A Euskadi, conocido por sus hermosos paisajes montañosos, su costa, sus pueblos pesqueros, su rica historia y su fuerte identidad cultural vasca, lo acompaña un inigualable País Vasco francés (que componen tres provincias, como Labort, Baja Navarra y Sola) con infinitos secretos únicos.

Una región conocida por sus preciosas playas, montañas y colinas, así como por sus pintorescos y curiosos pueblos costeros. Estos incluyen una arquitectura única que refleja la influencia vasca y francesa. Se trata de un lugar fascinante que une la belleza natural, la cultura vasca y la influencia francesa y forma un destino único y encantador para los visitantes.

San Juan de Luz: el pueblo costero más bonito 

San Juan de Luz, a una hora y media en coche de Euskadi, es un icono del País Vasco francés, un must para todo explorador y una de las zonas más visitadas de Iparralde. Y es que su playa, el puerto, el paseo lleno de coloridas casitas y el casco urbano son clave para conquistar a los turistas. 

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El centro urbano, donde se funde el mar, las montañas y un puerto pesquero, y cuenta con una zona costera única, es ideal para transportarse al pasado que vivieron Luis XIV y la infanta María Teresa, según la web de Turismo Vasco. Invita a cualquiera a disfrutar de la belleza natural y descubrir su historia. 

San Juan de Luz. Mackedwars Flickr

En este lugar con más de 19 kilómetros cuadrados de longitud se podrá observar una gran cantidad de atractivos turísticos, como la Grande Plage, una preciosa y enorme playa cerca del núcleo de la villa, de las más demandadas durante el verano; el paseo marítimo que se halla de forma paralela a la playa (conocido como el paseo Jacques Thibaud) y que permite disfrutar de la encantadora arquitectura, del puerto pesquero y Santa Bárbara (encontrada en lo alto de la localidad y desde donde se ve todo San Juan de Luz); la iglesia de San Juan Bautista o Saint Jean Baptista, toda una seña de identidad con tres pisos de galerías y famosa a nivel mundial porque en este lugar es donde se celebró la boda de la infanta María Teresa y Luis XIV.

No hay que olvidar el Trinquete Bordatxo, un curioso frontón cerrado encantador que se ubica en la carretera que se dirige hasta Bidart. Tampoco la casa de Luis XIV (Lohobiague-Enea o Maison Louis XIV), que se halla en la Plaza Luis XIV y cerca del ayuntamiento. Una vivienda del año 1643 construida "por uno de los armadores más exitosos de San Juan de Luz".

La casa de la infanta también esconde mucha historia, pues la infanta visitó la comuna francesa en 1660 con la intención de casarse con Luis XIV y, para ello, se hospedó en la casa del famoso clérigo Joannes Haraneder y el edificio se quedó con el nombre de Joanoenia. Este edificio de color rosa se sitúa en el puerto pesquero y todavía alberga la habitación de la infanta y "un increíble salón del siglo XVII". Por último, el turista podrá pasear por la calle Gambetta, una de las "arterias" de la comuna llena de tiendas y mercados. Así como el mercado de Les Halles, un espacio donde comprar productos locales de calidad a muy buen precio.