Un migrante, trabajando en la construccin. /EFE

Un migrante, trabajando en la construccin. /EFE

Sociedad

El 36% de los migrantes residentes en Euskadi se han sentido rechazados

El 41 % de la población vasca no se muestra favorable a que las personas provenientes de otras culturas vistan según sus costumbres

13 diciembre, 2022 14:02

Un 36 % de los extranjeros residentes en Euskadi se han sentido rechazados por su cultura o por su religión a pesar de que ha mejorado la convivencia entre personas de diferentes orígenes, según revela el último Sociómetro del Gobierno Vasco.

Este estudio, efectuado entre el 20 y el 29 de octubre mediante 1.314 entrevistas telefónicas, pone también de manifiesto que los vascos prefieren mayoritariamente vivir en una sociedad diversa, con personas de diferentes culturas, creencias, orientaciones sexuales o identidades de género. Pese a ello, un 13 % de la población reconoce haberse sentido rechazada alguna o muchas veces por su cultura o religión en Euskadi, porcentaje que alcanza el 36 % entre las personas nacidas en el extranjero.

Destaca que el 41 % de la población vasca no se muestra favorable a que las personas provenientes de otras culturas vistan según sus costumbres: un 18 % no están "ni acuerdo ni en desacuerdo", el 19 % en desacuerdo y un 4 % "muy" en desacuerdo.
 

Buen clima de convivencia

Los encuestados dan 6,6 puntos sobre 10 al clima de convivencia entre la población nacida en Euskadi y la extranjera en sus municipios o barrios, nota que ha aumentado tres décimas desde 2018. Asimismo, la puntuación de la convivencia entre personas de culturas diferentes también ha mejorado, ya que se puntúa en un 6,4 cuando en 2017 era de 5,9.

La gran mayoría de la población opina que para lograr una mejor convivencia es necesario un esfuerzo compartido tanto de las personas inmigrantes como de las autóctonas. Y es que el 79 % prefiere vivir en una sociedad diversa, aunque conforme se avanza en edad ese porcentaje disminuye ligeramente.

En torno a la mitad de la población tiene relaciones frecuentes con personas diferentes, tanto en cuanto a sus opiniones políticas (57 %), como a su orientación sexual (51 %), nivel socioeconómico (47 %), o culturas y religiones (44 %).

Entre los principales problemas de convivencia se citan los relacionados con las desigualdades sociales y problemas económicos (30 %), el racismo, la falta de integración de las personas inmigrantes y las diferencias culturales (24 %), los relacionados con conflictos políticos y diferencias ideológicas (22 %) y los vinculados a la falta de respeto, tolerancia o civismo, individualismo, egoísmo, etcétera (22 %).

La mayoría (52 %) cree además que el tipo de discriminación más extendido en Euskadi es el causado por el origen étnico o por ser inmigrante, seguido de la discriminación por el color de la piel (38 %), por la orientación sexual (34 %), por género (34 %), por religión o creencias religiosas (30 %), por discapacidad (28 %) y por último, por edad (23 %). El pasado año 2021 este medio ya informaba de que los delitos de odio, racistas y xenófobos se encontraban al alza tras aumentar en un 7% en Euskadi.

Libertad para hablar de política


Otro de los aspectos destacados del estudio es que aumenta el sentimiento de libertad para hablar de política con todo el mundo. Actualmente un 50 % dice sentirse libre para hacerlo (hace 4 años era un 41 %), mientras que un 37 % solo se siente libre para hablar con ciertas personas, y un 11 % con casi nadie.

Sin embargo, ha bajado ligeramente puntuación sobre la convivencia entre personas de ideas políticas diferentes, actualmente es de 6 puntos sobre 10 y en 2017 era de 6,2.

También destaca que tras décadas en las que Euskadi ha vivido una situación de violencia terrorista, el 56 % cree que es posible lograr la paz definitiva pero un 40 % sigue pensando que ese conflicto permanecerá en el futuro. Sobre las actuaciones que llevan a cabo las instituciones para la memoria de las víctimas de la violencia de motivación política, un 60 % considera que favorecen la convivencia, frente a un 33 % que opina que para una buena convivencia es preferible no remover el pasado.

Esta situación abre el debate sobre cómo deben afrontarse desde las instituciones  los retos en materia de integración e igualdad.