"Estimados compatriotas, en el día de hoy, acabo de comunicar al jefe de Estado la celebración mañana de un Consejo de Ministros extraordinario para decretar el estado de alarma en todo nuestro país”. Así comenzaba el discurso del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el 13 de marzo de 2021. Un día que, sin saberlo, todo estaba a punto de cambiar. Horas después, ya el 14 de marzo, se decretaba en España el estado de alarma para hacer frente a la pandemia de covid-19 que por aquel entonces solo se estaba empezando a notar en el país.
En estos 24 meses, el virus no ha dejado de sorprender. Seis variantes, más de cuatro vacunas diferentes, varias declaraciones de emergencia sanitaria, medidas que se levantaban y que regresaban constantemente, y sobre todo más de 11 millones de contagios y más de 101.000 fallecidos en España. Una crisis sanitaria de una magnitud que no se podía imaginar y que nunca se olvidará. En 'Crónica Vasca' repasamos estos dos años de pandemia y de convivencia con el virus con el investigador vasco y profesor de Farmacia de la UPV, Gorka Orive.
Han pasado dos años de ese estado de alarma, ¿qué ha aprendido la sociedad en todo este tiempo?
Desde luego hemos aprendido muchísimas cosas de la pandemia y de lo que ha sido intrínsecamente el virus, la enfermedad y la transmisión. Hemos aprendido la importancia que tiene el diagnóstico preventivo y qué papel juega la ciencia en el desarrollo de tratamientos terapéuticos y de prevención como son las vacunas. Hemos aprendido que nuestro sistema sanitario no está preparado para este tipo de situaciones. Han sido dos años en los que la presión hospitalaria y también en atención primaria ha sido brutal. Un reflejo de que el sistema no es perfecto y requiere mejoras y optimización.
Hemos descubierto lo vulnerables que somos y como un virus puede paralizar el mundo. Y creo que sería bueno reflexionar, y hacerlo también sobre cómo debemos vivir en armonía con nuestro entorno, medio ambiente, la fauna y la flora, porque estos desequilibrios nos han llevado a una situación tremenda.
¿El sistema sanitario también saldrá con nuevos aprendizajes o lecciones de lo vivido?
Desearía que sí saliera con algunas lecciones aprendidas, pero eso tendremos que comprobarlo. Tenemos que ver si se han adaptado a los sistemas para abordar una nueva infección o amenaza, por ejemplo, por vías respiratorias. Nos ha costado mucho adaptarnos a las mascarillas, y en muchos aspectos no lo hemos hecho del todo bien. Entonces, habrá que ver si la insfraestructura, si el personal, si los recursos se han podido adaptar o se van a adaptar para poder estar preparados para futuras amenazas.
¿Hay que estar preparados para nuevos posibles coronavirus?
Sin ser catastróficos, y ojalá nos equivoquemos, pero pueden volver a pasar. En este siglo ya se han producido amenazas importantes en forma de epidemia y de pandemia: la covid, la gripe, la gripe aviar... tenemos que aprender a prepararnos. Y hay más amenazas como la resistencia a antibióticos o nuevos coronavirus. Y la preparación debe hacerse desde ya, con una reflexión flía, sólida, objetiva y viendo dónde se han hecho las cosas bien y donde se han hecho mal. El virus nos ha sorprendido, y lo ha hecho con especial cruceza, por ejemplo, en el caso de las residencias en las primeras oleadas, y eso no puede volver a pasar. Hay que ir mejorando y recuperando poco a poco la normalidad aunque eso no implica que todo lo que hemos aprendido estos meses se tenga que deshacer.
¿Y qué se debería hacer con las mascarillas?
Las mascarillas deben de tener un papel importante en nuestra sociedad de aquí en adelante. Quizás no de manera generalizada, pero sí deberiamos seguir usándola en aquellos espacios cuando el riesgo de transmisión por enfermedades respiratorias infecciosas sea elevado como en los centros médicos, sanitarios, urgencias... O en determinados periodos del año cuando hay más prevalencia de este tipo de enfermedades com ola gripe. También en espacios cerrados como transporte. Todo eso puede ayudar a reducir infecciones y contagios.
En el punto concreto en el que nos encontramos de la pandemia, ¿Todavía puede haber pie a nuevas variantes o nuevas olas o ya estamos diciendo adiós a la covid-19?
Esa es la pregunta del millón de dólares. Si esta pregunta me la haces en noviembre, te diría que a priori quizás pueda pasar. Y mira lo que pasó después con Ómicron. Yo nunca trato de predecir el futuro, pero la tendencia con las vacunas nos dice que todo esto debe ir aminorando. Aún así, hay que seguir monitorizando todo y ver como evolucionan los casos para evitar futuros riesgos. Pero ahora es un momento fundamental para desarrollar actividades dirigidas al sistema de salud, a la vigilancia, a la adaptación... Todas esas lecciones aprendidas, tanto positivias como negativas.
¿Habrá que mantener una vacunación constante?
Todavía hay que estudiarlo. A priori no parece que vaya a ser necesario una cuarta dosis pero habría que ver si quizás sí lo necesitan ciertos colectivos concretos. Pero volvemos a la incertidumbre porque no sabemos muy bien hasta que punto este virus va a seguir siendo una amenaza real. Aunque va a convivir con nosotros, logicamente la gente va a dejar de estar alerta y habrá que ir viendo a lo largo del año.
'Incertidumbre' ha sido una de las palabras que nos ha acompañado durante toda la pandemia.
Desde luego, sobre todo al principio. Había incertidumbre, miedo, dolor... Pero también ha habido certidumbre en algunos aspectos, ha habido ilusión por ver cómo la ciencia ha sido capaz de desarrollar alternativas tanto en forma de medicamentos como en forma de vacunas. También ha habido realismo de ver como los países prefieren poner cuartas dosis mientras hay otros que apenas han recibido la primera.
¿Se va a olvidar pronto todo esto que ha pasado o quedará un poso importante a nivel social?
Esto que ha pasado no se puede olvidar. Otra cosa es que hagamos nuestro día a día sin tener todo el rato en mente la situación, pero evidentemente el peso existe y existirá. Sobre todo cuando hay una parte muy importante de la enfermedad, como es la covid persistente que aún afecta a miles de personas. Y son un reflejo presente del problema que ha habido. Otra cuestión que también me preocupa mucho es la salud mental. En este tiempo hemos experimentado un crecimiento muy importante de estos problemas de salud. Han sido dos años muy duros de ausencia de interacción social, de pérdidas muy dolorosas y cercanas, pero la humanidad siempre tira para adelante. Y hay que acerlo preparados y con los recursos para futuras amenazas.