Problemas como la inflación, el aumento de los precios y el desempleo lideran las preocupaciones de la población vasca, según las últimas publicaciones del Gobierno vasco. Por lo tanto, y a pesar de algunas opiniones generalizadas, la inmigración no es percibida como un problema significativo por los vascos. De hecho, solo el 1,7% de la sociedad lo ve como un problema personal, y únicamente un 4,7% lo considera un problema para Euskadi. Si bien estos datos son positivos, según el último estudio sobre Percepciones y actitudes hacia la población de origen extranjero, la tolerancia de los vascos hacia la inmigración ha bajado en el último año. Además, seis de cada diez vascos ve como un problema para la seguridad la llegada de menores acompañados.
Las inmigraciones crecieron en Euskadi el año pasado más de un 50% hasta situarse cerca de las 60.000. En 2022 hubo 59.194 inmigraciones frente a las 39.427 de 2021, lo que supone un aumento del 50,1%. Cifras que dejan un saldo migratorio positivo, saldo que crece exponencialmente a lo largo de los años. Bajo este contexto, un 34,3% de la población vasca es partidaria de no poner ningún obstáculo legal a la entrada de inmigrantes. Por su parte, otro 61,6% permitiría la entrada, pero con condiciones: o porque poseen un contrato de trabajo, un 44,5% o porque cumplen otros requisitos legales. Por su parte, solo el 1,2% de la población prohibiría por completo la entrada a personas inmigrantes.
Respecto a aquellos inmigrantes que llegan a Euskadi en situación irregular, casi la mitad de los vascos opina que se deberían regularizar únicamente a aquellas personas con un contrato de trabajo, mientras que otro tercio de la sociedad, un 34%, es partidaria de otorgar permisos de residencia a todas las personas inmigrantes en situación irregular, independientemente de su situación laboral.
Porcentajes similares a los de la opinión de los vascos sobre las personas que piden asilo o refugio: un 37% está a favor de estas personas sin restricciones, el 39,8% de la sociedad está a favor de la acogida siempre y cuando se compruebe que estas personas están siendo realmente perseguidas, mientras que otro 15,9% apuesta por una acogida basada en cuotas. Y es que según la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, 118.842 personas solicitaron asilo en 2022 en España, convirtiéndose de nuevo en el tercer país europeo con más peticiones, solo por detrás de Alemania y Francia. De ellas, 4.086 lo hicieron en Euskadi.
Apuesta por la atención a los menores no acompañados
La mayoría de la población vasca considera que las administraciones vascas deben atender a las personas extranjeras menores de edad sin acompañamiento familiar, pero con matices: un 40,3% sostiene que hay que atenderlas hasta un cupo, mientras que otro 30,4% es partidario de proporcionarles pisos o residencias tuteladas. Otro 23% considera que habría que devolverlas a su país de origen.
Estas opiniones han cambiado en el último año, ya que aunque la mayoría de la sociedad vasca se muestra a favor de la atención -siete de cada diez- esta cifra desciende y, por el contrario, aumenta el número de quienes opinan que habría que devolver a estas personas a su país de origen -10,2 puntos-.
Además, si bien el 82% de los vascos considera que estos tienen muchos más problemas para acceder al mercado laboral que la población autóctona y un 78% cree que desde las instituciones se debería de hacer un esfuerzo, bien para facilitar su integración; seis de cada diez personas creen que la llegada de menores y jóvenes sin referentes familiares va a afectar negativamente a la seguridad ciudadana.