El Caserío Astiñene forma parte de la historia de la ciudad de San Sebastián y de la vida de muchos residentes del barrio de Egia. Su indiscutible belleza y su historia lo hacen tener un valor arquitectónico incalculable por la protección de la fachada, particularmente estricta por los recercos de sillería y entramados de madera que tienen la consideración de elementos permanentes. Construido entre los años 1600 y 1650, este inmueble se muestra a día de hoy en su peor estado, en absoluto deterioro y desde el pasado mes de octubre con la cubierta desplomada, una situación que urge una reacción rápida para evitar su desaparición definitiva.
La Asociación Ancora es una de las entidades que más de cerca está siguiendo su involución. Su actividad se centra en la investigación, la difusión y denuncia de las amenazas que se ciernen sobre los edificios y objetos histórico-artísticos como consecuencia del desconocimiento, las tensiones especulativas o el desinterés de la Administración.
En el caso del caserío, nada más saber conocer esta situación, Ancora reclama al Ayuntamiento de Donostia una rehabilitación que, hasta la fecha, no llega. "Hay muchos donostiarras que lamentan esta situación, se trata de uno de los pocos inmuebles anteriores al año 1813 que se conservan en la ciudad. Eneko Goia debería ejecutar subsidiariamente las obras para evitar la desaparición de este bien protegido, propiedad de una sociedad mercantil", dicen para Crónica Vasca.
El caserío perteneció a los Condes de Torrealta a principios del siglo XIX y también fue empleado como fábrica de sidra
Reclaman que un elemento protegido por el Plan Especial de la Protección del Patrimonio Urbanístico y Construido (PEPPUC) se conserve y continúe intacto. Es un edificio "histórico" que perteneció a "los Condes de Torrealta a principios del siglo XIX". Antes de su llegada, el caserío fue empleado como una pequeña fábrica de sidra, ya que aún conserva "elementos propios del lagar como es la viga o tolar para el prensado de la manzana". Más tarde, el inmueble fue quemado durante la primera guerra carlista, pero se reforzó poco después y, además, se mantuvo la estructura original de tres pórticos.
En manos de la justicia
El caserío, de 11 metros de altura, sufrió el desplome de su cubierta el pasado mes de octubre y su aspecto interior podría empeorar con el paso de las fechas, especialmente en estos próximos meses de invierno. "Si en algún momento nieva todo lo que hay dentro podría verse muy afectado, es importante que desde el Ayuntamiento encuentren la solución para que la ciudad no pierda un edificio con tanta historia", dicen desde la Asociación Ancora haciendo referencia a las palabras que trató Eneko Goia semanas antes a las últimas elecciones municipales de mayo. Goia, del EAJ-PNV, se comprometió a "adquirir Astiñene, rehabilitarlo y sacar a concurso de explotación para así convertirlo en un punto de referencia en el paseo fluvial del río Urumea".
Desde el Ayuntamiento buscan adquirirlo desde hace unos años, pero los propietarios se niegan a repararlo
Al tratarse de una sociedad mercantil, desde el Ayuntamiento de Donostia buscan adquirir el caserío Astiñene para darle una segunda vida, pero por ahora los propietarios se niegan a repararlo. Los tribunales, además, les dieron la razón, aunque el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) ha presionado a los propietarios de arreglar el inmueble. Por ahora, sin éxito. Una decisión que perjudica gravemente a un patrimonio cultural que, en pleno invierno, podría verse más afectado y deteriorarse aún más hasta derrumbarse y no quedar en pie.