El consumo de fentanilo, un potente opiáceo sintético 50 veces más fuerte que la heroína y 100 veces más que la morfina, mantiene en alerta a las autoridades sanitarias en Europa. Pero su estricto control explica que en Euskadi no se haya constatado, de momento, ningún caso relacionado con su uso ilegal.
La utilización fraudulenta de este fármaco, que produce un efecto analgésico y anestésico y está indicado para tratar a pacientes que sufren dolor crónico y severo, ha provocado una auténtica epidemia en Estados Unidos, donde la denominada "droga zombi" deja imágenes devastadoras con miles de muertos por sobredosis.
El infierno se ha apoderado de barrios enteros como Kensington, en Filadelfia, donde los estragos causados por esta droga letal, peligrosísima y muy barata -se comercializa en polvos o tabletas por entre tres y cinco dólares- deja un panorama apocalíptico en sus calles, donde los adictos deambulan encorvados y se hacinan en el suelo.
El control que existe sobre estos medicamentos en Europa y, en concreto, en Euskadi, explica que los departamentos vascos de Salud y Seguridad no hayan constatado ningún caso de uso ilícito de esta droga potencialmente mortal si se administra sin control médico.
La Asociación de Afectados por la Droga, con sede en el País Vasco, tampoco ha atendido "ningún caso" relacionado con el fentanilo, según ha confirmado a EFE su presidente, Rodolfo Maceiras.
Maceiras reconoce que las noticias provenientes de Estados Unidos son "preocupantes", aunque considera que el recorrido es "totalmente diferente", ya que en Europa existen mecanismos mucho más estrictos para controlar el uso médico de un fármaco que, bajo prescripción médica, es administrado a través de parches, comprimidos, inyecciones o pulverizadores nasales.
En Euskadi, el uso del fentanilo transmucosa de liberación inmediata prácticamente se duplicó entre 2014 y 2020 al pasar de 21.593 envases en 2014 a superar los 40.000 en 2020, según datos publicados por el grupo de trabajo de análisis del consumo farmacéutico del Departamento de Salud.
Este consumo, que se constató que era un 10% superior en mujeres que en hombres, supuso en 2020 un importe total de más de 6,7 millones de euros, según la misma fuente.
Estas cifras nada tienen que ver con las que se manejan en países como Estados Unidos, donde la ausencia de un sistema público de salud dificulta el control coordinado de la prescripción de medicamentos y facilita, por tanto, el acceso a fármacos con potencial de adicción.
En el caso de toda España, la Policía Nacional ha informado esta misma semana de la detención en Navarra de una mujer de 38 años por falsificar 240 recetas médicas con las que habría conseguido 10.230 pastillas de un medicamento que contiene fentanilo y que, según las investigaciones, no estaban destinadas a la venta sino a su consumo.
Sus nombres en el mercado
Este opiáceo, que en el mercado negro se conoce como "Apache", "Goodfella" o "Dance Fever" y se puede ingerir, inahlar o inyectar, suele mezclarse además en los laboratorios ilegales con otras drogas como la heroína, la cocaína, la metanfetamienta y el MDMA.
La gravedad de este problema de salud pública está lejos de cruzar el charco ya que, según el informe anual divulgado por el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías, los nuevos opioides sintéticos, como los derivados del fentanilo, tienen actualmente un papel "relativamente pequeño" en el panorama europeo.
No obstante, el mismo documento alerta de que este "grupo de sustancias representa una amenaza" y de que "podría tener una repercusión más significativa en la salud y la seguridad europeas en el futuro.