Hay toda una nueva generación que ha crecido, y crece, sin saber lo que ha sido la historia del terrorismo de ETA. Un estudio realizado por el GAD tres en 2020, previo a la emisión de la docuserie de Amazon 'El Desafío: ETA', revelaba que el 60% de los jóvenes no sabe quién fue Miguel Ángel Blanco y que el 68% de los menores de 35 años no ha estudiado sobre ETA en el colegio o en la universidad.
Precisamente, ahora se cumplen 25 años del secuestro y posterior asesinato del concejal de Ermua y las instituciones se han vuelvo a reunir en este pueblo para recordar su memoria y la de todas las víctimas del terrorismo. Miguel Ángel Blanco tenía 29 años cuando la banda terrorista terminaba con su vida. Ahora, un cuarto de siglo después, jóvenes de su mismo pueblo poco saben de su persona o de lo que ocurrió aquel mes de julio de 1997.
“No sabemos lo que es el espíritu de Ermua” asegura un joven vecino del pueblo. Y todo el grupo que está con él lo secunda. “Lo poco que sabemos de Migue Ángel es por nuestra familias, en el colegio nunca nos han hablado de él”, explica este grupo de chicos y chicas de entre 15 y 17 años. “Nos cuentan que era uno más del pueblo, que lo conocía todo el mundo y que hubo grandes manifestaciones”, explican estos jóvenes que preguntados por el ‘Espíritu de Ermua’ aseguran que no saben lo que es, solo a alguno le “suena”.
"Las ideologías de ETA eran buenas, pero no fueron las maneras"
No les han hablado nada de ETA en las aulas, pero ellos tampoco quieren saber. “No sabemos casi nada y tampoco queremos que nos expliquen, no echamos en falta que nos lo cuenten porque tampoco nos genera interés”, esos son los comentarios que más suenan y solo se diferencia algún tímido “pues yo sí que quiero saber”. Dentro de lo poco que conocen: “Las ideologías de ETA eran buenas pero no fueron las maneras ni las formas de hacerlo. Todo se les torció cuando empezaron a matar. Lo que querían conseguir estaba bien”.
Han pasado diez años desde que ETA hizo público el final de su actividad armada, y hay toda una generación que vivió aquel momento sin comprender realmente lo importante de aquel hito y que creció con la memoria y lejos de las balas. Cuando la violencia desaparece y se da paso a la paz, queda en manos de la educación y del relato el transmitir al futuro lo que ocurrió en el pasado. El problema llega cuando esta transmisión no se completa con el éxito deseado. Justo lo que los datos demuestran y los propios testimonios de los jóvenes de esas nuevas generaciones.