La nueva variante del coronavirus, ómicron, se ha colado en la Navidad vasca con una fuerza de contagio desconocida hasta ahora en la pandemia. Los ratios y datos de evolución del virus baten récords día a día y amenazan con trastocar la nueva normalidad de forma severa con la vuelta a las restricciones que la sociedad creía olvidada. Y es que ómicron, como explica a 'Crónica Vasca' el investigador Gorka Orive, doctor en Farmacia y profesor de la UPV, está dando síntomas de ser el virus más expansivo que se ha estudiado, similar al sarampión.
Orive recuerda que así lo está analizando la OMS, al recordar que el sarampión tiene un número de reproducción básico (R0) de 12-18, lo que significa que una sola persona lo transmite, de media, a entre 12 y 18. Es, hasta ahora, el virus humano más contagioso que se conoce, aunque ya hay varios expertos que sostienen que la nueva variante de la covid-19 se está acercando a esos registros. Orive insiste en que, de momento, hay que seguir analizando su evolución, ya que todavía no hay suficientes días de observación para extraer conclusiones definitivas, pero se cree que la variante ómicron puede tener un R0 entorno a 10, es decir, que un infectado puede contagiar a 10 personas.
Mucho contagio y menos daños, síntomas de remisión del virus
Según explica el investigador, esta variante del coronavirus se ha colado con una fuerza de contagio casi desconocida, aunque destaca que, de momento, la sintomatología parece menos grave en los afectados. Queda trabajo de campo por hacer, pero Orive insiste en que si efectivamente este hecho se confirma, sería una buena señal porque "cuando un virus aumenta su capacidad de contagio, pero los síntomas son menos virulentos, estaría reproduciendo la evolución de otros coronavirus que han ido remitiendo".
Sobre el aumento de contagios a pesar de la inmunidad, el doctor de la UPV, destaca que, a la luz de los primeros datos, la fuerza de contagio de ómicron se ha centrado en el 30% de la población más expuesta. Orive explica que los contagios se estarían centrando especialmente en el 10% de la población diana no vacunada, entre los menores no inmunizados y entre los vacunados que están en el porcentaje de falta de eficacia del suero inmunizador. Lo cual, señala, no quiere decir que la vacuna esté fallando, Orive insiste en que es la vía para seguir avanzando para mejorar la situación.
Pero ese porcentaje de población, junto a un episodio de frío y lluvia como el de noviembre, y el catarro común que también se ha dejado notar han podido hacer el coctel perfecto para esta nueva ola que tanto ha golpeado a Euskadi. Además, destaca, el vector de los niños ha sido clave. Esa población no vacunada ha servido de vehículo de contagio con una especial incidencia, como se ha visto en los colegios, con el número más elevado de toda la pandemia de aulas cerradas, más de 300.