lleva a que las dificultades en competencias "golpean a los más desfavorecidos": "Si un alumno falla en euskera y matemáticas y el sistema me refuerza en matemáticas en euskera, entra en una especia de bucle, del que solo pueden salir aquellos cuyas familias pueden costear un refuerzo externo".
Los prooblemas que conllevan la euskaldunización en la escuela no son nuevos, sino que se arrastran desde hace años,. De hecho, el año pasado mismo el Consejo Escolar de Euskadi en su informe sobre 'La situación del sistema educativo vasco 2017-2019', señalaba que "según los resultados de evaluaciones propias como de estudios internacionales, se aprecia con claridad que la comprensión lectora es insuficiente en una parte importante del alumnado y está ligada a la situación sociolingüística", y pedía al Departamento de Educación la puesta en marcha de un estudio en profundidad sobre el modelo D, a través del que "se puedan identificar y caracterizar las distintas realidades lingüísticas y educativas que integran este modelo y se valore la adecuación de aquellas estrategias metodológicas adaptadas a las diversas situaciones y contextos".
La nueva Ley de Educación que se ponga en marcha será la tenga que abordar los cambios en el sistema. La negociación política será la que determinará la dirección que tomen esos cambios que para bien o para mal determinarán el camino de los estudiantes del futuro.