Hace unos días, Steilas convocó a la prensa para presentar las conclusiones más relevante de un extensísimo estudio realizado por el sindicato sobre la segregación escolar que se vive en Vitoria-Gasteiz. El documento, de 121 páginas y coordinado por el sociólogo César Manzanos, dejaba como gran conclusión que hay centros públicos en la capital alavesa en los que el porcentaje de población migrante llega en Secundaria hasta el 83,8% de la población. Sin embargo, el amplio trabajo de investigación, con 543 estudiantes de 4º de la ESO encuestados, que deja una extensa serie de detalles desgranados a lo largo de sus 121 páginas que ponen de relieve el estado de guetificación al que es sometido el alumnado inmigrante en Vitoria, "facilmente extrapolables al resto de la comunidad autónoma" según Steilas.
Detalles que ponen en entredicho mitos y estados de opinión que llevan años distribuyendo distintas facciones políticas. Por ejemplo, frente al marco de crisis migratoria que postula Vox, son más los padres extranjeros de los alumnos de la escuela pública que llevan más de 15 años en Vitoria que los que han llegado desde 2007: un 23,2% frente a un 14,7%. Lo que sí suelen sufrir las familias migrantes es una mayor desestructuración que quienes no han venido a Vitoria-Gasteiz desde otros países: hay el doble de matrimonios separados entre los migrantes y también se multiplica por dos las situaciones fuera de la convivencia de la unidad familiar o la separación. Los estudiantes extranjeros también experimentan en la capital alavesa más dificultades para ser apoyados en su aprendizaje por sus padres, con menos cualificación laboral y, en muchos casos, con una barrera lingüística.
A este respecto, un experto consultado por el sindicato señala en el informe que no son las instituciones quienes están ayudando a salvar las dificultades idiomáticas, sino que está siendo "asociaciones barriales u ONG" las que están poniendo en marcha "de modo puntual clases de castellano o euskera para madres y padres de familias migrates" que no tienen ninguna continuidad garantizada si desaparecen las subvenciones al sector social que oferta esa formación. Algo que tiene consecuencias en el rendimiento académico: los alumnos migrantes duplican las cifras de cursos repetidos o asignaturas pendientes con respecto al alumnado de familia vitoriana. Dos tercios de ellos, de hecho, viven condiciones de precariedad económica en casa y un 18% de sus familias reciben ayudas de los servicios sociales.
Los alumnos apenas usan el euskera fuera de clase
El desarraigo entre el alumnado migrante de Vitoria es desolador: más de la mitad de los estudiantes se sienten exclusivamente extranjeros, de ningún lugar o no se identifican cuando se les pregunta por su identificación nacional. Entre los que sí sienten vinculación a España o a Euskadi, en cualquier caso, hay más sentimiento español que vasco. Fuera de las identificaciones sin vinculación a España o Euskadi predominan entre el alumnado migrante la sensación de ser españoles y de otro país, con un 15,1%. En el caso de su identificación como gasteiztarras, sucede lo mismo: el 44,7% no se siente de Vitoria, un 22,6% sí, otro 22,6% percibe su ciudadanía como vitoriana pero de una forma distinta a quienes tienen familia originaria de aquí y hay un 9,4% de los alumnos migrantes que directamente no contestan a esta pregunta.
Pese a que en el conjunto de la escuela pública de Vitoria, el 42,5% del alumnado usa el euskera en clase, el alumnado tanto de familia vitoriana como migrante aparca esa lengua en el colegio o la ikastola. Solo un 1,5% de los alumnos siguen usando el euskera con sus amigos y apenas el 4,5% usa el idioma en casa. Entre los migrantes el uso del euskera se desploma todavía más, con un 0,6% usándolo en casa y un 1,3% con sus amigos; si bien es cierto que el uso del castellano también es más bajo en casa y con sus amigos que entre quienes son de familia vitoriana.
El bajo uso del euskera, en cualquier caso, no es una tendencia exclusiva de la escuela. Los jóvenes, por ejemplo, tampoco emplean el euskera para sacarse el carnet de conducir: apenas el 1,5% de los exámenes se realizan en esa lengua pese a los programas de incentivos que tienen puestos en marcha muchos ayuntamientos.
Rechazo en la calle y episodios de discriminación en las aulas
El documento de Steilas también refleja la sensación de rechazo que notan los alumnos migrantes y también la prudencia con la que hablan de la cuestión. Cuando se les pregunta si han vivido episodios de discriminación en el colegio, el 47,8% de los alumnos encuestados -migrantes y no migrantes- se calla. La mitad no quiere decir nada, un 21,9% dice que sí ha sido testigo de episodios discriminatorios en clase y un 30,3% afirma que no. Al hilo de esto, uno de los expertos con los que contactan los autores del estudio señala que "en muchas ocasiones, el alumnado de origen migrante que convive con dos contextos o pertenece a varias identidades culturales, la de llegada y la de origen, tiende a ocultar sus raíces o pertenencia a la cultura de origen como mecanismo de integración en la escuela, porque perciben que esta característica es, en lugar de una riqueza cultural, entendida como negativa en su entorno escolar".
A pesar de todo ello, el 70% dicen no percibir discrimanción en su centro educativo; si bien en la calle un 40% percibe que las familias vitorianas no quieren que sus hijos se mezclen con alumnos migrantes y un 60% cree, de hecho, que al alumnado migrante se le concentra en algunos institutos. Pese a que muchos no contestan cuando se les preguntan por episodios de discriminación, quienes los relatan dejan episodios duros. Steilas publica una serie de hechos discriminatorios que relatan los propios alumnos: la mayoría racistas, pero no todos, también se documentan episodios de homofobia o gordofobia. Entre ellos, frases como estas:
- "No soy negra, pero como tengo acento colombiano me llaman panchita"
- "He oído como me llamaban puto moro para hacerme daño. No era de broma"
- "A una amiga mía (china) le llamaron puta china. Y con la COVID a tres compañeros chinos de clase les arrinconaron"
- "Hace tres años un profesor insultó a un compañero de clase solo por ser negro. Le dijo: 'Tú eres negro y un simio también'. También en repetidas ocasiones le faltó al respeto a una compañera árabe"
- "A una persona, por ser negra y llevar pantalones dorados, le dijeron mira, mira, una negra brillante y se rieron de ella"
- "Vi cómo le acosaban a un chico. Le llamaban gay y le tuvieron que cambiar de instituto"
- "En este instituto y en el anterior me hacían bullying por ser más gordita y tener el tono de piel más oscura que los demás"
- "Oigo todos los días estos comentarios, los migrantes vienen a quitarnos el trabajo, los negros huelen mal y llamar china a alguien asiático y no por su nombre"
Más de la mitad de los estudiantes encuestados consideran que en Vitoria hay desconfianza hacia los migrantes y un 25% hasta ve agresividad. Según los autores del estudio, las altas concentraciones de migrantes en algunos institutos, donde se llega hasta el 83,8% no se explica ni siquiera con la concentración de población migrante en algunos barrios de la capital alavesa. "Los barrios que concentran mayor número de vecinos de origen migrante como por ejemplo Coronación o Casco Viejo no se asoman ni de cerca a los datos de concentración de población migrante en determinados institutos que superan el 80%. El propio Gobierno Vasco recomienda que el porcentaje de alumnado de origen extranjero no supere el 30%. Esta realidad, es decir, la no correspondencia de la segregación en centros escolares con el índice de población migrante en los barrios, es extrapolable a la inmensa mayoría de la Comunidad Autónoma Vasca", concluye el trabajo.