El mundo del vino siempre se ha considerado una parcela para hombres. Tanto ha sido así, que las costumbres o las creencias tan arraigadas, en ocasiones, cuesta modificarlas, y de hacerlo, hay que ir poco a poco. Por eso, las enólogas vascas, siguen trabajando para hacerse un hueco entre los viñedos, pero sobre todo, para poder aspirar a los puestos más altos del sector, como el de cabeza visible de las bodegas. Las cifras hablan por sí solas. Por el momento, no hay ninguna mujer ocupando los puestos de directores técnicos en el País Vasco. Los departamentos, suelen contratarlas como apoyo al superior, pero sigue costando ver al género femenino al mando de las cuestiones más trascendentales. 

Elena García, encargada del laboratorio Ardoatek, lleva 30 años en el sector. Comenzó su andadura entre vinos con apenas 15 años. Llegó de rebote, después de cursar el grado universitario de química y el máster de enología. Desde entonces, ha seguido de primera mano  la evolución de las mujeres en los terrenos y fuera de ellos. “Al principio era muy lento todo. Sin embargo, en los últimos años la cosa está cambiando. La regulación de la mujer está siendo mucho más rápida y se está empezando a hacer un mayor hueco en el mundo de la enología”, señala García. 

Esta mujer con inquietud por un mundo, que considera una droga, recuerda bien los inicios. “Siempre ha sido un sector muy machista. En mis primeros años como enóloga era impensable que una mujer, que no fuera dueña de la bodega, fuese la cabeza visible. No se podía permitir que no hubiese un hombre por encima”. Asimismo, en las tomas de decisiones de una bodega familiar seguía premiando la respuesta de los hombres. “Mi bodega siempre ha sido familiar. Durante muchos años estuvo gestionada por unos cuantos hermanos. Sin embargo, las actividades estaban muy marcadas por géneros”, manifiesta Iratxe Zabala, al mando de la Bodega Zabala. Además, había ciertas creencias y normas que cumplir, como la de que ninguna mujer podía estar en contacto con el vino durante su periodo de menstruación. 

Por ello, a pesar de que el cambio sigue siendo cada vez más notable, las enólogas vascas se sienten poco representadas en el Consejo Regulador. “La representación es mínima, pero la problemática es una cuestión de la sociedad en general”, manifiesta Zabala. Así pues, Garcia declara que “hay que seguir trabajando para conseguir más enólogas como cabezas visibles de las bodegas”. Por suerte, la búsqueda cada vez mayor de profesionalidad del especialista, está abriendo paso a un cambio significativo,tanto a nivel de elaboración como catadoras, aunque todavía quedan grandes pasos que dar. “En las bodegas grandes es mayormente donde se sigue notando esa falta”, expone Garcia. 

Bodegas Vascas

Euskadi cuenta con 32 bodegas en la actualidad. En Bizkaia es en la provincia en la que mayor número están ubicadas de toda la comunidad autónoma vasca. Sin embargo, la cantidad de empleados del sector es insuficiente para crear una asociación propia. Por lo tanto, todos los interesados vascos en mantenerse en contacto con el resto de profesionales del sector pertenecen a la Asociación Enólogos de Rioja. A ella pertenecen 441 socios, de las cuales, solo un tercio son mujeres. “Al principio de su fundación eran casi todo hombre y ahora ha cambiado”, señala Fernando Moreno, Vicepresidente de la Junta Directiva de la Asociación. Según Moreno, “algo de brecha sigue habiendo”, pero se niega a creer que la acción de un enólogo venga derivado por el sexo.