Los pintxos son el símbolo de la ciudad de Bilbao, ya que no pueden faltar en las barras de cada establecimiento. No son los clientes los únicos en premiar su calidad, el sabor y su presentación. También se ha dado cuenta de ello Repsol. Por ello, la Guía Repsol, que se dedica a recomendar los mejores lugares para comer, ha premiado a diez bares bilbaínos con Soletes.
Desde entonces, 257 establecimientos vascos figuran en el listado que recoge 3.600 direcciones locales en toda España. En esta edición han sido 22 los bares o restaurantes que han sido premiados en Euskadi de los 350 que han logrado el Solete. Bizkaia es la provincia que más ha obtenido y todos se concentran en su capital.
La Mula de Moscú: ideal para cócteles
La Mula de Moscú, en la calle Alameda de Recalde, 15, es uno de los locales que ha conseguido el reconocimiento. Se dedica a preparar con mucho mimo, y por nueve euros, las mejores creaciones de autor de la ciudad desde hace años, como Hattori Sour, Guggengeim, Colada Ahumada o Todo al Rojo.
La originalidad también la llevan al plato con sus tacos de carrillera con salsa de tomatillo verde y mayonesa de, croquetas caseras de setas y jamón, nachos con queso ricotta, guacamole y salsa tomateña; y kiko nuggets con salsa de miel, curry y mostaza, entre otros. Todo ello en un ambiente acompañado de luces de neón y muebles de diseño. Un proyecto reconocido entre las 36 mejores coctelerías de España.
Otros dos bares premiados
No hay bilbaíno que no conozca el tradicional bar de El Globo, en la calle Diputación, 8, destacado por sus vitrinas llenas de pintxos gratinados y por encontrarse lleno de clientes los fines de semana.
No es de extrañar que se haya llevado el segundo premio Solete de la Guía Repsol, ya que este bar ofrece uno de los mejores bocados en miniatura de la villa: el cremoso de tortilla trufada. El de Txangurro y el de bacalao gratinado son sus otras dos joyas.
El Eme, de la calle General Concha, 5, es el tercer premiado. Otro de los de toda la vida. Y es que sus sándwiches, sus Triángulos Eme, nunca han pasado desapercibidos en la villa. Son sencillos, porque no cuentan con muchos ingredientes (pan artesano, la famosa salsa secreta con toque picante, jamón york, lechuga y mayonesa casera), pero lo que los hace únicos es su sabor inimitable. El local lleva vendiendo sus famosos sándwiches desde que su dueño, Emeterio, abrió el local en 1950.
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