El rey Felipe VI, que este domingo ha presidido en Ermua el homenaje de Estado a Miguel Ángel Blanco y el resto de víctimas del terrorismo, ha hecho un llamamiento a la unidad y ha reivindicado el espíritu de Ermua para recordar "el valor de la paz, la vida, la libertad y la democracia".



"El espíritu de Ermua es la victoria de la conciencia colectiva de todo nuestro pueblo; es la victoria de la dignidad y de la moral frente al miedo y al terror; es ejemplo, en fin, de nuestra fortaleza", ha afirmado el monarca, quien ha remarcado: "Que la unidad nos convoque en torno a nuestra historia reciente". A su vez, ha instado a todos a seguir "perseverando para que lo vivido no caiga en el olvido; para que la unidad nos convoque en torno a nuestra historia reciente, y para que el espíritu de Ermua nos recuerde, cada día, el valor de la paz, de la vida, de la libertad y de la democracia".



El rey ha instado a defender, "como un deber permanente", los derechos de los que fueron privados Miguel Ángel Blanco y todas las víctimas del terrorismo: "la vida, la libertad, la dignidad". El monarca, cuyo discurso ha sido precedido por las intervenciones del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el lehendakari, Iñigo Urkullu, ha dicho que España no se puede permitir que haya generaciones "que ignoren lo que pasó en esos dolorosos días" del secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco, "que no sepan cómo y por qué unió" la conciencia colectiva y sirvió para "asentar" la convivencia.



Felipe VI, que ha recordado que él tenía entonces 29 años, los mismos que Miguel Ángel Blanco cuando fue asesinado, ha dicho que "Ermua ─su espíritu─, fue uno de los momentos más relevantes que marcaron para ETA el camino hacia su final". 

Felipe VI durante su visita al País Vasco para tomar parte en el homenaje a Miguel Ángel Blanco.

El lazo azul, símbolo de la lucha

El lazo azul fue símbolo "de la lucha por la libertad, de la unidad de los demócratas ante las amenazas". Un color que "expresaba mucho más que un compromiso individual. Era un símbolo colectivo de humanidad, de enorme valentía, de condena y de apelación a una responsabilidad compartida", ha destacado.



Felipe VI se ha referido al "silencio atronador" vivido en innumerables manifestaciones en toda España durante aquellos días, que "transmitió mucho más de lo que ninguna persona hubiese podido decir en momentos tan terribles".